Washington - El Gobierno de Estados Unidos anunció ayer que está “en las fases finales” de un plan para cerrar de manera “segura y responsable” la prisión de la base naval estadounidense de Guantánamo (Cuba).

La noticia sorprende porque el lunes el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, tras su reunión con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, anunció que la devolución del territorio que ocupa la base naval de Guantánamo, vieja reclamación de Cuba, “no forma parte de la conversación, por ahora”, entre su Gobierno y la isla caribeña.

El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró ayer que presentarán el plan al Congreso para que apruebe el cierre del penal, donde aún permanecen 116 detenidos durante la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo islamista radical. Earnest confió en que el Congreso facilite el proceso de trasferencia de detenidos y “no continúe su obstrucción”. “Es por ello por lo que trabajamos en un plan que, cuando esté completado, será compartido con el Congreso”, explicó.

El Legislativo ha amenazado con aprobar nuevas restricciones a las transferencias de presos.

El cierre de la prisión de Guantánamo obligaría a la repatriación o transferencia a prisiones estadounidenses de los reclusos, entre ellos quince que son considerados de alto valor, e incluyen a sospechosos de haber participado en los atentados del 11 de septiembre de 2001.

con rapidez La Casa Blanca deberá acelerar el ritmo de transferencia a terceros países de presos que han recibido el visto bueno para ser trasladados si quiere cerrar el penal antes de que en 2017 el presidente, Barack Obama, ceda el relevo en la Casa Blanca. Earnest recordó que se deberá garantizar que los detenidos que están en proceso de someterse a juicio de las comisiones militares de Guantánamo, creadas por el gobierno de George W. Bush, podrán ser procesados en territorio estadounidense.

El presidente Obama ha transferido a más de la mitad de los 242 detenidos que había en la base naval en territorio cubano cuando llegó al poder en 2009 y tras prometer en su campaña que cerraría el penal, abierto en 2002 y donde llegó a haber unos 700 detenidos.

“Asimétricos” El canciller cubano Rodríguez confió en que el proceso de normalización anunciado el pasado diciembre por los presidentes Obama y el cubano, Raúl Castro, será “largo y complejo” pero será posible “cooperar y coexistir”. Nuestra relación es asimétrica, no hemos impuesto ninguna limitación unilateral contra estadounidenses o sanciones económicas o ocupación del territorio”, explicó Rodríguez, quien subrayó que Estados Unidos debe tener esto en cuenta en su proceso de normalización.

Rodríguez reiteró la demanda cubana de que Estados Unidos devuelva la base naval estadounidense de Guantánamo al control de la Habana, así como compensaciones por el bloqueo económico al que EEUU ha sometido a la isla.

En las calles de La Habana, la normalidad fue la tónica en la jornada posterior al histórico 20 de julio. Muchos cubanos se mostraron esperanzados en que los trámites sea agilicen a partir de ahora, y que la reconciliación ponga fin “a la discrepancia entre los dos países”.

En 1962, el presidente demócrata John F. Kennedy ordenó el embargo económico y comercial a Cuba. En los últimos seis años, el número de reclusos en el penal -creado tras los atentados del 11-S para sospechosos de terrorismo- se ha ido reduciendo, pero el proceso de cierre tiene en contra el bloqueo del Congreso. En enero de 2015 EEUU y Cuba intercambiaron presos. Ya fue un comienzo. El pasado lunes, abrieron embajadas en Washington y La Habana. - Efe/DNA