- La Unión Europea rechazó ayer la ceremonia de toma de posesión en Bielorrusia del presidente Alexander Lukashenko, insistiendo en que no reconoce su legitimidad democrática por considerar que ha sido elegido en unos comicios presidenciales que no fueron libres ni justos.

“La UE no reconoce esos resultados fraudulentos, por lo que la denominada toma de posesión de este pasado miércoles y el nuevo mandato de Lukashenko carecen de cualquier legitimidad democrática”, señaló el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, en una declaración conjunta de los Veintisiete.

Borrell dijo que la toma de posesión contradice lo que una parte importante de la población bielorrusa ha expresado en unas protestas numerosas y sin precedentes y subrayó que este acto solo ahondará la crisis política abierta en el país tras las elecciones del pasado 9 de agosto.

El Alto Representante recalcó que los ciudadanos bielorrusos deben elegir libremente a sus representantes en unos nuevos comicios que sean “inclusivos, transparente y creíbles”. Además, ha mandado un mensaje de apoyo a la ciudadanía de la exrepública soviética, mostrando su solidaridad con las movilizaciones prodemocráticas y su apoyo a que puedan ejercer su derecho a votar en unas elecciones libres y justas.

“Estamos impresionados por el coraje de la población bielorrusa que sigue manifestándose pese a la brutal represión de las autoridades”, señaló Borrell, antes de reiterar su petición a Minsk para que frene la violencia contra las protestas y ponga en libertad a las personas que han sido retenidas, incluidos presos políticos.

Por último, la Unión Europea insistió en que la salida a la crisis política en la ex república soviética pasa por un diálogo interno que pueda dar respuesta a las demandas de la ciudadanía, insistiendo en que para ello es necesario nuevas elecciones en las que se respete el sentir de los bielorrusos.

Los Veintisiete estados miembro de la UE ultiman la aprobación de sanciones contra Minsk, aunque este pasado lunes no lograron el consenso necesario para adoptarlas por falta de unanimidad, pese a que ya había un pacto político previo. Chipre exige medidas similares contra Turquía por su actitud beligerante en el Mediterráneo oriental.

En la misma línea se expresó el Parlamento Europeo, que señaló ayer que no reconoce la ceremonia de este miércoles y, por tanto, a Lukashenko como presidente del país, tras el final de su quinto mandato.

En un comunicado, el jefe de la delegación para las relaciones con Bielorrusia, Robert Biedron, y el ponente para Bielorrusia, Petras Austrevicius, subrayaron que es hora de que Lukashenko “acepte la elección de la población bielorrusa” y se abra a un diálogo nacional que permita una transición democrática del poder.

“La ceremonia atropellada es otra muestra de un intento desesperado por usurpar el poder, es una farsa que obviamente no tiene ningún valor legal”, indicaron, para después señalar al Consejo de Coordinación opositor como la representación interina de la ciudadanía bielorrusa que demanda un cambio en el país.

El Gobierno de Estados Unidos tampoco reconoce a Lukashenko como presidente legítimo. Washington aboga por la apertura de un “diálogo nacional”, de tal forma que “la población bielorrusa pueda ejercer el derecho de elegir a sus líderes en unas elecciones libres y justas y con observadores independientes”.