VITORIA- El Gobierno Vasco acaba de presentar su Estrategia Marco de Internacionalización 2020, que abarca la salida de las empresas al exterior, pero también la relación con los vascos repartidos por el mundo y la ampliación de las euskal etxeak, puntos de encuentro de esa diáspora. Además, habrá planes sectoriales en áreas como el turismo.
Los gobiernos del PNV han apostado históricamente por la internacionalización, pero ahora le han dado un impulso especial. ¿Por qué?
-Hay toda una tradición, y una parte de ese camino lo han hecho las empresas. Lo que estamos proponiendo es la necesidad de dar un salto cualitativo porque la internacionalización es un reto de país que, por supuesto, afecta a las empresas, pero en el que deben verse involucrados prácticamente todos los ámbitos de la sociedad porque nos ha tocado vivir en un mundo globalizado, somos parte de Europa, y nos obliga a estar mirando más allá de nuestras fronteras, y además parte de nuestros retos son globales, como el envejecimiento activo, y tienes que ver qué respuestas están dando otros territorios.
Hay algunos partidos que dicen que, en crisis, si hay que recortar, habría que hacerlo de la acción exterior. Ustedes no lo comparten...
-Es evidente que no. Contemplamos la acción exterior como una de las palancas para salir de la crisis. De hecho, la estrategia atiende a uno de los puntos del plan de reactivación.
¿Las empresas vascas quieren internacionalizarse ante la depresión del consumo interno del Estado?
-Cada vez son más las empresas interesadas en salir buscando alternativas al que hasta entonces podría ser su principal mercado. El número se ha multiplicado exponencialmente.
¿De qué países quiere aprender Euskadi?
-Alemania, Francia y Reino Unido, y los países nórdicos, que son economías pequeñas, pero con altos niveles de bienestar social y con modelos de sociedad, relaciones laborales y gestión de ayudas públicas que miramos con interés. Queremos también aprender de lo que ocurre en Estados Unidos, que está en la vanguardia de muchísimos campos; y de México. Miramos mucho a Asia, y sobre todo a las economías pequeñas pero muy innovadoras como Corea del Sur o Singapur. Queremos captar conocimiento, buenas prácticas y políticas públicas eficientes.
¿Y a qué países quiere exportar?
-A Alemania, Reino Unido, Francia, los nórdicos, México y Estados Unidos, y toda América Latina, a la que vemos como un mercado natural al que vender nuestros productos, cultura vasca y políticas públicas. También India, China y Sudáfrica.
¿No contemplan abrir una delegación en Asia?
-La apuesta que hemos hecho es mantener el número de delegaciones. No descartamos a futuro que, si la situación presupuestaria mejora y conseguimos los consensos necesarios, podamos abrir más. En todo caso, la red vasca es mixta, se compone de delegaciones del gobierno y, en otros países, de las oficinas comerciales de la Spri. Y en China, India y Singapur sí hay oficinas de la Spri.
PP y UPyD se han preguntado por qué no se pueden cerrar las delegaciones si ya hay oficinas de la Spri...
-Allí donde hay una delegación, la delegación incluye oficinas de la Spri. No hay dos cosas. No están duplicadas. Y no cerramos nuestras delegaciones porque cumplen un rol muy concreto, aportan conocimiento del país, de las oportunidades que hay, y tienen relación permanente con las administraciones públicas de la zona, con agentes económicos y sociales, y esa red de contactos se puede poner a disposición de los agentes vascos que tienen un proyecto de internacionalización para acompañarlos. Durante la elaboración de la estrategia hemos contado con la opinión de personas procedentes de distintos sectores, les preguntamos cuál de los instrumentos veían más útil, y el 23% citó en primer lugar a las delegaciones.
¿Por qué hay que afrontar estos retos con la marca 'Basque Country' y no con la marca 'España'?
-De la misma manera en que las empresas compiten, compiten también los países para captar inversiones, turistas y talento. En esa competencia, competimos exactamente igual con Francia que con Andalucía. Por lo tanto, queremos crear una marca, que por supuesto no va contra nadie, pero que pretende poner el foco en los puntos fuertes y los elementos diferenciales que tiene este país. Tenemos una lengua, una cultura y una identidad propias, una estructura productiva distinta a la del conjunto del Estado, con un peso industrial mucho mayor; un autogobierno consolidado, y un altísimo grado de cohesión social; seriedad en el trabajo y el valor de la palabra dada. Tener una buena marca es una ventaja competitiva que abre puertas. Eso es lo que pretendemos, nada más. Crear una marca que aporte valor a quien quiera utilizarla.
¿Hay muchas empresas que quieren utilizarla?
-Ya tenemos quienes están utilizando esa marca. Y a partir de ahora queremos abrir un proceso de adhesiones para que la sociedad se apropie de la marca.
En el exterior, ¿la diferencian de la marca 'España'?
-Hay sitios donde todavía se confunden mucho las cosas, sinceramente. Es verdad que desde hace muchísimo tiempo nuestras empresas están en el exterior, se conoce nuestro carácter industrial y tenemos imagen de seriedad pero, en otras geografías más lejanas, hay cierta confusión.
¿Se abren más los mercados a una Euskadi en paz?
-No sé si se abren más, pero es como si nos hubiéramos quitado un velo, y se perciben de forma mucho más nítida nuestras fortalezas y los elementos diferenciales. La ausencia de violencia es un factor que ayuda incluso a vender la marca Basque Country, vamos a ser percibidos de manera muchísimo más nítida.
¿La violencia condicionaba en el pasado la apertura de Euskadi?
-No sé. Al final las cifras están ahí, estamos vendiendo 20.000 millones pero, desde luego, no ayudaba.
Con la potente red exterior que tiene Euskadi, ¿no barajan usarla para lanzar un proceso soberanista?
-Desde Acción Exterior no nos corresponde tomar ese tipo de decisiones. El diseño del autogobierno es algo que tiene en su mano el Parlamento, que acaba de activar una ponencia.
¿La reforma de la Ley de Acción Exterior de Rajoy ha estrechado el control sobre las comunidades?
-Sin duda. La ley reconoce a las comunidades como agentes de acción exterior para, a continuación, tratar de limitar nuestra acción. Y es muy curioso porque, en el año 1994, el Tribunal Constitucional dejó muy clarito que la acción exterior de las comunidades era totalmente legítima. Hay un intento de control que no nos gusta. No se acaba de asumir cuál es la estructura del Estado, que existen una serie de comunidades autónomas con competencias, y que el ejercicio de esas competencias nos lleva a actuar en el exterior. Y el Estado preferiría que todos actuáramos de acuerdo con una directriz única, pero eso tiene poco que ver con el modelo de Estado del que nos hemos dotado.
Han pactado no informar de sus viajes cuando tengan lugar en la Unión Europea. ¿Le satisface el resultado de la negociación?
-Algunos cambios mejoran el texto pero, sinceramente, no nos gusta.
¿Negociarán con Madrid que Euskadi tenga presencia en instituciones europeas donde se tomen decisiones que afecten a sus competencias?
-Sí. De hecho, ya propusimos en noviembre que se convocara el grupo de trabajo de asuntos europeos y acción exterior de la comisión bilateral. Todavía no hemos tenido respuesta, pero queremos propiciar una reunión de ese foro para plantear este tipo de demandas. Queremos que Euskadi pueda participar directamente en aquellas instituciones en las que se debaten asuntos de nuestra competencia. Por ejemplo, en el Consejo del Ecofin -congrega a los ministros de Economía de la Unión Europea-, en el Consejo de Competitividad o en el de Justicia, en los que a día de hoy no podemos participar.
El pacto con el Gobierno de Zapatero, que Euskadi tuviera presencia en el Ecofin, ¿no se ha plasmado?
-Tenemos presencia en el grupo de trabajo, pero no en el Consejo propiamente dicho. Es una reivindicación que queremos plantear al Ministerio.
¿Euskadi debería tener voz y voto, participar en pie de igualdad?
-Deberíamos tener participación activa en todos los asuntos de nuestra competencia. Si se están tomando decisiones que afectan a nuestra competencia, queremos ser parte y estar sentados en los órganos donde se toman esas decisiones.
¿Qué órganos?
-El Consejo de Ministros, y queremos tener mayor grado de participación en los comités de trabajo de la Comisión Europea. Participamos en algunos, pero no en todos los que tienen que ver con nuestra competencia.
¿Ve voluntad en Madrid?
-El día que nos sentemos en la comisión bilateral, podré responder. De momento, esa reunión no ha sido posible.
¿Los embajadores europeos hablan del proceso soberanista catalán?
-Sí tienen interés en conocer qué está ocurriendo. Los embajadores hacen un seguimiento de la actualidad política y económica del país en el que están destinados.
¿Pero no con el dramatismo con el que lo pinta el Gobierno español?
-Lo que ocurre es que los gobiernos extranjeros suelen ser muy cuidadosos a la hora de pronunciarse sobre estos temas, porque entienden, y así lo suelen manifestar habitualmente, que es un asunto de ámbito interno.
¿Preguntan por la nueva situación de paz en Euskadi?
-Cuando los embajadores o una visita extranjera se acercan a nosotros, tratan de tener una foto lo más cercana posible a la actualidad del país, conocer la situación económica, en qué punto está el proceso de paz, y nosotros les solemos hablar del proceso que se acaba de poner en marcha para revisar el estatus de autogobierno de Euskadi. Son temas que les interesa conocer.
¿Se ven sin dramatismo?
-Quieren conocer, hacen las preguntas pertinentes, reciben información por nuestra parte de los planteamientos que estamos realizando, y nuestros planteamientos en cada uno de esos campos son perfectamente razonables, ajustados a derecho y democráticos. Por tanto, son percibidos como planteamientos razonables.
Lakua quiere captar cuatro eventos internacionales. ¿Cuáles?
-Las personas que nos visitan, a ser posible que ocupen una posición relevante, son magníficos altavoces cuando vuelven a sus países. La atracción de esos eventos va a suponer la venida de personas relevantes. Hablamos de eventos vinculados al sistema de Naciones Unidas, organizaciones internacionales que a menudo tienen eventos con carácter rotatorio, seminarios... En torno a esos eventos se mueven muchísimas personas. Tienen alto impacto, además de suponer estancias y gasto mientras están aquí.
¿Juzga positivamente el foro económico que acogió Bilbao?
-Para muchas personas, era la primera vez que venían a Bilbao y, por tanto, les ha supuesto tener un primer punto de contacto, y espero que a la vuelta vendan Bilbao.
¿Los altercados pudieron empañar la imagen de Euskadi?
-Los altercados desde luego no hacen un favor ni a la imagen de Bilbao ni a la del país, eso es evidente, pero también es verdad que algunos foros a veces van desgraciadamente acompañados de este tipo de manifestaciones también en otros sitios.
Los partidos avalan la internacionalización empresarial, pero no parece haber tanto consenso sobre la diáspora o las euskal etxeak. ¿Qué saca Euskadi en limpio de apoyar a la diáspora?
-No estoy de acuerdo con que no haya un consenso, porque la ley que regula la relación del Gobierno con las colectividades vascas, de 1994, fue aprobada por unanimidad. Estamos en 187 euskal etxeak, y el objetivo es llegar a 200. Que haya personas que se asocian para crear una euskal etxea porque quieren mantener el vínculo con Euskadi nos parece un valor per se. Quieren mantener viva la cultura vasca y trasladarla a sus hijos, y muchos quieren contribuir a dar a conocer Euskadi.
Parte de la diáspora, sobre todo en Estados Unidos, copa puestos de relevancia política y económica. ¿Invierten en Euskadi?
-También en Chile tenemos una diáspora muy bien posicionada, y no sé tanto si invierte en Euskadi, pero muchos se ponen al servicio de los intereses vascos en los países donde viven y tratan de impulsar que los proyectos vascos puedan ver la luz en esos territorios. Sí hemos tenido recientemente el caso de alguna persona de la diáspora chilena que ha hecho una inversión importante en Euskadi.
¿Qué inversión?
-No voy a entrar en ello.
¿Qué persigue la red que conectará a los vascos del mundo?
-Unir de manera virtual a esas personas, algunas en posiciones relevantes en la empresa, la universidad, el arte o la cocina, y que de esas personas vinculadas por sus intereses en común puedan surgir proyectos de colaboración. Y nos permite mantenerlas informadas de lo que ocurre en Euskadi y que puedan ser altavoces.
Irlanda tiene un centro con la historia de su diáspora. ¿Barajan algo similar en Euskadi?
-Sí que existe una idea de crear un instituto de la memoria de la diáspora, pero en este momento no es una de nuestras prioridades, sobre todo teniendo en cuenta la situación presupuestaria pero, aunque no estamos hablando de crear un museo, de lo que sí estamos hablando es de recopilar la memoria histórica. Este año vamos a lanzar un proyecto que consiste en recopilar testimonios orales. Vamos a empezar en Estados Unidos, y la idea es recoger el testimonio de esos miembros de la diáspora que tienen ya una determinada edad y que en unos años pueden desaparecer.
Muchos abandonaron Euskadi por la guerra civil...
-Sí. Y van contando el recorrido y los motivos de su destierro.
¿Han vuelto las aguas a su cauce con la Euzko Etxea de Nueva York?
-Sí. El director de colectividades vascas viajó a Estados Unidos y se reunió con el nuevo equipo de la Euzko Etxea. Hay un proyecto para presentar la labor de la delegación en la Euzko Etxea.