se cumple esta semana el segundo aniversario de la toma de posesión del Gobierno de Iñigo Urkullu y han sido muchos los que han opinado sobre el ecuador de la legislatura, empezando por el propio lehendakari, quien valora que se hayan colocado los cimientos del proceso de pacificación y de la recuperación económica y confía, con grandes dosis de prudencia, en que el 2015 será el primero en el que se creará empleo neto. En términos generales, los expertos consultados por DNA valoran los esfuerzos realizados por el Gobierno Urkullu en defensa del mantenimiento de las políticas sociales y la consolidación de la paz, y su centralidad alejada de extremismos en autogobierno, pero piden más impulso en medidas para la recuperación económica, aun siendo conscientes de los condicionantes externos desfavorables. Los analistas consultados abordan los siguientes ámbitos de actuación del Gobierno Vasco:

1. Política económica y lucha contra el desempleo.

2. Protección de las políticas sociales.

3. Autogobierno y nuevo estatus político.

4. Pacificación y convivencia.

“Aprecio el discurso del Gobierno Urkullu, que está alineado con las personas en peor situación”

1. No aprecio medidas específicas que permitan una recuperación y salida de la crisis de manera diferenciada a otras fórmulas, por ejemplo, en el Estado. De hecho, por más que nuestros niveles de desempleo sean mejores, se observa una situación de estancamiento. Lo digo con prudencia porque no es materia que conozca suficientemente, pero creo que no se han tomado medidas alternativas, imaginativas o novedosas. En el recientemente presentado Plan de Ciencia y Tecnología, en el que se pretende sostener el proceso de recuperación, creo que se fía todo a la iniciativa privada. La lucha contra el desempleo pasa por la reactivación económica y la creación de puestos de trabajo de todo tipo, también empleo público, desde luego, y en este terreno tampoco aprecio un programa decidido.

2. El Gobierno de Urkullu ha realizado esfuerzos importantes, notablemente en la lucha contra la exclusión social: de un lado, en el mantenimiento de la Renta de Garantía de Ingresos; de otro, en el despliegue de una imprescindible pedagogía política y social ante la ciudadanía, en la que se ha puesto de relieve que la cohesión social es la garantía de la dignidad de todas las personas, pero también de un pueblo. Así que, en este terreno, frente a modelos distintos que se agitan en este momento, aprecio de verdad el discurso del Gobierno Urkullu, alineado con las personas en peor situación.

3. El debate soberanista está en la calle, según yo lo veo. Un gobierno debe ir respondiendo a esta cuestión desde el impulso del debate y los acuerdos en la medida en que resulten posibles según el sentir mayoritario de la ciudadanía. Es imprescindible el debate institucional en la ponencia del Parlamento, pero también el debate en el seno de la sociedad. Por ello opino que este debate institucional y social debe culminar en un proceso participativo y de expresión popular claro, y que el nuevo estatus político ha de pasar, sin duda alguna, por una consulta ciudadana acerca de la manera en que este pueblo quiere organizarse políticamente.

4. En mi opinión, junto con el de las políticas sociales, este terreno es el de mayor impulso político del Gobierno Urkullu. La demanda social de un proceso de paz y de convivencia es clara; el sufrimiento pasado también es obvio. La apuesta política de Urkullu con la creación de la Secretaría de Paz es importante y fue arriesgada, pero potente. La construcción teórica en este campo me parece buena y consistente, con un futuro práctico evidente. Más pronto que tarde, el Plan de Paz irá materializándose; bastará con que el Gobierno Rajoy reflexione sobre su inmovilismo y obstaculización, que ETA materialice definitivamente su desarme y disolución, y que quienes causaron tanto dolor, en todas partes, lo asuman críticamente.

“El lehendakari, también en pacificación, ha sabido vertebrar el país y ubicarse en la centralidad”

1. En este terreno el Gobierno trabaja de forma sostenida, tiene estrategia definida y es consciente de que no puede vender por el momento grandes titulares: está siendo una labor disciplinada, callada y constante. El contexto no ayuda: bloqueo del diálogo social, frenazo de la economía europea, y la competitividad de nuestras empresas está lastrada por factores ajenos a la acción política sujeta a nuestra competencia. Sin embargo mantenemos a flote el sistema, evitamos el naufragio, tratamos de sacar la cabeza y salir en lo posible reforzados. En la lucha frente al desempleo no hay varita mágica, la gestión es tediosa y compleja, pero hay mimbres ya elaborados para que den frutos. Es inevitable la sensación de frustración de quienes no logran reincorporarse al mercado de trabajo, y ese drama es asumido como propio por el gobierno.

2. Algo bien se estará haciendo cuando recibe críticas de uno y otro extremo: para unos son ayudas cicateras, menores, no suficientes, y para otros es un exceso, un lujo no sostenible. Ni una cosa ni la otra: se está gobernando con responsabilidad social, conscientes de la situación de excepcionalidad social, dignificando el sistema, defendiendo éticamente la RGI. Es, además, un departamento gobernado por responsables que saben qué tienen entre manos.

3. Este gobierno con el lehendakari a la cabeza muestra una faz de pedagogía política anclada en el diálogo, en la propuesta de negociación, en huir del conflicto y si es posible prevenirlo, y trabajar un buen clima de relación. La falta de empatía desde Madrid y desde Rajoy a esta forma educada, ordenada y profesional de actuar no es de recibo, carece de sentido y demuestra una prepotencia y una falta de responsabilidad poco entendible desde todo código político. El principal valor del gobierno y del lehendakari es la credibilidad que su discurso y su compostura política ofrece en este sector: ni maximalismos ni juegos de artificio. El proyecto pasa por el binomio entre dimensión plurinacional, esto es, lograr hacer compatible nuestra pertenencia a un Estado con el reconocimiento de nuestra condición nacional, y la articulación de una fórmula consensuada que haga posible legal y ordenadamente el derecho a ser consultados acerca de nuestro futuro político. El gran valor del lehendakari radica en logra colocar este debate y esta propuesta en la centralidad política vasca

4. Es encomiable el esfuerzo del lehendakari y su equipo por no cejar en su planteamiento, impecable éticamente, de abordar de manera valiente y de frente el reto de la convivencia. Una vez más ha sabido vertebrar el país, ubicarse en la centralidad, y tratar de atraer a los extremos hacia su postura, llamando a las cosas por su nombre, reivindicando derechos con una base argumentativa impecable, impulsando proyectos y trabajos en pro de la convivencia futura. El humanismo del lehendakari aporta credibilidad y veracidad a sus discursos y a sus actos en esta materia. Nadie dijo que fuera a ser fácil y su insistencia dará frutos.

“Nuestro modelo económico no ha resistido bien, hay que hacer correcciones con inteligencia y determinación”

1. El modelo económico y social diseñado para nuestro país ha demostrado ser vulnerable en variables cruciales como el desempleo y la actividad. No todos los países europeos con los que queremos compararnos soportan, como nosotros, tasas de paro cercanas al 15%, ni tasas de natalidad tan bajas como la nuestra, ni el descalabro que se ha producido en el sector industrial. Nuestro modelo, que sin duda tiene elementos positivos, no ha resistido bien a la crisis y es, por tanto, hora de hacer las correcciones necesarias con inteligencia y determinación. El Gobierno tiene dos años por delante para, con ayuda de todos los agentes económicos y sociales, avanzar en este camino. El Gobierno acaba de aprobar el Plan de Ciencia y Tecnología. Es vital que el liderazgo directo del mismo lo lleve el lehendakari y que las acciones previstas abarquen al sector privado, al público y al conjunto de centros de investigación de excelencia, los centros tecnológicos y, cómo no, a las universidades. La experiencia ilustra que el hacerlo así proporciona mejores rendimientos.

2. Para proteger las políticas sociales se precisa, entre otras cosas, un sistema fiscal que evite el fraude, proteja los incentivos a trabajar, a invertir, a asumir riesgos; se precisa una economía eficaz y competitiva, y un país cuyo sistema de valores incluya la equidad y la solidaridad como objetivos importantes.

3 y 4. Me parece sensata la política seguida en los temas de pacificación, convivencia y autogobierno. Después de los duros años en los que ETA ha estado activa generando tremendo dolor este país necesita tiempo para lograr una serenidad de la que no ha podido disfrutar durante mucho tiempo. Cuando lo logremos podremos llegar a entendernos y a convivir sin tensiones graves.

“Es un gobierno que no despierta ni entusiasmo ni rechazo significativo”

1. La acción del Gobierno Vasco está muy limitada por los recortes presupuestarios y los criterios impuestos por la UE y el Gobierno español. La deuda acumulada en la pasada legislatura es otro lastre importante en una situación de crisis que se mantiene sin que se perciba su final.

2. Frente a la demagogia y el populismo del alcalde de Vitoria en su intento electoral en torno a las ayudas sociales, la reacción del consejero de Asuntos Sociales del Gobierno Vasco ha sido importante para clarificar el compromiso de la sociedad vasca con todas las personas residentes necesitadas de protección. Es importante que ese compromiso se mantenga y se explique con mayor claridad pedagógica.

3. El Gobierno Vasco parece demasiado pendiente del proceso catalán. Más allá de algunas declaraciones, la propuesta de nuevo estatus político ha quedado tan relegada en la agenda política que, mientras desde España se habla de dar respuesta a Catalunya, Euskadi casi ni se menciona.

4. La falta de competencias penitenciarias hace que la posición del Gobierno Vasco sea particularmente débil en una cuestión tan importante. La posición del PP y su mayoría absoluta es un obstáculo difícilmente superable. Tampoco el MLNV ha dado los pasos necesarios que, como la revisión de su pasado vinculado a la violencia, podría facilitar algunos cambios.

En su conjunto, durante estos dos años mi valoración es la de un gobierno de perfil político bajo, muy centrado en la gestión administrativa y contable. Un gobierno que no despierta ni entusiasmo ni rechazo significativo. No ha marcado un cambio significativo con respecto al anterior de Patxi López.

“El Gobierno Vasco actúa con prudencia, aislándose de un contexto sumamente agitado en Cataluña”

1. En enero de 2014 el Gobierno aprobó el Programa Marco por el Empleo y la Reactivación Económica, en el que contempla para el período 2014-2016 un presupuesto de 6.475 millones de euros y la creación de 32.000 nuevos empleos. Es destacable que se desarrolle un programa de este tipo, indicador de la importancia que se concede a la creación de empleo. Sin embargo aún es pronto para valorar su eficacia. De hecho, los datos son más bien negativos.

2. En un momento de abierto cuestionamiento de las políticas sociales, la presencia en el Gobierno del consejero Aburto representa de manera muy evidente una defensa firme de las mismas. La incógnita que se plantea ahora es saber si esta misma claridad en la defensa va a sobrevivir a su cese como consejero para ser candidato a alcalde de Bilbao. Desde mi punto de vista, se trata de un movimiento que puede debilitar tal vez no las políticas sociales en su contenido más material, pero sí su defensa y justificación ante la opinión pública.

3. En este punto, el Gobierno Vasco está actuando con prudencia, aislándose de un contexto sumamente agitado de Escocia y, sobre todo, Cataluña. La búsqueda de acuerdos con el Gobierno del Estado y el reconocimiento expreso de la necesidad de trabajar en la construcción de consensos “plurales e integradores”, en palabras del lehendakari, en el seno de la sociedad vasca, dibujan por ahora un horizonte de estabilidad social y política que es de agradecer.

4. Creo que en este ámbito el Gobierno Vasco tiene relativamente poco que hacer, desde luego menos de lo que en ocasiones parece que pretende hacer su Secretaría General para la Paz y la Convivencia. Hay actuaciones e iniciativas que sí le corresponden: por ejemplo, el reconocimiento institucional y la atención a todas las víctimas de la violencia. Pero hay otras cuestiones, como las de la memoria, el relato o el fomento de la convivencia que tras el final del terrorismo corren el riesgo de convertirse en actuaciones institucionales que no responden a demandas o preocupaciones sociales.