donostia - No se trata de un sector en el que abunden las oportunidades de empleo, y hay puertas que además se cierran. El trabajo de azafata continúa en el disparadero. Unos días después de que la Vuelta Ciclista al País Vasco confirmara la supresión de estas profesionales en el podio de la carrera, persiste el malestar entre las afectadas. “Me sorprende cuando me preguntan si mi trabajo es sexista y ofrece una mala imagen de la mujer. Yo lo disfruto, especialmente en los encuentros deportivos. Que nos quiten este trabajo con la excusa de que somos mujeres florero, simplemente, no lo entiendo. Lo veo como una intromisión. Tú eres quien decides hacerlo. Para nada siento que desempeñe un trabajo discriminatorio, más bien me siento discriminada si me lo quitan”.

La donostiarra Sandra Martín, Miss Gipuzkoa en 2010, ha conocido las diferentes vertientes del trabajo de azafata. Tiene experiencia en congresos, donde ha hecho entrega de regalos, ha ofrecido información a los asistentes a los actos, y ha sabido adoptar un discreto segundo plano cuando la ocasión lo requería, apostándose en la puerta, a la espera de que finalizara el evento. También ha sido azafata en encuentros deportivos, como vueltas ciclistas y torneos de tenis, acompañando al deportista de turno bajo una sombrilla para facilitarle bebidas y toallas cuando lo necesita.

Esta joven de 27 años defiende la dignidad de su trabajo. Cree que existe mucho “desconocimiento social” de lo que supone ser azafata. “Quienes están en contra deberían saber que en los acontecimientos deportivos, por ejemplo, no se trata de dar flores y un besito. Desempeñamos un trabajo que no trasciende, como ir guiando a los participantes y ayudar en todo lo que sea necesario en la organización del evento”, precisa esta donostiarra.

Como se ha conocido estos días atrás, la Itzulia se ha sumado a la iniciativa tomada a principios de temporada por el Tour Down Under en Australia, seguida en el Estado por la Challenge de Mallorca y la Volta a Catalunya. Estas organizaciones indican que atienden a una demanda social por la cual la presencia de azafatas en los podios ciclistas se ha convertido en una actividad sexista y discriminatoria. A partir de ahora serán los propios representantes de los patrocinadores quienes además de entregarles el trofeo, felicitarán a los vencedores y a los líderes de las diferentes clasificaciones.

La secretaria general de Emakunde, Ana Alberdi, no solo aplaude esta medida sino que entiende que se debía haber adoptado antes. “El papel de la mujer en esos eventos se limita a ofrecer imagen, en ocasiones, incluso demasiado llamativa por el modo en el que van vestidas. No toman parte en la actividad deportiva, y están fuera de contexto”. La portavoz del Instituto vasco de la Mujer defiende que las chicas en el ámbito deportivo deberían cobrar protagonismo “como deportistas, como técnicas, como gestoras de clubes... hay miles de roles que sí son interesantes y pueden ser modelo para otras personas. Pero cuando el único motivo por el que están ahí es embellecer, para lo cual además se buscan mujeres con cierto tipo de cuerpos, eso no contribuye para nada ni a la igualdad ni a las expectativas de futuro de las más jóvenes”, deduce Alberdi.

El culto excesivo a la imagen corporal, dice, puede afectar gravemente a las más jóvenes. De hecho, los ideales de perfección y belleza “cosifican” y hacen a las chicas “más vulnerables a la crítica ajena”, según concluye el estudio encargado por Emakunde Continuidades, conflictos y rupturas frente a la desigualdad: jóvenes y relaciones de género en el País Vasco.

La donostiarra Sarah Loinaz no está en absoluto de acuerdo. Esta joven de 18 años se dedica principalmente a la moda, aunque también ha realizado trabajos como azafata en certámenes gastronómicos. Comenzó su formación como modelo con 13 años, hasta convertirse en Miss País Vasco. En septiembre del año pasado viajó a Bolivia a representar al Estado en un certamen de belleza, tras quedar finalista en Miss España.

Ha desfilado por París, ha hecho pasarelas y catálogos, sobre todo en el País Vasco y Madrid. Estos días se encuentra en Barcelona, donde sigue un estricto control dietético por la “alta exigencia” que se impone al desfilar. “El trabajo que pueda desempeñar una mujer no tiene límites. El simple hecho de que se vea en el trabajo de azafata en lo podios ciclistas una práctica sexista y discriminatoria es en sí machista. Es un empleo mucho más normal de lo que la gente piensa. El único límite debería ser el que se quiera poner la propia mujer”, defiende.

La donostiarra acudió hace unas semanas como espectadora a una concentración de motos donde pudo ver a muchas compañeras trabajando. “Les trataron muy bien. No entiendo por qué no vas a aceptar un empleo por el que te pagan muy bien y estás a gusto”.

Sostiene que existe mucho desconocimiento. “Cuando dices que te dedicas al mundo de la moda, lo primero que te dicen es que cuidado. ¿Pero cuidado por qué? Si tú puedes aprovechar tu imagen y valerte de ello para trabajar, si te dan la oportunidad de conocer a gente, de viajar, si recibes tu sueldo a cambio... ¿por qué vas a rechazar todo ello? No lo entiendo”.

Para ella es un privilegio. “El mundo de la moda es exactamente igual que cualquier otro sector. Siempre encontrarás buenas personas y otras que no lo son tanto. Al final, todo va a depender de cómo seas tú, de que sepas aprovechar lo positivo de cada oportunidad”.

El Instituto Vasco de la Mujer admite que “desde una perspectiva individual” se trata de una oportunidad de empleo para ellas. “Es algo absolutamente respetable, pero hay que tener en cuenta que estos actos tienen un valor simbólico enorme en la sociedad. Por eso, si ampliamos el foco y lo miramos desde el punto de vista del colectivo de chicas que van construyendo sus expectativas de futuro, lo que les tenemos que enseñar es su papel de deportista, y no ahondar en esa exigencia de belleza que tantísimos problemas de auto imagen generan”, defiende.

¿Pero todos los trabajos de azafata están en ojo del huracán? ¿Cuál es la línea divisoria a franquear para que un trabajo sea tildado de sexista? Emakunde explica que en todos los congresos que organizan siempre piden que exista un equilibrio entre hombres y mujeres, “y desde luego que estamos en contra de que sean unas modelos perfectas”. “Nuestra demanda es que aparezcan personas normales y no chicas que generan un modelo que no es real. El conjunto de la sociedad no responde al de las chicas de portada de revistas de belleza. Hay un camino que, en ese sentido, tenemos que ir haciendo poco a poco”.

Si para Emakunde es una buena decisión prescindir de las azafatas en el podio, para la donostiarra Sandra Martín es una piedra más en el camino. Desde que esta joven recibió formación como modelo ha intentado abrirse un hueco en un sector que no ofrece demasiadas oportunidades. “Hay mujeres que conozco que solo trabajan de azafatas. No sé si dan cuenta de que al quitarles este único trabajo que tienen se vuelven personas dependientes e incluso pueden acabar cayendo en el desánimo pensando que no son válidas. Se están metiendo en un terreno que no está beneficiando en nada a la mujer. Por evitar una determinada imagen, se están eliminando oportunidades”, lamenta.

La agencia de Modelos First Model ha trabajado durante años con organizaciones como la de la Vuelta Ciclista al País Vasco. Tras impartir cursos de formación, esta firma facilita azafatas preparadas para un sinfín de encuentros deportivos, congresos de todo tipo y trabajos para marcas publicitarias. “Cuando te llaman, te piden azafatas, pero sobre todo quieren que sean modelos. Sin despreciar a las que menos agraciadas son, las empresas que organizan estos eventos prefieren ver una cara bonita”, apostilla Oscar Cuevas, relaciones públicas desde hace 17 años de esta agencia con más de dos décadas de trayectoria profesional.

Habla de “medida absurda” la que ha conocido estos días. “Me parece una memez terrible. Entregar la flores a un deportista y dar un beso en la mejilla no es ningún trabajo sexista, ni por ello hay que entender que se trata de mujeres florero. Peores cosas hay en la época que vivimos como para plantear todo esto como un problema. Me parece asombroso. Las chicas siempre se han mostrado felices y contentas”, asegura el también delegado de selección para Miss Mundo en el País Vasco. “No solo se trata de que tengan una cara bonita, tienen que tener una oratoria y la cabeza bien amueblada, para eso las preparamos”.

Esta empresa está formando actualmente a 23 jóvenes (entre chicos y chicas) que cursan estudios durante diez meses, en los que toman conocimientos de fotografía, historia de la moda, pasarela, protocolo, oratoria, imagen personal, gimnasia, peluquería y maquillaje. En suma, todo lo que puede requerir una modelo para comenzar su vida laboral en cuanto finalice el curso. “Hay que prepararles a fondo. Aquí nadie es rubia y tonta. Entre las modelos hay abogadas, criminólogas...”.