- Todas las adversidades han merecido la pena. Absolutamente todas. Porque ayer pudimos salvar la vida a 102 personas y ayudar a otras 46 en zona SAR maltesa. Eran las cuatro de la mañana cuando el capitán dio la voz de alarma por primera vez. A los dos horas, el Aita Mari rescataba un bote con 102 personas a bordo. Entre ellas, un bebé de 7 meses, muchos menores y ocho mujeres, dos de ellas embarazadas. La mayoría, somalíes. Pero también viajaban migrantes y refugiados de Egipto, Eritrea, Marruecos, Sudán, Siria y Etiopía. Por suerte, su peligrosa travesía en el Mediterráneo central se cruzó con el Aita Mari. Después de comprobar que todos se encontraban bien y de identificarles, se les hizo el test de antígenos uno a uno en la enfermería. Toda la tripulación estábamos protegidos con buzos, especialmente el médico y la enfermera. La popa del Aita Mari rezumaba vida. Aunque la mayoría aún tenía el susto y el miedo en el cuerpo, les quedaban fuerzas para aplaudir. En ese momento, tan solo dos horas después, volvieron a saltar las alarmas. Un nuevo aviso alertaba de la presencia de otra embarcación de madera a la deriva, con 46 personas a bordo. No pudieron subir al barco porque su límite son 124 pasajeros incluida la tripulación, 13. Se garantizó la estabilidad del bote y llevamos chalecos salvavidas, comida y agua. La embarcación arrancó de nuevo el motor y siguió su camino hacia Lampedusa. Durísimo momento.

Salvamento Marítimo Humanitario solicitó ayer a Malta y a Italia ayuda a través de sus guardias costeros y se dio aviso a los otros barcos comerciales que hay por la zona. También se pidió una autorización urgente especial para poder aprovechar espacios del barco. Entre tanto, dentro del barco llegó la hora de la cena. Arroz para todos. Muchos, para las ocho de la tarde ya cerraban los ojos en popa. Fue un día agotador. Y su viaje, aun no ha terminado. Era nuestro séptimo día de navegación. Y estábamos preparados para el rescate.

El buen tiempo de anteayer y ayer tras varios días de mar revuelto propició la salida de botes desde Libia. Ahora mismo el Aita Mari es el único barco de rescate en la zona. El Ocean Vikings y el Open Arms están en puerto realizando la cuarentena. La ONG sigue a la espera de permiso para poder dirigirse a un puerto seguro.