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Mucho más que rap

No es sólo un disco de hip hop. Es la ocasión para que la gente de la calle demuestre que tiene mucho que contar. Carlos, educador, puso el altavoz y pronto formó equipo

Mucho más que rap

Tenían mucho que contar, y ahora lo están haciendo. Con rimas y juegos de palabras, a golpe de beat, mientras descubren su flow. Sofian sonríe hasta cuando se le traba una palabra y Andrés dibuja rictus serio mientras se pelea con los versos. Saioa, La Omega, pone su experiencia como MC, incapaz de parar los brazos mientras rapea, y ellos la miran con atención, hambrientos de aprendizaje. Jamal Romu, como asesor musical, bombardea a los chavales con correcciones y sugerencias, haciendo malabarismos con las acentuaciones, encajando cada sílaba con el pegadizo compás del hip hop. Cantan lo que Pilar Corcuera, veterana poeta y rapsoda, escribió para ellos y para que ellos continuaran su obra. Y en todo este puzzle de sonidos, de pasión, de oportunidad, Carlos ocupa la pieza central. Es el educador de calle que decidió dar voz a Sofian y Andrés, para demostrar la creatividad que se cuece en las calles vitorianas, embarcando a los demás en su objetivo. El resultado: la grabación de un disco, que ya llega a su fin.

La idea surgió el año pasado, cuando Carlos llevó a un simposio de su gremio en Barcelona un rap grabado por varios jóvenes con la idea de "qué le dirías tú a un congreso de educadores de calle". La iniciativa epató y el trabajador municipal se decidió a dar un paso más. Sofian, de 19 años, y Andrés, de 15, aceptaron la invitación sin dudarlo. "Escucho hip hop desde que tenía ocho años y quería transmitir mi mensaje, aunque no tenía experiencia y sabía que costaría", dice el primero, al que le gusta que le llamen Monkey. "Yo había hecho alguna colaboración con La Omega, de siempre me había gustado este estilo, voy con una libreta a todas partes y apunto las cosas que se me pasan por la cabeza... Conocí a Carlos en un partido de fútbol y acepté. Era una gran oportunidad", cuenta el segundo, apodado Rolo.

Los dos confiesan que jamás hubieran imaginado "que quedase tan bien". Si el disco está resultando redondo es gracias a la incondicional entrega de todos los que están colaborando en su confección. A Carlos se le llena la boca de agradecimiento cuando habla de Pilar. "No quiere publicidad ni salir en el reportaje, pero hay que hablar de ella", subraya. Responsable de los talleres literarios en los centros socioculturales de mayores, entre otras labores, es quien ha dado pie a cada canción. Poesías que luego Sofian y Andrés han continuado y musicalizado. Una labor esta última que hubiera sido imposible sin La Omega, que además de su arte ha puesto a servicio del proyecto su estudio de grabación. "Poned cómo se llama, Drama Studios", nos pide el educador, mientras la joven aplaude la solicitud con un elocuente gesto hiphopero.

Hay buen rollo en el equipo. Llevan ya seis meses juntos. "Empezamos en septiembre", explican. Y han sido muchas horas de trabajo. Como mínimo, se han reunido dos veces por semana en una sala del centro cívico de El Pilar para componer y recitar, aunque también han quedado en navidades, fines de semana y festivos. Un no parar. Como para que alguien diga que las nuevas generaciones están dormidas, apáticas. El objetivo era grabar nueve canciones, más una intro, y dos vídeos musicales. Ya sólo les quedan cuatro y los clips. Por cierto, que de la parte de edición se encarga otra persona más. Por colaboraciones que no sea. Ella es Itziar, licenciada en Bellas Artes, responsable de los talleres de emociones del Ayuntamiento, encantada de participar. "El arte es un medio de expresión a mano de todos, y tener la oportunidad de ayudar y de aprender, de poner cosas en común y de poder conocer a sofians y andreses es muy gratificante", sostiene.

Las temáticas de las canciones son muy variadas, pero todas tienen en común el reflejo de los pensamientos y sensaciones de los dos jóvenes. Chicos preocupados por el devenir del mundo, las guerras, la pobreza, las políticas que premian a los ricos y perdonan a los defraudadores, el racismo... Critican sin ambages, con palabras malsonantes si hace falta, pero confían en que otro planeta es posible. Imprimen a sus obras el sello de la interculturalidad. Y hay una, en concreto, que "no puede ser más fusión". Árabe, euskera, txistu y trikitixa, gracias a las colaboraciones de varios músicos gasteiztarras. Aún están con ella, dice Carlos, pero prevé que quedará "muy bien". Sofian pone cara de concentración, consciente de su protagonismo: él regalará la voz a la composición.

El educador de calle se muestra exultante por todas las contribuciones que se han ido sumando en estos meses. "Hay otra canción que tiene coros con niños de un taller de emociones", apunta, a la vez que la pone. Lo que están haciendo no es sólo un disco: "Este proyecto tiene un contenido muy profundo, porque incorpora a chavales aficionados al rap que tienen mucho que decir con gente más experta, rapsodas, personas de distintas edades...". Es una oda al trabajo en equipo, a la pasión juvenil, a la veteranía, al entendimiento, a la integración, a través de la música. En esta semana han llegado a recibir la visita de un participante en los talleres de los centros de mayores que quería aprender a rapear una canción de Sabina para un recital y no sabía cómo marcar el ritmo. "Pilar siempre nos dice que sois los poetas del siglo XXI", les aseguró.

Orgullosos y emocionados, Sofian, Andrés, Saioa, Jamal Romu y Carlos continuarán dándole fuerte durante las próximas semanas. La idea es que el proyecto salga del horno "en el mes de junio". Entonces tienen previsto hacer una presentación para la ciudad con una actuación en la calle. Será "una especie de concierto", en el que participarán otros raperos. El educador de calle confía en atraer a "a toda la gente que le gusta el rollo", pero también a otros gasteiztarras con ganas de descubrir y sentir.

Quienes quieran ir saboreando el trabajo de estos chavales ya pueden hacerlo, a través de la web pecgasteiz-rs.blogspot.com, otro proyecto educativo con jóvenes. Nada más abrirla, aparece en portada la presentación de Porfía. Esta canción surgió a raíz de un poema del mismo nombre de Pilar, que ella ofreció al grupo con la intención de que fuera adaptado al rap. Una obra con gran complejidad, de vocalización y de composición, al estar sólo integrado por palabras que empiezan con la letra p. En la canción dejan su testimonio la propia escritora, Jamal Romu, rapeando las estrofas originales, así como Monkey, Rolo y La Omega con sus composiciones. Al principio se le oye a Pilar. "Podría pedir palabras prestadas/ Pero prefiero palpitarlas punto/ Podría pleitear pronombres personales/ Pero prefiero postular poemas punto/ Podría procrear páginas protesta/ Pero prefiero primero provocarte punto/ Podría permanecer perenne/ Pero prefiero presentir placer punto/ Podría prometerte paraísos perdidos/ Pero prefiero profanar adverbios punto/ Podría pactar perdones/ Pero prefiero perder pureza punto (....)". Y más tarde siguen los jóvenes. "Podría presentir placeres/ Pero prefiero proponer parranda punto/ Podría posponer problemas/ Pero prefiero pagar pecados punto (...)".

"Un temazo", aplaude Saioa, tras escuchar la grabación. Cada dos o tres semanas, Carlos y los suyos irán colgando nuevas canciones en la web. Para compartir, como ya hacen entre ellos. Para demostrar lo que llevan dentro. Mucho que contar.