Amy Coney Barrett, la nueva jueza designada por el presidente de EEUU, Donald Trump, para suplir a la difunta Ruth Bader Ginsburg en el Tribunal Supremo ha suscitado gran polémica por distintos motivos: Para empezar, su predecesora dejó por escrito su deseo de que no tuviera sustituta hasta después de las elecciones. En segundo lugar, Trump admitió designarla por si tiene que recurrir una victoria demócrata. Y por último, es conocida debido a su activismo por causas como la lucha contra el aborto o a favor de las armas.