La Mesa de Diálogo que sienta esta tarde a los gobiernos de Catalunya y el Estado acaparó ayer la vuelta al Congreso de los diputados en el Pleno de Control al Ejecutivo. Ambas partes llegan a esta cita con las espadas en todo lo alto y las posturas muy distantes. Y así, en Madrid, las medidas para regular el continuo ascenso del precio de la luz, la ampliación del aeropuerto de El Prat las agresiones homófobas o la reforma del poder judicial, sonaron poco más que como la música de fondo de un concierto en el que cada intérprete dedicó sus mejores solos a ubicar a su partido ante la cuestión varada que aún marca la agenda política del Estado: la catalana.

Gabriel Rufián fue el más claro al marcar el terreno de juego: las líneas rojas en una negociación sobran. Y si la mesa catalana fracasa, el PSOE “decepcionará” y PP y VOX llegarán al Gobierno central. “Y nos irá mal a todos”, advirtió a Pedro Sánchez, cuyo equipo siguió firme en rechazar todo lo que no quepa en la actual Constitución. “Sólo con el diálogo volveremos a la concordia”, insistía la portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez.

Por su parte, el presidente español esquivó la andanada del portavoz de ERC ignorándola y centrándose en la suspendida ampliación de El Prat; una decisión esta de postergar la obra que el Govern considera un “chantaje inaceptable” toda vez que lo ve ligado a que rebaje sus exigencias de cara a la mesa de diálogo que hoy reunirá a Sánchez y el president Pere Aragonès, aunque no a los representantes de Junts, cuya actitud censuró en los pasillos del Congreso la vicepresidenta primera del Gabinete Sánchez, Carmen Calvo: “no está ayudando”.

La ausencia de Junts ha removido las aguas del Govern, y en este sentido, el vicepresident Jordi Puigneró tildaba por la mañana de “muy feo” que el Gobierno central haya vetado la presencia en esta mesa de miembros tan significativos de Junts como los Jordis, Sànchez y Turull -ambos protagonistas, presos y excarcelados en el juicio contra el proces- y advertía: “Si alguien piensa que este conflicto se va a resolver sin la participación de Junts, va mal encaminado, admitiendo que esta cuestión ha generado “tensión” con ERC, pero no suficiente para poner en peligro al Govern. En este sentido, tras acompañar al conseller Roger Torrent ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que ayer comparecía para declarar por presunta desobediencia en su etapa como presidente del Parlament, Òmnium Cultural reivindicaba la necesidad de preservar una estrategia trabajada y consensuada entre las diferentes almas del independentismo. Sin embargo, mientras Marta Vilalta (ERC) apostaba por la mesa de diálogo como vía para “poder reubicar este conflicto y volver a situarlo en la arena política”, la CUP daba este foro por “muerto” y abogaba por reactivar “la calle”.

De vuelta en Madrid, el portavoz nacional del PP, Martínez Almeida, tachaba el diálogo con Cataluña de “sainete que no beneficia a nadie”. Pero era Pablo Casado quien se reservaba el derecho a descargar la artillería sobre Sánchez como era de esperar. Lejos de cualquier acercamiento o rebaja en la tensión discursiva, el líder del PP acusaba al del PSOE de ser dar carta de naturaleza a un referendum de autodeterminación con su presencia en la mesa de diálogo, de ser “el principal problema de España” y de presidir “un Gobierno fallido, el más radical de Europa” y también, dijo, “de la historia democrática de España”. Sánchez, que ayer no acudió con intención de hacer guantes con sus rivales, tiró también entonces de cintura para responder por la irónica. “Espero verle en el Congreso durante mucho tiempo”, dijo en alusión al lío interno que vive el PP, antes de limitarse a lamentar que el PP no vaya a “arrimar el hombro” y solo ofrezca “crispación”.

La misma situación se repitió con el líder de VOX, un Santiago Abascal que demonizó una vez más el diálogo con Cataluña y elevó el tono para zanjar su actuación remedando a Aznar con un “lárguese ya, señor Sánchez”. “Qué triste es la España que defienden y en la que solo caben ustedes”, respondió Sánchez, quien afeó su actitud subrayando que “lo que hace una democracia sana y fuerte es dialogar, negociar y pactar”.

Más allá de Cataluña, lo dicho, poco y sobre todo, poco nuevo. PP y PSOE se liaron en un nuevo cruce de reproches sobre quién es más responsable del disparado ascenso del precio de la luz y sobre quién lo contendría más eficazmente; la ministra de Justicia afeó de nuevo al PP su bloqueo en la reforma del poder judicial, que devolvió el golpe acusando al Gobierno de querer controlar la Justicia; se pasó de puntillas sobre las agresiones homófobas, con VOX declarándose ultrajado por que se le responsabilice en ellas, e incluso los Presupuestos Generales sobrevolaron el debate. Pero fue sólo un amago. Para ese puerto, aún faltan muchas metas volantes. Y la primer empieza hoy y sale de Barcelona.