bruselas- Estaba cantado y ayer se confirmó que PNV y PDeCAT acudirán por separado a las elecciones europeas del 26 de mayo. Pero ambas partes intentaron que esta decisión se escenificara de manera pacífica, sin crisis ni ruptura en las relaciones y, de hecho, se quiso visualizar este clima anunciando un compromiso para llegar a un acuerdo de colaboración poselectoral en los próximos días. La maniobra del expresident Carles Puigdemont para diseñar una candidatura a su medida y situarse él mismo como cabeza de lista de JxCat dejaba ver un planteamiento electoral exclusivamente en clave catalana, una vía centrada en los presos y la confrontación con el Estado que dificultaba el encaje de otras agendas y otros partidos como el PNV en la coalición. El propio PDeCAT había comprendido y asumido las dificultades de los jeltzales y los liberó del compromiso, todo ello después de unas declaraciones polémicas de Puigdemont sobre el lehendakari que volvieron a escenificar las frías relaciones con el sector de JxCat. La decisión de acudir por separado ha sido pactada y se amortigua así el impacto de un asunto delicado, que supone un paréntesis en la colaboración electoral mantenida desde 2004. Los líderes de ambos partidos, Andoni Ortuzar y David Bonvehí, dieron ayer por zanjado este asunto en una conversación telefónica a las 11.00 horas, un día después de convocar a sus ejecutivas.

El PNV acudirá con Coalición Canaria y Compromiso por Galicia, aunque su vocación es incorporar a más socios, como los baleares. La eurodiputada Izaskun Bilbao será la cabeza de lista porque el PNV es el principal motor de la plancha, lo que facilita que conserve el escaño. La situación sería muy similar a la vivida en 1994, cuando el PNV logró entrar en la Eurocámara sin el respaldo de Convergència, sino únicamente con partidos gallegos, canarios, valencianos, mallorquines y aragoneses, y situando como cabeza de lista a su candidato Josu Jon Imaz. Las elecciones europeas penalizan a los partidos que solo tienen implantación en sus respectivos territorios porque la circunscripción es única a nivel del Estado, pero el PNV salió airoso. Además, las elecciones coinciden con las municipales y forales, con la militancia muy movilizada. Todo ello, al margen del entuerto del Brexit y de si los escaños a repartir en el Estado serán 59 o 54. No ha habido portazo ni incendio entre vascos y catalanes y los dos partidos logran así desactivar un potencial foco de conflicto muy delicado y con implicaciones emocionales. La antigua Convergència y el PNV han mantenido una colaboración electoral que se remonta a 2004 y los tiempos de Galeusca. Los caminos se bifurcan ahora, pero se ha presentado como un desenlace natural por el cambio en las circunstancias del nacionalismo catalán, muy marcado por el proceso soberanista y la situación de sus líderes en prisión.

La opción de repetir la coalición estaba ya herida de muerte y no contribuyeron las palabras de Puigdemont sobre el lehendakari, porque insinuó que ofreció un relato sesgado ante el juez sobre los días previos a la declaración de independencia. Ortuzar, de viaje ayer en Bruselas, no presentó la decisión como algo personal relacionado con Puigdemont, y se cuidó mucho de hacer reproches. Le dio la vuelta al argumento y dijo que la candidatura de Puigdemont no es más que una consecuencia de la lista exclusivamente en clave catalana y de internacionalización del conflicto. Evitó proyectar que la relación se ha enfriado con los actuales referentes y aseguró que el PDeCAT ha apostado por una campaña catalana para dar coherencia a todas las elecciones, incluidas las generales y municipales. Respeta su autonomía y su vía propia. “Tiene lógica. No lo vemos como una jugarreta”, aclaró. Ortuzar aseguró entender lo sucedido y apostó por seguir “manteniendo una relación privilegiada”. Habló de un pacto poselectoral “para defender el estatus de las naciones sin Estado, para buscar un lugar justo y representativo a nuestras sociedades y a la identidad vasca y catalana en el ámbito europeo, para que aquí y en el Estado se reconozca el carácter plurinacional del Estado”.

La decisión de ayer implica que no se repita la Coalición por Europa que unió a Convergència, Unió, PNV, Coalición Canaria y Compromiso por Galicia en 2014. Lograron un 5,44% de votos. En 1994, sin la alianza catalana, los jeltzales habían conseguido un 3%. Se necesitan unos 300.000 votos. En la actualidad, no estaba del todo claro que la alianza con el PDeCAT le fuera a garantizar representación porque, debido a la situación de Puigdemont por su huida en Waterloo, es muy dudoso que pueda tomar posesión del escaño y, por tanto, el segundo puesto en la lista quedaría reservado para otro catalán. El PNV no entraría, como mínimo, hasta la tercera plaza. La fuerza electoral de JxCat tampoco está clara porque la antigua Convergència se encuentra dividida y al borde de la fractura interna. Bonvehí fue uno de los líderes que empujó a favor de la coalición tradicional con los jeltzales, pero terminó alcanzando una componenda con Puigdemont para evitar el cisma, aunque fuera a costa de colocar en los primeros puestos a sus afines. Además, la estrategia unilateral de Puigdemont plantearía contradicciones en el discurso al PNV. ERC, por su parte, está unida en torno a Oriol Junqueras. EH Bildu acudirá con ellos en consonancia con su apuesta por imitar la vía catalana, una vía con la que una mayoría vasca muestra su solidaridad, pero que no desea ser imitada según las encuestas.

confirmación del pdecat El PDeCAT se expresó en las redes sociales en unos términos muy similares, anunciando que su candidatura es estrictamente “en clave catalana”, y confirmando un compromiso de colaboración tras las elecciones con el PNV con la finalidad de “unir fuerzas en defensa de las naciones vasca y catalana en las instituciones europeas”. Habló de reforzar la cultura y buscar soluciones de encaje en el Estado y Europa. Además, añadió que el PDeCAT seguirá contando con el PNV “como aliado en las instituciones españolas”. Bonvehí, y de manera especial la exlíder Marta Pascal, mantienen una relación fluida con el PNV.