SANTANDER. Según ha podido saber Europa Press por el relato del alcalde de Bárcena de Cicero, Gumersindo Ranero, el suceso ocurrió pasadas las 16.00 horas cuando unos menores que se encontraban en la cercanía de la finca, situada en el barrio Lamadrid, oyeron "berrar" a un toro que se encontraba en ella y le vieron "muy agresivo".
Cuando se acercaron, los menores vieron junto al toro el cuerpo de un hombre en el suelo y dieron la voz de aviso en el pueblo, tras lo que se procedió a avisar al 112, que, según ha confirmado, recibió la alerta a las 16.20 horas y movilizó a la Guardia Civil, al 061 y al Grupo de Atención Psicosocial de Cruz Roja para atender a la familia.
Una vez conocida la noticia en el pueblo, varios vecinos acompañaron a estos efectivos a la finca para intentar recuperar el cuerpo del ya fallecido y confirmar su identidad.
Sin embargo, esta tarea de rescate del hombre --que era natural del municipio, casado con una mujer también de allí y con la que tenía un niño de 14 años y una niña de 3-- se prolongó, según el alcalde, durante unas cuatro horas ya que los efectivos no podían entrar a la cerca donde se encontraba el cuerpo porque el toro estaba "como una fiera" y no lo permitía.
"Era como si fuera su trofeo", ha explicado el alcalde, que presenció estas labores de rescate. Finalmente, se solicitó autorización a la Consejería de Medio Rural del Gobierno de Cantabria para matar al toro, algo que se hizo, y poder entrar a recuperar el cuerpo del hombre, que se encontraba "machacado" y con "cinco o seis cornadas" tras ser atacado por el toro.
Al parecer, y según la versión facilitada por el alcalde, el fallecido había acudido a la finca, que se encuentra "a menos de 100 metros" de su casa, a llevar allí a una novilla que había comprado.
Tras recuperar el cadáver y confirmarse que el fallecido era el propietario de la finca fue trasladado a practicarle la autopsia.
Aunque la identidad del fallecido no se pudo comprobarse hasta que el cuerpo fue recuperado, la familia del propietario de la finca ya sospechaba, según el alcalde, que era él dado que sabían que no mucho antes del aviso de los menores éste había acudido a la finca a llevar la novilla.