Son los mayores de 80 años que viven en su propia casa o con sus hijos, sin acudir a residencias. Son los que tienen mucho miedo a salir a la calle por temor al coronavirus. Son los que Osakidetza quiere empezar a vacunar la semana que viene y son algo más de 150.000 personas en toda Euskadi.

Una intención que va estar condicionada siempre por la provisión de antídotos de Pfizer y Moderna y que cumplan con lo prometido. Por eso aseguró ayer la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, que el proceso arrancará la semana que viene "si es posible". La responsable sanitaria compareció ayer tras el consejo de Gobierno y recordó en este sentido que la farmacéutica Moderna ya ha informado de que reducirá a la mitad su provisión de antídotos en toda Europa.

La consejera también desestimó la vacunación masiva en estadios de fútbol, frontones o grandes espacios habilitados que se está practicando en otras comunidades autónomas.

Todo lo contrario. Si por cuestiones de salud u otros condicionantes es necesario, el personal sanitario acudirá a las viviendas de estas personas para vacunarlas con más tranquilidad. La titular de Salud especificó que el proceso de inoculación de los más mayores será similar al que se lleva a cabo cada año con la campaña de la gripe. Serán los centros de salud los que se pongan en contacto con estas personas y les citarán para vacunarse en el propio ambulatorio. En caso de que por enfermedad o cualquier otro impedimento justificado no puedan desplazarse, personal de Osakidetza inyectará el antídoto en los domicilios.

Sagardui actualizó los datos de la administración del antídoto que ya ha superado la inyección de 100.000 dosis en Euskadi (57.970 son primeras inyecciones y 43.682 segundas) y defendió la estrategia de vacunación muy criticada por sindicatos y partidos políticos. Curiosamente ayer trabajadores de IMQ Zorrotzaurre se movilizaron tras convocatoria de la central Satse para exigir la vacunación de los profesionales del sector sanitario privado y que no sean "discriminados".

La consejera anunció que este colectivo ya ha empezado a ser inmunizado ayer mismo usando parte de las 14.700 vacunas que tiene previsto administrar esta semana. Otra parte irá para inocular las segundas dosis a usuarios y profesionales de residencias de mayores, así como para concluir también la vacunación de los sanitarios de primera línea en Osakidetza, a los que seguirá el resto de la plantilla. Hasta la fecha, casi el 46 % del personal de la sanidad pública vasca, 29.800 profesionales ha sido vacunado y para finales de febrero o principios de marzo toda la plantilla habrá comenzado el ciclo de inmunización si se cumplen las previsiones de Salud. Otros colectivos que tendrán su primer pinchazo a lo largo de los próximos días son efectivos de la Ertzaintza, profesionales de los centros de día, docentes y también miembros de policías locales.

"Estamos cumpliendo lo que anunciamos. Hacemos la distribución de las vacunas en función de las disponibilidad de las dosis que tenemos", concluyó la consejera Sagardui.

29.800

Son el número de profesionales de Osakidetza que ya han sido vacunados al menos en su primera dosis, lo que supone el 46% de todo el personal, y gran parte de los trabajadores que están en primera línea contra el virus.

Fiebre y malestar. La segunda dosis está provocando reacciones adversas como ayer constataron varios servicios de hospitales vascos, que se vieron obligados a cubrir alguna baja puntual ya que los profesionales vacunados el lunes no pudieron asistir al trabajo. Fiebre, escalofríos, malestar general, dolores musculares y mareos entre los sanitarios inmunizados provocaron alguna ausencia en Osakidetza, que ya había contemplado esta eventualidad por lo que en la hoja de ruta decidió vacunar de forma escalonada para evitar bajas masivas. El ministerio de Sanidad ha reconocido reacciones "leves y moderadas" que no suponen un "motivo de preocupación".