En el Parlamento Vasco se han hablado este jueves dos idiomas muy diferentes y separados por una distancia cada vez más amplia. En un pleno que ha servido para aprobar la Ley Antipandemia de PNV y PSE con el voto a favor de Elkarrekin Podemos-IU tras haber negociado varias mejoras, estas tres bancadas contrarrestaron el mensaje lanzado desde los escaños de EH Bildu, PP+C’s y Vox.

Defendieron la utilidad de esta ley frente a los mensajes que la dan por muerta por el mero hecho de que la emergencia sanitaria pueda terminar en dos semanas, como si la alternativa fuera no hacer nada y no contar con ningún marco jurídico en los días que quedan y, además, exponerse a que la pandemia se tuerza en el futuro por las variantes o por los rebrotes al relajarse el uso de la mascarilla, y que ese escenario sorprenda a Euskadi sin ninguna ley.

Además, pusieron en valor la “valentía” del acuerdo. La defensa fue categórica por parte de Elkarrekin Podemos-IU y su portavoz Miren Gorrotxategi, cada vez más convencida de su apuesta por la influencia, aunque este acuerdo sea puntual. “No tenemos vértigo y no nos casamos con nadie. Hay que saber decir que sí y decir que no, de manera valiente y coherente”, zanjó. Podemos se distancia cada vez más de la estrategia de confrontación por la que han abogado EH Bildu, PP+C’s y Vox, y aboga por una oposición “responsable, práctica y constructiva”, por el “trabajo y por conseguir mejoras”, y por “la firmeza, la valentía y la negociación”. Critica el “no por el no”.

Esta ley ha quedado aprobada con 47 escaños sobre 75, aunque el Gobierno no necesitaba más apoyos por contar PNV y PSE con una mayoría absoluta suficiente. En contra se han situado las otras bancadas, que han incidido en que esta ley nace muerta porque el lehendakari no descarta levantar la emergencia sanitaria en un par de semanas y, por lo tanto, los preceptos de la norma quedarían sin aplicación; y porque, además, hoy mismo el Consejo de Ministros de Pedro Sánchez relajaba el uso de la mascarilla. Y se cuestiona la utilidad sin el estado de alarma, necesario para medidas como el toque de queda. Además, algunas voces recriminan al Ejecutivo que no valga para todas las pandemias, sino solo para el coronavirus.

PNV, PSE y Elkarrekin Podemos-IU echaron por tierra los argumentos. Gorrotxategi aseguró que “debemos estar preparados para futuros rebrotes y variantes”, y dijo que el acuerdo es “valioso” porque su grupo ha subsanado los vicios de inconstitucionalidad y ha hecho que prevalezca la pedagogía frente al carácter “punitivo”. Avisó de que no hay que confundir entre utilidad y aplicación: puede ser que la ley no se aplique si acaba la emergencia, pero será útil por si la situación empeorase en el futuro.

Desde el PNV, Luis Javier Telleria recordó que su partido ya dijo que deseaba no tener que aplicar nunca la ley y que sería una buena noticia pero, por ahora, la pandemia sigue y hay que prever también escenarios futuros. A Bildu le reprochó sus “ocurrencias”, que critique a Urkullu “haga lo que haga”, y que haya copiado la oposición destructiva de Madrid. También le afeó que proponga la “hipertecnificación” del Gobierno, que las decisiones las tome un epidemiólogo independiente según el criterio de Bildu, y que los representantes elegidos por los vascos “no pinten nada”.

El socialista Ekain Rico preguntó a la oposición si la respuesta del Parlamento tiene que ser no legislar y “cruzar los dedos para que la situación no empeore”. Y pidió que se lean la ley, porque las autoridades pueden eximir del uso de la mascarilla añadiendo excepciones. Al PP le dijo que, si esta ley nace muerta, también la de Feijóo en Galicia.

Desde Bildu, Rebeka Ubera consideró que la ley nace muerta, aunque matizó que la pandemia no ha terminado. Lo que quería trasladar es que no se debe seguir con los mismos marcos de la primera ola. Pidió colaboración y sustituir a Jonan Fernández en el LABI por alguien técnico. Desde el PP, Laura Garrido dijo que la ley es de una “eficacia cuestionable”, y Vox la vio “innecesaria” y recurrirá al Constitucional. Esta ley regula cuestiones como los niveles de alerta y horarios y aforos.