BILBAO - "No lo vi. Como muchísimos ciudadanos". Fue la respuesta sincera del portavoz jeltzale en el Congreso, Pedro Azpiazu, cuando se le cuestionó ayer por la escasa audiencia que congregó la noche del lunes en La 1 de TVE el debate electoral entre los candidatos al Parlamento Europeo de diferentes formaciones, una fría acogida que se dio también con el emitido por ETB-2. Es por ello que PNV y CiU, que comparten candidatura, instaron a una reflexión sobre el nulo entusiasmo que suscitan este tipo de pugnas dialécticas, por lo que plantearon la posibilidad de que este tipo de envites televisivos se celebren a lo largo de toda la legislatura y no solo en campaña electoral.
Los datos hablan por sí solos. El debate de la televisión pública española -participaron Esteban González Pons (PP), Ramón Jáuregui (PSOE), Willy Meyer (IU), Ramon Tremosa (CEU), Francisco Sosa Wagner (UPyD) y Josep Maria Terricabras (ERC)- deparó una audiencia media de 838.000 espectadores, con una cuota de pantalla del 4,2%, superando solo entre la grandes cadenas al cine de La 2 (3,1% de share), y a una distancia sideral del reality Supervivientes de Telecinco (25,4%) o la serie Velvet, de Antena 3, (23.2%). Pero en el ámbito vasco las cosas no fueron mejor. La refriega electoral de ETB-2 -protagonizada por Izaskun Bilbao (PNV), Josu Juaristi (EH Bildu), Eider Gardiazabal (PSE), Carlos Iturgaiz (PP), Manu Aguirre (UPyD) e Iñigo Martínez (Ezker Anitza-IU)- obtuvo un 3,5% de cuota de pantalla y una audiencia de 31.000 espectadores. A su vez, en Euskadi, el debate de TVE tuvo incluso menor seguimiento, con un 2,3% de share.
Que los comicios europeos no captan la atención de la ciudadanía y, por extensión, del votante, de ahí el temor a que se dispare la abstención, lo refleja la diferencia entre el interés que propició el careo entre candidatos en ETB-2 y el debate electoral que tuvo lugar el 17 de octubre de 2012, en puertas de los comicios autonómicos que posibilitaron la llegada a Lehendakaritza de Iñigo Urkullu. Entonces, la media de espectadores vascos que lo siguió alcanzó los 154.000, con un 17,9% de share, y una audiencia acumulada -gente que al menos lo siguió durante un minuto- de 414.000 espectadores -ayer fue de 296.000-. El diputado de CiU, Josep Sánchez Llibre, abogó por multiplicar estos encuentros a lo largo de los mandatos, como sucede en otros países de la Unión Europea, introduciendo aspectos que preocupan a la ciudadanía.
Y si hace falta, modificar el formato, que resulte menos encorsetado y monótono, que es lo que provoca más desafección política. Ese diseño puede incluso resultar perjudicial para los propios protagonistas. Que se lo pregunten si no al popular Miguel Arias Cañete, que partía como claro favorito en el cara a cara con la socialista Elena Valenciano, y perdió literalmente los papeles. Ese enfrentamiento tampoco despertó simpatías, con el 9,5% de share y 1.836.000 espectadores en el Estado. Todos los expertos coinciden en que estos debates, donde todo se pacta hasta el milímetro, difícilmente varían el resultado en las urnas. Sin preguntas imprevistas, son los directores de campaña, para bien o para mal, quienes libran el duelo con anterioridad.
3,5%
Cuota de pantalla. Fue el 'share' de la pugna dialéctica entre los candidatos vascos al Parlamento Europeo, con una media de 31.000 espectadores.
4,2%
Cuota de pantalla. 838.000 espectadores de media en todo el Estado. 2,3% de 'share' en Euskadi.