Estrasburgo - El Parlamento Europeo (PE) instó ayer a que las negociaciones para la futura relación entre el Reino Unido y la UE empiecen lo antes posible y advirtió de que el actual calendario, que prevé menos de diez meses de negociación, no refleja la complejidad de este proceso. En una resolución aprobada en el pleno por 543 votos a favor, 39 en contra y 69 abstenciones, la Eurocámara advirtió de que la "profundidad y ambición" de estas negociaciones deben ser proporcionales al "estricto calendario que ha escogido el Reino Unido" para las conversaciones. En el texto aprobado, la Eurocámara avisó de que este marco temporal "no refleja la complejidad de las negociaciones y eleva los riesgos de un abismo en ciertas áreas donde las medidas de contingencia o el marco regulatorio internacional pueden no ser suficientes para evitar una disrupción severa".

La salida del Reino Unido de la UE el pasado 31 de enero marcó el inicio del periodo de transición hasta el 31 de diciembre de este año, durante el que los británicos seguirán vinculados de forma efectiva a las regulaciones europeas para dar tiempo al país a ajustar su legislación y rellenar los vacíos que dejará la ausencia de legislación comunitaria. La fecha de finalización de esta fase se había fijado hace más de un año con la idea de que, con la fecha original de salida de la UE del Reino Unido, la transición duraría 21 meses, ya que durante este periodo ambos bloques negociarían su futura relación. La duración de este periodo no se actualizó con los consecuentes retrasos de la salida y, pese a que la UE advirtió de lo ajustado del calendario, el Reino Unido rechaza pedir una extensión. El próximo 25 de febrero, el Consejo debe dar su visto bueno a las directrices negociadoras de la Comisión, ya que es esta institución la que asume las conversaciones con el Reino Unido en nombre de los Estados miembros, de forma que se empiece a abordar esa futura relación durante el mes de marzo.

POSTURA DE LA EUROCÁMARA En su resolución, la Eurocámara advirtió que de esta relación "nunca" puede resultar un acuerdo de libre comercio que equivalga al comercio sin fricciones del que disfrutaba el Reino Unido cuando era Estado miembro y que mantendrá durante los próximos meses como parte del periodo de transición. Para los eurodiputados, que cerraron este documento apenas cuatro días después de que la Comisión presentara su propuesta de directrices, es clave que el acuerdo "preserve la autonomía decisoria" de la UE y proteja su mercado único, unión aduanera e indivisibilidad de las cuatro libertades en las que se basa la UE.

Igual que la Comisión Europea, el Parlamento otorga relevancia a la igualdad de oportunidades y a asegurar estándares equivalentes en políticas sociales, de empleo, ambientales, de competencia y de ayudas de Estado. La resolución aprobada por el Parlamento Europeo toca todos los sectores en los que la Unión Europea y el Reino Unido mantendrán algún tipo de relación una vez concluya el periodo de transición, en principio el 31 de diciembre de 2020, como el transporte, la energía o la protección de datos.

SERVICIOS FINANCIEROS Y PESCA En ámbitos como los servicios financieros, la resolución concuerda con la posición del negociador jefe europeo de la futura relación con el Reino Unido, Michel Barnier, que ha advertido de que la UE no dará a las empresas de servicios financieros británicas un acceso general y por tiempo ilimitado al mercado europeo. El negociador comunitario rechazaba así de plano el planteamiento del ministro británico de Economía, Sajid Javid, quien esperaba acordar con la UE un régimen de "equivalencia permanente" para los servicios financieros, que dure "décadas", para garantizar el acceso de la City al mercado europeo. "Las empresas asentadas en el Reino Unido perderán su derecho de establecimiento", incide el texto.

La pesca, por su parte, debe ser "prioritaria" en la negociación según la resolución, que también coincide con Bruselas en que las conversaciones sobre el acceso a las aguas de la otra parte es "inseparable" de las negociaciones sobre comercio y, en general, la futura relación económica entre ambos. Un "no acuerdo" se traduciría para los europeos en la imposibilidad de acceder a las aguas británicas, donde la flota de la UE obtiene alrededor del 40% de sus capturas, mientras que los británicos supondría perder el acceso al mercado europeo. - Efe