Bruselas - “Un nuevo día para las relaciones transatlánticas”. Así describen en Washington y Bruselas el acuerdo que salió de la reunión que mantuvieron ayer Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, y Donald Trump, presidente de Estados Unidos para evitar una escalada en la guerra comercial. Juncker optó por abordar la angosta negociación usando la vía alemana: prudencia, pragmatismo y concesión si es necesario. Pero a Emmanuel Macron, presidente galo, no le gusta proyectarse como débil, por algo le llaman Jupiter en su país. Para Francia la negociación perfecta debería pasar por un tono firme y mucho menos flexible. Lejos del que utilizó el capitán de la Comisión.
Berlín respiró profundo tras el encuentro. Juncker había conseguido asegurarse de que Estados Unidos finalmente no impondría aranceles al sector automovilístico, lo que tendría un impacto brutal en la economía germana.
“Europea demostró ayer que no permitirá que la dividan. Cuando permanecemos unidos, nuestra voz suena fuerte y podemos debatir en condiciones de igualdad con todo el mundo”, señaló Heiko Maas, ministro alemán de Asuntos Exteriores, que celebró que el pacto preliminar es una buena noticia para los coches, pero no se pronunció sobre el resto. “Siempre he dicho que Europa Unida puede ser la única respuesta a America First, por ello es tan importante que Juncker viajase a Washington con el apoyo de toda la Unión Europea”.
Pero ¿está la UE realmente unida en torno a los resultados conseguidos? Francia ha sido la primera en mostrar su malestar. La Comisión Europea evitó ayer clarificar si Juncker tenía mandato explícito de líderes como Macron o hizo uso de la “flexibilidad” que las capitales europeas le dieron para negociar con Washington.
El luxemburgués no consiguió garantizar el fin de los actuales aranceles sobre el acero y comunitario europeo. Todo quedará en “lo estudiaremos”. París difícilmente hubiese aceptado esta propuesta. También como un jarro de agua fría ha sentado entre la formación En Marche que la agricultura forme parte de este acuerdo, como implica la cláusula sobre la soja.
“Una buena negociación comercial solo puede desarrollarse sobre una base clara y nunca debe producirse bajo presión”, señaló Bruno Le Maire, ministro de Economía francés, que pidió a Bruselas “clarificaciones”. Contrasta así con el júbilo de Berlín.
El eurodiputado italiano Marco Zanni, de la Lega Nord, señaló a través de Twitter que el “único propósito del viaje de Juncker era proteger los intereses de Alemania, incluso en detrimento de otros Estados miembros”.
Alexander Winterstein, portavoz del comunitario, utilizó el mismo tono que el propio Trump respecto al acuerdo. Por su parte, Bruselas celebra que se haya establecido un diálogo y un “compromiso de que no habrá medidas unilaterales”. El bloque comunitario siempre ha defendido que no negociará “con una pistola en la cabeza”. Pero, ¿ha sido realmente así?
Negociación. La negociación sobre los compromisos alcanzados este miércoles entre la Unión Europea y Estados Unidos en materia comercial continuará aunque Washington decida mantener los aranceles al acero y al aluminio, a los que los líderes de ambos bloques han consensuado buscar una solución. Fuentes comunitarias confirmaron ayer que “no hay una relación particular” entre estos aranceles y el compromiso de reducir las barreras al comercio.