Bilbao. El acto celebrado ayer en Bilbao para dar a conocer los denominados encuentros restaurativos, experiencia que tuvo lugar en la pasada legislatura y que reunió en la cárcel de Langraitz a presos arrepentidos de ETA con sus víctimas a petición de los primeros, contó con la presencia de prácticamente todos los participantes en esta iniciativa: los impulsores institucionales, los mediadores entre los colectivos implicados, las propias víctimas... pero no así los victimarios, tras la decisión del juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, de impedir que Luis Carrasco, que cumple condena en la prisión de Zaballa, acudiera a la cita.
El reencuentro de Maixabel Lasa, exdirectora de la oficina de atención a víctimas del terrorismo del Gobierno vasco y viuda de Juan Mari Jáuregui, con Carrasco, condenado entre otros por el asesinato en 2000 del que fuera gobernador civil de Gipuzkoa, era el plato fuerte del acto celebrado en la Biblioteca de Deusto, ya que ambos protagonizaron uno de estos encuentros restaurativos en mayo de 2011. Sin embargo, la ausencia del preso fue perfecta metáfora de la reivindicación que sobrevoló todo el evento: la crítica al Gobierno español por poner fin a esta iniciativa como responsable de Instituciones Penitenciarias y la exigencia para que permita reanudar la misma.
La propia Lasa afirmó ante un auditorio repleto que "el Gobierno debería recapacitar y permitir a estas personas seguir trabajando". Destacó el "potencial importantísimo" de estos encuentros por el debate que pueden protagonizar en las cárceles los presos participantes con los reclusos no arrepentidos, y fuera de ellas con los jóvenes.
Minutos antes, la coordinadora del equipo que ha llevado a cabo esta experiencia, Esther Pascual, explicó que, cuando iba a arrancar su segunda fase, "el Gobierno cambió y, sin decirnos nunca que no, ha ido cerrándonos puertas y torpedeando los encuentros". Lamentó que varias reuniones han quedado en el aire y censuró que "se está privando a las víctimas y los victimarios de la capacidad del diálogo. ¿Quién es el Gobierno para impedirlo?".
Esther Pascual explicó que decidieron difundir esta iniciativa, impulsada por la oficina de atención a víctimas del terrorismo del Gobierno vasco, por una cuestión de "responsabilidad ética". Fruto de ello es el libro presentado ayer, Los ojos del otro. Encuentros restaurativos entre víctimas y exmiembros de la organización terrorista ETA, que muestra que esta experiencia "es un instrumento de justicia restaurativa", según ella, ya que permite el alivio de las víctimas y la asunción de responsabilidades del victimario. "Es un instrumento al servicio de la paz en Euskadi y en España", concluyó.
Deuda con Lasa Pese a que no pudo personarse ayer en Bilbao, el testimonio de Luis Carrasco, preso acogido a la vía Nanclares, se escuchó a través de una nota leída por el abogado y profesor de Derecho Penal Xabier Etxebarria. En la misma afirmaba que los encuentros "contribuyeron a restablecer una convivencia dañada tras años de violencia terrorista a manos de ETA, a la reparación del sufrimiento y dolor causado a las víctimas del terrorismo y, de alguna manera, a resarcir el daño causado a la sociedad y a la democracia". Expresaba además su gratitud "por la generosa participación de aquellas víctimas que se ofrecieron a entrevistarse conmigo, especialmente a Lasa, con la que lamentablemente tengo contraída una deuda a la que nunca podré hacer frente".