- El terreno que la lava del volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma gane al mar será automáticamente dominio público marítimo terrestre, es decir, propiedad del Estado, mientras que las propiedades sepultadas en tierra firme por la colada magmática seguirán siendo privadas. No obstante, el Estado está obligado a proteger este nuevo bien que forma parte del patrimonio geológico y por tanto sujeto a la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad, de modo que este podrá o no expropiar tales propiedades.

Sin embargo, el experto vulcanólogo del Ilustre Colegio de Geólogos, José Luis Barrera, explicaba que los terrenos privados que queden debajo de la colada volcánica seguirán siendo de sus propietarios. “Solo será automáticamente del Estado el nuevo terreno que se genere si la lava llega al mar”. Eso sí, los dueños de las propiedades sepultadas ya no podrán volver a construir sobre ellos, a no ser que se modifique lo que es patrimonio geológico o histórico y “probablemente” estas hectáreas engullidas por el volcán serán declaradas zona protegida.

Así las cosas, este experto comentó que ahora está en el tejado de las administraciones qué hacer con estas propiedades, si intercambian los terrenos a sus propietarios con otros nuevos, si construyen una nueva aldea o pueblo para reubicar a los afectados, en definitiva, señala que queda un proceso “complejo” por delante. A su juicio, lo más “barato” es construir una pequeña aldea nueva, con casas nuevas y que se otorguen metros cuadrados similares a los que tenían previamente los propietarios.

Si bien advertía que será muy importante determinar dónde se establece de nuevo la población porque “al lado del Cumbre Vieja saldrá otro volcán”. “Esta no va a ser la última erupción, puede volver a producirse dentro de, por ejemplo, veinte años, porque el manto terrestre está muy cercano a la superficie, a unos quince kilómetros de profundidad”, insistía Barrera.

El vulcanólogo iba más allá en sus explicaciones y lamentó que la pérdida de casas, negocios, plantaciones y, en definitiva, de la vida diaria de muchos de los afectados podría haberse evitado porque, según sostuvo, “existen documentos oficiales en el Cabildo” que afirman que la ladera de Cumbre Vieja, donde emana el volcán y no tanto en el este de la isla, hay riesgo evidente de erupción volcánica.

“Las administraciones podrían haber evitado que muchas personas se quedaran sin sus viviendas, sobre todo las construidas de cincuenta años para acá, porque se sabía que iba a salir el volcán”, denunciaba.

Ahora, los municipios tendrán que modificar sus Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU) y recalificar los terrenos y ya “probablemente no dejen construir en la ladera”. Pero, a su entender, no es fácil establecer dónde construir un pueblo para más de 4.000 habitantes. De momento, y según los últimos datos, la lava arrojada por el volcán de Cumbre Vieja cubre ya más de 166 hectáreas y ha destruido 350 inmuebles. El flujo de lava generado por la erupción volcánica avanzó sólo 14 hectáreas entre la mañana del martes y la tarde del miércoles, un ritmo mucho más lento en comparación con las más de 150 hectáreas de terreno arrasadas entre el domingo -jornada de la erupción- y la mañana del martes.

De este modo, la lava que escupe el volcán sigue aminorando la velocidad a la que avanza. Según la última estimación a unos 4 metros por hora. Sin embargo, una de las dos coladas, la que ya alcanzó el núcleo de Todoque, sigue ensanchando su frente y ya supera los 500 metros. María José Blanco, directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, explicó que la ralentización de esta colada -la otra está detenida- no implica que el proceso eruptivo haya decrecido.

La ralentización de la colada, que en algunos puntos alcanza alturas de doce metros, se debe a que “cada vez le cuesta más avanzar” porque va perdiendo temperatura conforme se aleja del cono y porque tiene que ir atravesando el “gran volumen” de material ya depositado, que además se ha enfriado en superficie. “Pero, aunque sea lentamente, el avance sigue”, advirtió.

Gestionar. El Gobierno de Canarias está gestionando la compra de 280 viviendas para alojar a las familias que han perdido sus casas por la erupción del volcán de La Palma. De esa cantidad total, 257 viviendas son de nueva construcción, acabadas o a punto de terminarse, y las 23 restantes, de una nueva promoción que el Instituto Canario de Vivienda (ICAVI) está finalizando en el municipio de El Paso y que cederá para hacer frente a esta emergencia.

Reposicionar. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, dijo ayer que el Gobierno español se centra en atender el realojo y el resto de las necesidades urgentes de las personas afectadas y una vez pasen “estos días tan difíciles”, será el momento de “evaluar las pérdidas” y “en el ámbito del turismo trabajar para reposicionar el destino y ayudar a los palmeros a superar esta catástrofe”.