La Audiencia Nacional juzga desde hoy a los tres acusados de formar parte de la célula yihadista que orquestó los atentados de Barcelona y Cambrils el 17 de agosto de 2017. Se trata de Driss Oukabir, hermano de uno de los supuestos terroritas fallecidos, Mohammed Houli Chemlal, que sobrevivió a la explosión de Alcanar que precipitó los ataques, y Said Ben Iazza, que supuestamente facilitó la compra de precursores de explosivos al grupo.

Los tres están acusados de pertenecer a la célula yihadista liderada por el imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty, que ideó y ejecutó los atentados que dejaron 16 muertos y un centenar de heridos; los autores intelectuales y materiales murieron antes, durante o después de los ataques.

La Fiscalía pide para ellos penas de entre 8 y 41 años de cárcel por delitos de pertenencia a organización terrorista, tenencia, depósito y fabricación de explosivos, conspiración para cometer estragos terroristas y colaboración con la célula yihadista. El Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat coinciden con el Ministerio Público en descartar el delito de asesinato y piden penas de hasta 95 y 44 años de prisión, respectivamente, por su pertenencia a la célula terrorista y la participación en la elaboración de los artefactos.

Sin embargo, las acusaciones particulares ejercidas por las víctimas plantean la prisión permanente revisable por delitos de asesinato e intento de asesinato, ya que consideran que se les puede achacar todas las muertes causadas en las dos localidades aunque ellos no estuvieran en el lugar de los hechos ese día.

La explosión que precipitó la tragedia

La noche del 16 de agosto, el chalet de Alcanar (Tarragona) en el que los terroristas preparaban una enorme cantidad de explosivos para atentar saltaba por los aires. La policía creyó en un primer momento que se trataba de un escape de gas, sin embargo, los investigadores concluyeron más tarde que los terroristas planeaban un gran atentado con bombas en la Sagrada Familia.

En aquella explosión murieron dos terroristas, entre ellos el imán Abdelbaki Es Satty, que en 2015 emprendió el adoctrinamiento de los miembros, jóvenes de origen marroquí, en la mezquita de Ripoll (Girona).

El atentado

Según las investigaciones, los ataques del 17 de agosto se improvisaron al frustrarse los planes de un gran atentado tras lo ocurrido en Alcanar.

Así, 17 horas después de aquella explosión, Younes Abouyaaqoub iniciaba la matanza en una furgoneta alquilada, con la que zigzagueó durante 800 metros a toda velocidad por Las Ramblas de Barcelona. Después huyó a pie y apuñaló a un joven para robarle el automóvil y proseguir la fuga, hasta que agentes catalanes de seguridad lo tirotearon el 21 de agosto.

Por la noche, cinco terroristas más ejecutaron otro atentado en el paseo marítimo de Cambrils, donde atropellaron a varias personas, con el resultado de un muerto, y apuñalaron a otras. También fueron abatidos por los Mossos d'Esquadra.

Ningún procesado por los asesinatos

Después de tres años de investigaciones, la Audiencia Nacional zanjó la causa principal sin ningún procesado por los asesinatos y los heridos, sino por delitos de pertenencia a organización terrorista, fabricación de explosivos y estragos.

Mohammed Houli Chemlal sobrevivió a la explosión de Alcanar. Driss Oukabir es hermano de uno de los supuestos terroristas fallecidos y la furgoneta del atropello de Barcelona se alquiló a su nombre. El tribunal ciñe su papel a la pertenencia a la célula y a los preparativos con explosivos, sin vincularlos directamente con los atentados de Barcelona y Cambrils.

El tercer acusado, Said Ben Iazza, está procesado por colaboración con organización terrorista por facilitar, supuestamente, una furgoneta para transportar el peróxido de hidrógeno necesario para fabricar los precursores de los explosivos.