La indiferencia nunca ha formado parte del ADN de Mercadona. Allá donde se instala, sin excepción, el revuelo es inmediato. Un fenómeno curioso y temido incluso hasta por los bazares chinos que tiende a despertar tanta ilusión como recelo, especialmente entre su competencia directa, que en Álava es tan amplia -Eroski, Carrefour, El Corte Inglés, E.LeClerc, Sabeco, Lidl...- como temerosa ante la irrupción de una marca con una política de precios tan agresiva como la que abandera la popular firma valenciana. En privado, las grandes marcas claman al cielo contra la llegada de un nuevo competidor que pueda dar la puntilla a un sector ya de por sí tocado. De puertas afuera, en cambio, reina la diplomacia. Y entre medias, entre gigante y gigante, se cuela la voz del pez chico, el comercio local, el barrio de toda la vida. Un protagonista que no ha sido invitado a la fiesta pero que sin embargo también tiene algo que decir. Ante la inminente llegada a Euskadi de la firma valenciana, que su presidente, Juan Roig, estima que se produzca a finales de 2014, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha pulsado la opinión de cinco comercios de larga tradición en la capital alavesa, que forman parte del universo comercial que dentro de unos meses competirá con la firma valenciana. Son una carnicería, una pescadería, una frutería, un ultramarinos y un centro de estética. Cinco testimonios para conformar una fotografía del consumo en Álava, sector que varios expertos consideran que está "sobredimensionado".
Los datos de un informe elaborado por el Departamento de Industria del Gobierno Vasco al respecto, Diagnóstico del comercio minorista vasco; plan de adaptación del comercio 2015, confirman esta misma teoría. Según este trabajo, el número de superficies comerciales por cada mil habitantes en Euskadi era hasta no hace muchos años de ocho, muy por encima de la media europea. Sin embargo, lejos de decrecer, el boom comercial que se ha vivido en provincias como la de Álava, se ha duplicado, alcanzándose ahora el ratio de 16 establecimientos por cada mil habitantes. Cuatro veces más, por ejemplo, que en el Reino Unido o Alemania, y más del doble que Francia. ¿Resulta esta realidad un despropósito? ¿Hasta qué punto es beneficioso para una economía tan doméstica como la alavesa contar con una densidad comercial semejante?
El anuncio hecho a bombo y platillo por parte de Mercadona sobre la apertura en Euskadi en los próximos seis años de un total de 25 supermercados que, supuestamente, crearán mil empleos estables ha puesto los dientes largos a todo el entramado institucional local, incluido el Gobierno Vasco, empeñado desde entonces en sacar la alfombra roja cuando se tercie para contentar al mesías valenciano.
"Otro escalón" Sin embargo, la euforia va por barrios. Y a los comercios minoristas no les hace mucha gracia la llegada de este nuevo competidor, "otro escalón más que tendremos que sortear en una época de bajada generalizada del consumo", sostiene Jon Martín, de la pescadería Mar Adentro, un establecimiento obligado a competir con las grandes superficies a base de "mucho trabajo, dedicación y cuidando a nuestros clientes con una calidad máxima en el producto", añade el comerciante. Su realidad es un calco exacto de la que ocurre en otros sectores minoristas. En Frutas Iñaki, con cinco tiendas en Vitoria y más de tres décadas de experiencia, la prioridad es el mantenimiento de "producto fresco y a un precio competitivo" que le permita apurar los márgenes, un extremo que cada vez resulta más difícil de obtener. "Vitoria es lo que es y la llegada de más superficies no va a suponer que aumente el gasto, más bien todo lo contrario. Así que alguno tendrá que cerrar porque para todos no va a dar", pronostica su propietario, Iñaki Sáez de Eguílaz.
"la tarta no da más de sí" En el puesto de carne de Aizpeolea en el Mercado La Florida se lleva apostando desde hace años por la calidad tanto en sus productos cárnicos como en sus derivados. "No podemos entrar a competir en precios con estos monstruos porque nos borran del mapa, pero en el trato, la calidad y el servicio sí tenemos mucho ganado", insiste su propietario, Sabin Gorritiberea. Entiende este carnicero que la llegada de Mercadona no les va a ayudar, pero tampoco les va a influir "demasiado" precisamente porque el perfil de sus clientes no encaja con el que acude a firmas como la valenciana. "Quien quiera una buena chuleta es difícil que acuda a este tipo de superficies", concluye.
A pesar de las dificultades y de la falta de ayudas y "sensibilidad" para reactivar desde las instituciones y asociaciones comerciales las históricas tiendas de barrio, este colectivo cree que aguantará la llegada de Mercadona, aún cuando reiteran que la tarta ya no da más de sí. "Lo hemos hecho hasta ahora, pero la cosa se está poniendo muy mal. Si casi el 60% de las ventas de un sábado en el Mercadona de Miranda procede de clientes alaveses, ¿qué no nos va a ocurrir cuando lo instalen aquí?", se pregunta Manolo Garrido, de Alimentación Delma, un clásico de la zona de Aranzábal que "sortea" la crisis a golpe de riñón, levantando la persiana a las seis de la mañana y echando el cierre bien entrada la noche, reparto a domicilio incluido. Cree su propietario que en esta "injusta" particular guerra de David contra Goliat las armas para sobrevivir están muy claras: trabajo, calidad y servicio. "De otro modo no vamos a poder seguir", añade con convicción antes de pedir "más sensibilidad" a la Policía Local para que no "espante" a los clientes que estacionan temporalmente en la calle Vicenta Moguel.
Sectores como los anteriormente descritos tal vez puedan soportar mejor el embiste de la fiera valenciana con las herramientas citadas, pero en segmentos como el de la belleza, la dificultad se multiplica. Sólo hace falta darse una vuelta cualquier fin de semana por los supermercados de Mercadona en Miranda y Haro para percatarse del furor que despiertan entre las alavesas su línea de productos cosméticos. Cremas con efectos casi milagrosos que combaten la celulitis o estimulan el contorno de ojos que revientan el mercado con precios de cuatro euros máximo. Una política muy agresiva donde sólo se puede competir con calidad, entienden en la Peluquería Leire.Bas, en Zabalgana. Sin embargo, la calidad tiene un precio y en tiempos de apreturas como éstos, hay quien está dispuesto a rebajar este listón a pesar de las dudas que puedan generar productos de este tipo. En este comercio saben bien porque algunas de sus clientas ya han dado ese paso, una amenaza que ahora aumentará con la llegada a Vitoria de Mercadona, teme Leire Basaras.
En este contexto, la sensación de indefensión no es nueva, a pesar de lo cual todas las partes afectadas insisten en lanzar el mismo mensaje al Gobierno Vasco, un mismo trato para todos, una "quimera" teniendo en cuenta la fuerza que arrastran este tipo de marcas y las exigencias que piden, sostiene con resignación Sáez de Eguílaz.