Odontólogos alertan de los “riesgos y problemas que están ocasionando productos publicitados por influencers en redes sociales” para el blanqueamiento dental y que se adquieren a través de Internet, porque “se están aplicando sin control profesional alguno, viéndose multitud de pacientes con problemas irreversibles o de difícil solución”. Así lo destaca el doctor Juanjo Iturralde Esteban, que junto al doctor Gonzalo Llambés –ambos odontólogos– presidió recientemente en Pamplona el 16º Congreso Nacional de Blanqueamiento y Estética Dental, que reunió a aproximadamente 170 dentistas e higienistas de todo el Estado y en el que, entre otros muchos temas, se abordó esta preocupante situación.

Por ello, este sector profesional hace un llamamiento a la población para que “sea prudente a la hora de comprar este tipo de productos con composiciones químicas nocivas para la salud y deleguen en los verdaderos profesionales la aplicación y control de los mismos”, afirma Iturralde.

Como explica el especialista, en los últimos años se ha observado un incremento “exponencial” de la demanda de tratamientos de blanqueamiento dental, que “con control y conocimiento de la materia por parte del profesional, pueden conseguir resultados visibles desde el primer día sin dañar la superficie del diente”.

Sin embargo, cada vez es más habitual ver a influencers publicitar tratamientos con este propósito en sus perfiles públicos. “La problemática que está habiendo es que personas a pie de calle compran productos, sobre todo online, porque en las farmacias hay más control de lo que se vende y pasa por la Agencia Española del Medicamento, pero en Internet se están adquiriendo muchos productos que en sus redes sociales supuestamente hacen ver que son maravillosos y lo que se está viendo es un deterioro bastante importante de los dientes, del esmalte”, denuncia Iturralde.

Productos erosivos y abrasivos

En este sentido, indica que “habitualmente son, sobre todo, pastas de dientes, que es lo más cómodo para los pacientes”, pero el problema de estos dentífricos es que “suelen utilizar productos que son erosivos y abrasivos para la superficie del diente”.

De este modo, prosigue el odontólogo, de primeras puede parecer que “son pastas que tienen un nivel muy alto de limpieza, porque su composición, la granulometría que tiene es bastante gruesa y, entonces, es como si nos cepillásemos con arena. A base de hacerlo de manera repetitiva, sí que la superficie del diente la limpias muy bien, pero a su vez estás desgastando mucho el esmalte hasta que se llega a la dentina, que es la segunda capa del diente y ahí es donde empiezan los problemas: de hipersensibilidad, mayor desgaste, etc y, lógicamente, los dientes pierden el brillo y se generan molestias al paciente”.

Así, tras poner de manifiesto que estos productos “habitualmente no han llevado un control sanitario”, el doctor recuerda a quien se plantee someterse a un tratamiento de blanqueamiento dental que debe “haber un control durante el proceso. Tiene que haber un diagnóstico, porque igual hay algún diente que no es candidato” y también hay que comprobar la salud bucodental. “Si vemos que una pieza tiene una infección, lo primero que hay que hacer es sanear, solucionar eso y luego ya se da paso al tema estético. Lo primero es la salud”, sostiene.

En cuanto a los tipos de blanqueamiento que ofertan los especialistas, afirma que generalmente “son dos: el tratamiento clínico, que se hace en las clínicas y que tiene que haber una supervisión 100% del dentista durante todo el proceso; y los domiciliarios”. En estos casos, expone, tras tomarle medidas al paciente, en las clínicas les confeccionan unos moldes para que se vayan poniendo el producto y les hacen revisiones periódicas para ver cómo evoluciona el color, hasta que llega un momento en el cual, usando para ello un espectofotómetro –aparato que mide el color interno del diente–, el odontólogo constata que “ya no es capaz de cambiar más”.