Para el lehendakari, acaba de caer la última gota que colma el vaso. El duro comunicado con el que Sortu justificó los recibimientos a los presos de ETA aunque se produzcan en plena calle ha desatado una cascada de reproches del resto de las formaciones políticas, que le recriminan de manera unánime su actitud. Diez años después del cese de ETA, a estas alturas no encuentra comprensión tampoco en Podemos Euskadi pese a su colaboración en varios ayuntamientos vascos. La polémica ha llegado hasta tal punto que este viernes ha terciado en ella el lehendakari. Iñigo Urkullu ha estallado con un texto publicado en sus redes sociales donde carga contra las “actitudes repulsivas” de la izquierda abertzale.

Pero su reproche va más allá, se refiere en general a la actitud de la izquierda abertzale en materia de convivencia y contra la violencia, y este asunto es solo el detonante. El lehendakari no comparte la resistencia de la izquierda abertzale a reconocer que el daño causado por ETA fue injusto. Urkullu ve “repulsivo” que este sector político insista en respaldar los ongietorris , pero también que haya evitado la palabra condena para rechazar en Donostia las algaradas nocturnas que incumplen la normativa sanitaria y para respaldar la labor de la Ertzaintza y la Policía local. Y se lamenta igualmente de que aún tiene pendiente el reconocimiento del “daño injusto causado”, y pide “compartir una base ética que destierre para siempre estas actitudes”.

CONDENAR SIN MATICES

Urkullu recuerda los últimos enfrentamientos con la Ertzaintza en Bilbao cuando los agentes se disponían a disolver encuentros sociales que incumplen la normativa sanitaria (no trata de endosar la autoría a jóvenes próximos a la izquierda abertzale, sino que su reproche se centra en que EH Bildu no utiliza la palabra condena). El lehendakari dice que son hechos “que condenamos y debemos condenar sin matices”. “No hay lugar a palabras ni conceptos que, además de distraer la verdadera causa y responsabilidad, suponen una ofensa al sentido común y a la dignidad de la mayoría de la sociedad vasca”, zanja, para recriminar que “hace unos días se produjo un desmarque de la condena pactada en Donostia”.

A partir de ahí, añade el asunto de los recibimientos a presos. “Hemos recibido una grave acusación quienes hemos criticado (no ahora, sino siempre) los ongietorri por reforzar a los enemigos de la paz. Hemos escuchado declaraciones públicas afirmando que ni un paso atrás... Esas son actitudes repulsivas”, sentencia.

Urkullu plantea la necesidad de asumir unas bases comunes que, en el caso de los recibimientos, ya existen en el Parlamento Vasco. Hace valer el consenso forjado en octubre de 2019, cuando PNV, PSE, Elkarrekin Podemos y el PP rechazaron los ongietorris desde un punto de vista ético porque su exhibición pública hiere a las víctimas y daña la convivencia. EH Bildu votó en contra. “Dialogar, hablar, sí. Debemos hablar y exigir una valoración (pendiente) y un reconocimiento del daño injusto causado. También debemos hablar de cumplir la voluntad mayoritariamente expresada en el Parlamento Vasco en relación a los llamados ongietorri. Debemos compartir una base ética que destierre para siempre estas actitudes que violan los esfuerzos por una convivencia integral. Lo fundamental es construir una sociedad desde la base firme de unos principios y valores compartidos”, concluye.

LOS CHOQUES CON EH BILDU

Las palabras del lehendakari, que no suele ser tan vehemente, dan una medida del descontento de Urkullu, preocupado por que esta clase de mensajes dejen poso en las nuevas generaciones, y puedan dar pábulo a un clima de animadversión contra la Ertzaintza o a que se produzcan retrocesos en materia de convivencia con los recibimientos a los presos. No es la primera vez que se produce un desencuentro de estas características. Con EH Bildu ya hubo tensión en 2018, cuando solo EA se presentó en el homenaje a las víctimas del terrorismo organizado por el Gobierno vasco en colaboración con el Consejo Vasco de Participación de las Víctimas. La izquierda abertzale no compartía el lema sobre la injusticia de la violencia.

Tras una temporada en que los recibimientos no se habían celebrado en público, sino en ámbitos más discretos, la controversia sobre los ongietorris ha resurgido este verano, con especial intensidad tras el acto para recibir a Agustín Almaraz en plena calle en Bilbao. Sortu se rebeló contra las críticas y vio un intento de imponer “un único relato de vencedores y vencidos”. Tampoco EH Bildu alzó la voz contra estos actos, porque cree que son meros recibimientos y no cruzan la línea de los actos de enaltecimiento explícito con mensajes claros de odio. Esta lectura se deja en el tintero que para el resto de los partidos el problema surge cuando esa demostración de alegría deja de ser privada y da el salto desde el ámbito familiar hasta una calle, y se convierte así en una exhibición pública que hiere a las víctimas.

El propio Foro Social, cuyas reflexiones son muy tenidas en cuenta por la izquierda abertzale, recomendó que estos actos se celebren en espacios cerrados, y este viernes, en una rueda de prensa sobre las desapariciones forzadas, se volvió a remitir a este pronunciamiento, que se mantendría vigente. Tasio Agirrezabalaga y Nekane Altzelai no entraron en mayores detalles sobre un asunto que ahora no está en su calendario y, en respuesta a la prensa y según recogió Europa Press, añadieron que seguirán trabajando de manera discreta “con todas las víctimas, de uno y otro lado”, y sus comparecencias serán “siempre con consenso de ambas partes”.

ENTRE LA ÉTICA Y LOS TRIBUNALES

La crítica del lehendakari ha venido motivada por la posición de EH Bildu en Donostia. La coalición abertzale sí rechazó los incidentes nocturnos pero se negó a utilizar el verbo condenar, que para ella sigue teniendo connotaciones negativas. Además, este tipo de pronunciamientos ponen a la coalición en la tesitura de respaldar la labor de la Ertzaintza en un momento en que Arnaldo Otegi ha solicitado una reflexión sobre su modelo. Sobre los homenajes, Urkullu plantea objeciones éticas, porque los tribunales ya han sentado jurisprudencia y no ven margen para actuar si no se produce enaltecimiento del terrorismo. La brecha en materia de convivencia no es un asunto que separe solo a Urkullu y EH Bildu, sino que el resto de los partidos coinciden en exigir movimientos a la izquierda abertzale.

El portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, por su parte, aseguró en RNE que la izquierda abertzale está perdiendo una oportunidad con sus “dejaciones y falta de firmeza”, y añadió que siempre se ha “echado en falta una reflexión ética crítica” que ese sector tiene pendiente, pero que también falta en otros “fenómenos violentos”. Sobre los incidentes, confió en “hacer ver la importancia de la labor de la Ertzaintza”.