vitoria. La capital alavesa no es un planeta, pero tiene su propio Anillo: una envoltura verde de 583 hectáreas, que comenzó a cuidar a comienzos de los noventa con un ambicioso proyecto de recuperación y de la que ya ni quiere ni puede separarse. El 64% de los vitorianos es usuario frecuente de la corona natural de la ciudad, una cifra muy alta que además sigue creciendo debido al continuo aumento de la población en Salburua. El barrio respira a orillas de los humedales, uno de los seis parques que componen esta área periurbana, y ese enorme atractivo es el que ha hecho que la mayoría de los 6.166 vecinos que residen allí hayan empezado a convertir en una agradable rutina los paseos por este entorno.

La constatación procede del propio Centro de Estudios Ambientales del Ayuntamiento, responsable de las labores de conservación y mantenimiento del Anillo Verde. Según explica uno de sus técnicos, Luis Lobo, la cercanía del barrio de Salburua al verde periurbano de Vitoria y su crecimiento continuo han apuntalado los humedales como el espacio protagonista en la ciudad para el paseo, el ocio y el disfrute. De hecho, está seguro de que el aumento de afluencia de visitantes se debe "más a este factor que a Ataria", el centro de interpretación de la naturaleza que abrió sus puertas a mediados del año en la entrada al parque, junto al Buesa Arena, y que desde entonces ha funcionado con éxito.

Ahora bien, ¿los humedales de Salburua podrían ponerse en peligro, desde el punto de vista de la conservación, si sigue creciendo el número de visitantes? Lobo subraya que, por ahora, no. De hecho, según explica, tanto en este parque como en el resto del Anillo Verde "el uso público es muy importante, su seguro de vida, ya que el tránsito evita o reduce la posibilidad de chabolismo y vertederos ilegales, unos problemas que suelen producirse en aquellos espacios que ni son campo ni ciudad".

Además, Vitoria ha definido los itinerarios por el Anillo Verde de tal manera que los caminantes "no se adentren en las zonas más privilegiadas o delicadas" y la naturaleza pueda seguir su curso sin contratiempos. Los humedales de Salburua son el mejor ejemplo. Según explica Lobo, los itinerarios circunvalan la zona sin penetrar en el corazón de las lagunas, así que muchas especies han elegido el epicentro para criar. "Y las que que se alejan y se topan con el ser humano se muestran muy díscolas, a pesar de que haya tanta afluencia de gente. No se han acostumbrado", agradece el técnico del Centro de Estudios Ambientales.

Por todo ello, la posibilidad de que pudieran restringirse las visitas para preservar el Anillo Verde, al estilo del parque de Covadonga, no entra ni por asomo en los planes del Ayuntamiento. Quienes quieran podrán visitar libremente los seis parques; eso sí, respetando los itinerarios. "Siempre hay algún excursionista que se sale de la ruta marcada para coger caracoles o ir a la aventura, y eso es precisamente lo que hay que evitar", recomienda Lobo.