ue el 28 de febrero de 2020 cuando se anunciaron los dos primeros casos de covid-19 en Euskadi, uno en Araba y otro en Gipuzkoa, aunque el virus ya había llegado a otros lugares del Estado unos días antes y para entonces la situación empezaba a ser ya complicada en algunos países como Italia después de surgir en Wuhan y empezar desde allí, poco a poco, a extenderse. Pero es posiblemente el 14 de marzo, por aquello de que fue entonces cuando se decretó el confinamiento domiciliario, la fecha que todos tenemos en la cabeza. Un sábado de finales de invierno. Una fecha cuyo primer aniversario se cumplió ayer, lo que da pie a hacer un balance numérico de un año de pandemia.

La consecuencia más dura que arrojan estos doce meses de covid es, sin duda, la de los 3.912 fallecimientos que ha provocado. Al menos esta es la última cifra facilitada por el Departamento de Salud del Gobierno Vasco, que actualiza semanalmente este número. Se incluyen ahí los decesos causados de forma directa por el covid y los de las personas que dieron positivo en los dos meses previos a su muerte, aunque esta no haya sido directamente a causa del covid. El mes en el que más fallecidos hubo por coronavirus fue el de abril de 2020, con 1.048.

Del total de fallecidos, el 71%, es decir, 2.774, corresponden a personas de 80 o más años, que es el tramo de edad con el que se está cebando especialmente el covid. Entre los 80 y los 89 años la letalidad ha sido hasta ahora del 17,8% y entre los mayores de 90 años, del 27,3%. En el global de la población, la letalidad se queda en el 2,4%. En los menores de 50 años, la letalidad es del 0,1% o incluso menor.

Al ser las personas mayores las principales damnificadas por esta enfermedad, un buen porcentaje de los fallecimientos se han dado en las residencias. En Álava, por ejemplo, han muerto en centros de mayores 187 personas de los alrededor de 700 fallecimientos registrados en el territorio, es decir, casi el 30%.

Para tratar de detectar a las personas contagiadas y controlar así la expansión del virus se han realizado muchas pruebas de detección, sobre todo PCR, más de 2,5 millones en Euskadi, una media de más de una por persona, aunque hay quien se ha hecho ya unas cuantas. En plena segunda ola -el pasado otoño- cuando eran habituales los cribados, llegaron a hacerse hasta 17.159 PCR en un solo día en Euskadi. Y el 5 de noviembre se registró el tope de casos diarios en la CAV: 1.547.

Fueron jornadas en las que los más de 1.000 casos diarios resultaron habituales, lo que provocó que la incidencia acumulada en Álava superara por primera vez los 500 casos por cada 100.000 habitantes durante esta ola. Por ponerlo en contexto, la incidencia ahora es de 218,9 en el territorio y de 200,3 en Euskadi, y el objetivo del Gobierno Vasco es que llegue a ser inferior a 60.

El total de personas afectadas por el coronavirus -al menos detectadas tras una prueba porque ha habido contagiados asintomáticos- es de 161.203 en Euskadi.

Estas altas cantidades de contagios han provocado momentos muy complicados en hospitales, especialmente la pasada primavera, donde llegó a haber 2.011 personas ingresadas por covid, cifra que se alcanzó el 30 de marzo. Cuatro días después llegó el tope de ingresados en UCI: 236. Ahora son 230 las personas en planta con covid y 95 las que necesitan cuidados intensivos.

Tras un año de pandemia y tres olas o picos pandémicos -se confía en evitar una cuarta ola-, todas las esperanzas para acabar con el virus están en las vacunas, aunque el proceso para vacunar a toda la población será todavía largo. Por ahora en Euskadi se han administrado 216.583 vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, y solo 61.872 personas han recibido ya las dos dosis. Eso sí, las residencias ya han completado el proceso y se nota: ahora mismo no hay ninguna persona residente con covid.

El covid ha resultado especialmente dañino en las personas mayores: el 71% de los fallecidos por este virus tenía 80 o más años