- El comisario Christophe Molmy dirigió el asalto policial a la sala Bataclan el 13 de noviembre de 2015 y por un tiempo le persiguieron “las imágenes de muertos en el suelo”. Lo superó pensando en las vidas salvadas, asegura a EFE.

La noche del 13 de noviembre de 2015 su teléfono sonó por primera vez a las 21:47 horas. Le informaron de unos tiroteos en París y una explosión en Saint-Denis. Un poco más tarde comenzó la operación de rescate en el Bataclán. Allí se habían pertrechado tres terroristas que estaban disparando indiscriminadamente a los espectadores del concierto de Eagles of Death Metal.

Cuando la unidad de élite de Molmy se preparaba a actuar, uno de los tres terroristas ya había muerto gracias a la intervención de dos agentes que consiguieron entrar los primeros.

Había que actuar y rápido. Decidió, con el visto bueno del prefecto (delegado del Gobierno), entrar. Era mejor arriesgarse que “esperar a que los dos yihadistas se explotasen y matasen a los rehenes”, asume. Tiempo después, varios supervivientes de la masacre le reconocieron la valentía. “Mis hombres estuvieron muy bien, pero contamos con la suerte de nuestro lado. No soy místico, pero entrar en un pasillo y salvar a todos los rehenes que estaban allí fue algo fantástico e intento centrarme en eso”, relata.

Molmy reconoce que los días después de los ataques le asaltaban “las imágenes de muertos en el suelo, el ruido”. Algo que ha podido superar gracias a las vidas que se salvaron.