Reina el silencio. A falta de dos semanas para coronar julio, los pasillos del Parlamento Vasco contemplan asombrados las esporádicas visitas que reciben. Solo el personal de la Cámara mantiene inalterable su actividad en una institución que, pese a haber habilitado este mes para zanjar asuntos pendientes y encauzar algunos de los marcarán el próximo curso, se mantiene muy alejada de su ritmo habitual.

Atrás quedan diez meses que en la misma tónica que el resto de la legislatura comenzaron con el objetivo común de reactivar la economía y generar empleo. Ahora toca hacer balance y desde la pausa que otorga la distancia valorar el trabajo realizado. PNV, EH Bildu, PSE y PP acuden a la llamada de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Cuatro inquilinos de sus bancadas, cuatro alaveses, dispuestos a poner negro sobre blanco sus balances acerca del último ejercicio y esbozar los retos pendientes para el nuevo curso que abrirá sus puertas en septiembre.

La parlamentaria del PP, Laura Garrido, no tiene dudas en otorgar un rotundo suspenso al Gobierno Vasco. Su “escaso impulso parlamentario” y la “incapacidad para buscar consensos” se refleja, a su juicio, en los números que arroja la Cámara: “cinco leyes propuestas por el Gobierno en tres años han sido aprobadas”, recuerda la aforada conservadora. Poco cambia esta impresión negativa en la bancada socialista, desde donde Natalia Rojo considera que el resultado de la producción legislativa es consecuencia de la “debilidad de un gobierno que decidió gobernar en minoría”. Menos contundente que su hoy compañera de mesa, Rojo sí ve claros entre la niebla y confiesa que la “pérdida de protagonismo de los debates identitarios” en favor de “asuntos sociales” que ha constatado en el último año merecen su reconocimiento. En el repaso matemático añade que “una quinta parte de las leyes aprobadas han partido del Gobierno”, una afirmación que rubrica con sentencia: “La oposición lidera el Parlamento Vasco”.

Belén Arrondo comparte que las cuestiones de “mayor calado” que han logrado el plácet del Legislativo han tenido su origen en los grupos que no sustentan al Gobierno. La parlamentaria de EH Bildu ve el ejemplo más claro en la polémica ocasionada a cuenta de la fractura hidráulica para la extracción de gas, conocida popularmente como fracking, y el posicionamiento en contra que sumó una mayoría parlamentaria.

Ante la sucesión de andanadas, recae en manos del jeltzale Luis Javier Telleria ofrecer las explicaciones sobre lo que han sido estos diez últimos meses desde la visión del grupo que sostiene al Ejecutivo, un periodo en el que el aforado recuerda la afección causada en el normal devenir de la Cámara por las elecciones municipales y forales de mayo. Pero también destaca la presencia del PNV “en todos los debates, aunque en algunos no haya estado en la aprobación de la ley”, y en el trabajo de trastienda. “El Parlamento es mucho más que leyes que se aprueban”, resalta.

Como suele suceder muchas veces en política, la mejor arma para utilizar en contra del adversario es la que proporciona el propio adversario, sobre todo si éste tiene la obligación de gobernar y asumir compromisos. Un evidente ejemplo de esta teoría es la elaboración de un calendario legislativo que pauta las pretensiones del Ejecutivo a lo largo de la legislatura.

Ahora bien, Telleria recuerda que ningún gobierno logra cumplir al 100% los objetivos plasmados en el almanaque, “como no lo hizo el PSE con Patxi López”, y destaca que bajo el titular grueso de la ausencia de pactos que se traducen en el número de leyes aprobadas sucumben estrategias menos conocidas. “Hoy hay 10 leyes mandadas por el Gobierno al Parlamento, algunas desde hace más de un año. ¿Por qué no se están debatiendo?”. La respuesta que ofrece el propio aforado jeltzale justifica que “de la misma manera que los grupos de la oposición se pueden poner de acuerdo para aprobar leyes, también se pueden poner de acuerdo en que no se hagan otras”.

La reflexión invita al debate sobre el grado de compromiso que supone publicitar un calendario legislativo. Garrido advierte de que “si te comprometes a algo tienes que saber si eres capaz de cumplirlo o no”, por lo que si al cabo de tres años “ves que de 29 leyes que recogía el calendario solo se han aprobado cinco por iniciativa del Ejecutivo, está claro que se trata de un gobierno pasivo”.

Rojo aún mantiene fresco en la memoria el paso de su partido por Ajuria Enea y comparte con Telleria que una ley que emana del Gobierno “tiene que pasar un montón de trámites burocráticos”, aunque del mismo modo afea al Gabinete Urkullu por “dejar los deberes para el final”. “Hay que marcar prioridades, y si eres un gobierno en minoría tienes que estar atento a lo que pide la oposición”, añade.

La “cierta flexibilidad” en el almanaque gubernativo que asume la dirigente socialista también aparece en el discurso de Arrondo, pero lo que la parlamentaria de la izquierda abertzale no comprende es que “en el último año llegue el interés de aprobar todo lo que no se ha aprobado con anterioridad”.

responsabilidad En la Cámara conviven los cuatro grupos representados en la mesa organizada por este periódico y el único aforado de UPyD. Desde sus respectivas atalayas han protagonizado y observado las respuestas otorgadas a las iniciativas procedentes desde el Gobierno Vasco de forma paralela a las propuestas que surgían en el seno de esta Cámara. Así las cosas, ¿cómo valora y cuantifica cada bancada las respectivas responsabilidades en este trabajo común?

Todos destacan la actitud constructiva que emana desde sus escaños y la “intención de aportar”, como matiza Garrido. “Otra cosa es que estés o no de acuerdo con la propuesta desde su origen”, añade. Rojo habla en nombre de la propia institución al considerar “responsable” la actitud del parlamentario para acometer “todo el trabajo de cocina inmenso” que requiere acercar posturas.

La calma del debate concluye cuando Telleria defiende que “el buen tono” y el “impulso común” del día a día varía al llegar el turno de hincarle el diente a una nueva ley. Ante las críticas de sus compañeras de foro, el dirigente jeltzale concreta los palos en las ruedas que achaca a la oposición. “Pedimos que se habilitase julio para que empezaran a correr los plazos en las leyes de Actividad Comercial y Adicciones. Se nos dijo que no”, protesta. El final de la frase de Telleria provoca la airada crítica de Rojo al constatar un intento por lograr que “la incapacidad del Gobierno acabe siendo irresponsabilidad de la oposición”. Arrondo y Garrido se suman a las protestas y afean la “falta de cintura política del Ejecutivo”.

Las críticas de EH Bildu y PP al Gobierno Vasco han confluido por momentos hasta el punto de convertir a ambos en extraños compañeros de viaje. ¿Será este el inicio del deshielo en las relaciones de dos fuerzas que cohabitan sin abandonar sus respectivos extremos? La respuesta de Garrido recupera el “recorrido pendiente” que a juicio del PP debe completar la izquierda abertzale para condenar a ETA. Aún así, asume “esfuerzos por parte de todos” para llegar a acuerdos ante “problemas reales” que se alejen del debate identitario. “Ojalá en un futuro podamos confluir y haya un mínimo común denominador en otras cuestiones”, apostilla.

La mayor diferencia, a juicio de Arrondo, nace en la política que emprende el PP desde Madrid y que siempre tiene “a EH Bildu enfrente”. Además afea a los populares una estrategia para llevar sus diferencias siempre “al tema identitario, pese a no ser lo único que nos diferencia”. “En el PP hay una cierta pose, se escudan en que no hemos hechos los deberes y no están en condiciones de imponer nada a nadie”, añade. Garrido se apresura en negar la mayor y dice que “de pose, nada”. El debate se calienta y la actualidad se mezcla con las históricas reyertas verbales para recordar a la izquierda abertzale que “reconozca hacia las víctimas de ETA el mismo apoyo que ofrece a las víctimas del 3 de marzo, unos hechos que todos condenamos”.

El calor del debate sirve para aclarar las diferentes posturas de una forma un tanto vehemente, pero no impide que las buenas maneras prevalezcan sobre la mesa. Los ánimos bajan de temperatura cuando el moderador invita a los parlamentarios a fijar los retos más inmediatos para el nuevo curso de septiembre.

La lista es muy amplia en todos los casos. Ante la demanda de concreción, los aforados, obedientes, sintetizan su discurso. Garrido cita la reordenación del sector público y la eliminación de las duplicidades como dos de los puntales a abordar en la recta final de la legislatura. Rojo, por su parte, menciona la lucha contra la pobreza energética, la Ley Municipal, la reforma de la LTH y la “necesaria” lucha contra la reforma laboral emprendida desde el Gobierno de España, un aspecto este último que comparte Arrondo en su intervención. La aforada de EH Bildu también rescata las cláusulas sociales en la contratación pública y un proceso de paz donde prioriza aspectos como los cambios en la política penitenciaria que pongan fin a la dispersión de presos de ETA y avance la excarcelación, “al menos de los presos enfermos”.

Telleria cierra el círculo repitiendo alguno de los hitos que aparecen en el debate y reclamando una “ampliación de las complicidades” para que el acuerdo prime sobre el enfrentamiento en el nuevo curso, un año decisivo para avanzar en las ponencias de Autogobierno y Paz y Convivencia, según observa. “Y para que ETA abandone todo y podamos avanzar en otras cosas”, concluye.

Natalia Rojo ve el próximo curso parlamentario plagado de retos pendientes. Ley de Transparencia del Sector Público, Ley Municipal, reforma de la LTH o la revisión de la “deriva” de EiTB son algunos de estos hitos, además de su posición crítica con la reforma laboral.

Laura Garrido pide un Gobierno Vasco “activo” a partir de septiembre que impulse la reordenación del sector público y la eliminación de las duplicidades. Su demanda: “Que el Ejecutivo busque consensos para aprobar leyes pendientes”.

A Luis Javier Telleria le gustaría que los retos de final de legislatura estuvieran acompañados de “una ampliación de las complicidades”. Solo así cree que se podría avanzar en “un año decisivo” para la reactivación, el autogobierno y la paz.

Belén Arrondo pone el punto de mira en las cláusulas sociales en la contratación pública y unos futuros presupuestos “sin recortes”. Pide para el próximo curso una política penitenciaria “diferente” que, entre otros aspectos, ponga fin a la dispersión.