la entrada en vigor del copago farmacéutico cumplirá próximamente dos meses en Euskadi, un tiempo que ha servido a los pacientes y boticarios del territorio para familiarizarse con esta nueva tasa impuesta por el Gobierno central. Por lo general, la normalidad ha marcado el despliegue de un controvertido sistema que ha levantado ampollas debido a la delicada situación económica que atraviesan las familias. Claro que no todo ha sido del color de rosa y los farmacéuticos lamentan, por ejemplo, la ralentización que ha sufrido la dispensa de los fármacos entre sus clientes, algunos fallos en la asignación del tramo de renta que corresponde a cada usuario o el coste añadido que les ha supuesto modernizar sus equipos.
Por lo demás, el programa informático que sirve para aplicar el repago ha funcionado casi a la perfección y apenas ha habido que lamentar incidencias en el territorio. Así lo aseguran fuentes del Departamento vasco de Salud consultadas por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, para quienes estas primeras semanas de copago han sido de "normalidad" y "tranquilidad". Según advierten los mismos medios, "no ha llegado ninguna alerta de que haya problemas. Además, al ser la última comunidad en aplicarlo la lección ya estaba bien aprendida".
Fue el pasado 1 de julio cuando Euskadi se sumó al resto de territorios del Estado que desde hace un año ya aplicaban el copago de fármacos, un polémico recargo impulsado por el Ejecutivo de Mariano Rajoy que se traduce en un aumento medio de su coste de un 25% entre la población activa. La otra gran novedad que ha traído de la mano este sistema es que los pensionistas también deben pagar por sus medicinas, al igual que los parados, en los tres casos más o menos cantidad en función de su renta.
Por recordar algunas cifras, las personas pensionistas tienen que abonar con carácter general el 10% del precio del medicamento con un tope mensual por persona establecido en función de sus ingresos. Así, quienes perciben menos de 18.000 euros anuales deben desembolsar un máximo de 8,14 euros al mes, a la espera de concretarse las medidas compensatorias que pretende implantar el Gobierno Vasco.
El copago asciende a 18,32 euros al mes para las rentas que oscilan entre los 18.000 y los 100.000 euros y de 61,08 euros para las que superan esos 100.000. Alcanzados los topes, los afectados ya no deben afrontar más desembolsos.
En lo que respecta a las personas trabajadoras y sus beneficiarios, si sus rentas son inferiores a los 18.000 euros éstas deben seguir costeando el 40% del precio de los medicamentos adquiridos con receta oficial, como sucedía hasta hace dos meses. Si superan esa cifra pagan el 50% y por encima de los 100.000 euros abonan el 60%. Aunque hasta ahora siempre ha sido conveniente acudir a la farmacia provisto de la Tarjeta Individual Sanitaria (TIS), ahora este trámite adquiere ya rango de obligatorio para poder llevar a cabo los pertinentes cruces de datos.
A pie de farmacia, los análisis de los profesionales sobre las primeras semanas de vigencia del copago contienen elementos comunes. Adela Deleuze, propietaria de una botica en la céntrica calle General Álava, asegura que la ciudadanía estaba tan "concienciada" de la llegada del repago que "incluso cuando todavía no estaba en vigor ya preguntaba sobre él". Deleuze reconoce que "siempre hay alguna queja" entre los usuarios por el hecho de tener que rascarse un poco más el bolsillo, "sobre todo la gente mayor", pero también que no ha habido "ningún problema" con el sistema informático. "Tuvimos que adaptarnos todos y ha sido muy normal. El problema es que las ventas pueden tardar ahora el triple que antes", lamenta la profesional, quien advierte de que los gasteiztarras se han comportado "muy bien" al otro lado del mostrador. "Pensaba que iba a ser peor, pero al final estamos de recaudadores", insiste.
En esta misma línea se expresa Íñigo Puente, boticario de la farmacia ubicada en el número 2 de la calle San Francisco. Puente acaba de reincorporarse al trabajo después de unas merecidas vacaciones y reconoce que casi se ha "olvidado" de lo que ha supuesto la implantación del copago, debido al buen funcionamiento de los sistemas y a la comedida respuesta de los usuarios. "Las primeras dos semanas sí que fueron un poco de locura, hasta que nos adaptamos. Pero informáticamente ha funcionado todo bien", remarca el profesional.
Los problemas, como también señalan algunos de sus colegas, han llegado con el "retraso" que ha sufrido la venta de los medicamentos, añadido a que "ha habido que explicar todo" a los usuarios. "También se han dado protestas por tener que pagar más, sí, sobre todo al principio. Pero los clientes ya saben que nosotros no hemos implantado todo esto", justifica Puente. Además, al haber entrado el repago en vigor bastante más tarde en Álava que en el resto del Estado, "mucha gente piensa que se ha quitado un año de encima".
La voz más crítica con el nuevo sistema la pone una veterana boticaria, con 30 años de experiencia en este sector, que prefiere guardar el anonimato. Para ella, la puesta en marcha del copago "ha sido un poco atropellada" y hubiese preferido que coincidiese con el despliegue definitivo de la receta electrónica, que se desarrollará si todo va bien en lo que queda de 2013. En su caso, además, el nuevo sistema le ha supuso un gasto añadido al tener que renovar sus equipos informáticos y adquirir una nueva impresora o un lector más potente, entre otras cosas.
Esta profesional, no obstante, considera que "algo había que hacer" habida cuenta de que las arcas públicas se encuentran "sin un duro" y que muchas personas "toman medicinas para cualquier cosa". Sostiene, por tanto, la tesis de que ha habido un importante despilfarro de fármacos a lo largo de los últimos años. "Se tiran muchos medicamentos y no somos responsables en este sentido. Lo que no era normal era que viniera gente a la farmacia a tirar cajas enteras de medicamentos al punto Sigre", sostiene la farmacéutica.
Aunque entiende que la gente "se crispe", la profesional recuerda que cuando ella comenzó en este mundo los pensionistas también tenían que desembolsar un 10% por sus medicamentos y que además era "sin un tope mensual", como sí se ha establecido ahora.
En resumidas cuentas, la boticaria califica como "fácil de llevar" la implantación del copago a nivel informático, aunque sí insiste en que en cierta medida se ha hecho "atropelladamente". "Diez días antes no sabíamos cuándo íbamos a empezar", recuerda. Lo que parece claro es que todos, sobre todo los pacientes, han debido tirar de resignación ante este nuevo recorte.