Hoy, el socialismo alavés elegirá entre ratificar su confianza en el que ha sido su secretario general durante los últimos ocho años, Txarli Prieto -que tras las asambleas precongresuales parte con clara ventaja-, o apostar por la línea renovadora que abandera Juan Carlos Alonso. Esta pugna se reveló oficialmente con motivo del cónclave extraordinario de Sevilla, allá por enero del año pasado, aunque se venía gestando desde bastante antes, había comenzado a aflorar en mayo de 2011, tras las elecciones forales y municipales, y venía acumulando munición prácticamente desde la anterior cita con las urnas en 2007. En cualquier caso, ha sido en los últimos doce meses cuando el PSE ha vivido con toda su crudeza esta convulsión, un proceso en el que la dirección vasca ha ostentado un papel significativo, aunque se haya mantenido aparente en un segundo plano.
en segundo plano
Nadar y guardar la ropa
Conocida la competencia entre dos sectores en el socialismo alavés, la Ejecutiva de Patxi López optó de puertas hacia fuera por dejar que éstos dirimieran sus discrepancias en su casa. De hecho, guardó en un cajón el intento del sector oficial -desmentido públicamente por Txarli Prieto y denunciado por Juan Carlos Alonso- de expedientar a algunos integrantes del grupo renovador por la actividad de reuniones que estaban manteniendo. La Ejecutiva socialista volvió a ensayar el nadar y guardar la ropa y se limitó a desmentir que hubiera tramitado ningún expediente, sin aclarar nada sobre su existencia.
Esta bomba estallaba en vísperas de la primera reunión del Comité Nacional del PSE-EE tras la debacle electoral de las últimas autonómicas. El mismo día en que López habló de un "viejo partido convertido en un partido viejo" y de la necesidad de "un cambio profundo de ideas, propuestas, organización y personas", el ya lehendakari en funciones hacía una referencia implícita a la batalla alavesa: "Aquí ni ha habido ni habrá expedientes por pensar distinto (...). Para eso es el Congreso, para debatir, para presentar nuevas ideas. Ahí es donde se dirimen las diferencias políticas, si las hubiera".
De aquel discurso, integrantes del sector crítico alavés dedujeron un cierto respaldo velado a su posición. Hasta entonces, el único gesto público de la Ejecutiva vasca respecto a la batalla de Araba había sido el visto bueno a la fulminante desaparición de las listas electorales propuesta por la dirección alavesa para los comicios al Parlamento Vasco del 21 de octubre de todos los nombres que se habían vinculado con el grupo de críticos, entre los que aparecían nombres relevantes del grupo parlamentario como Joana Madrigal, Esozi Leturiondo y Óscar Rodríguez. Una auténtica "purga" a juicio de los críticos de la que sólo se salvó Natalia Rojo, entonces todavía vinculada a este sector crítico.
Previamente, Patxi López había resuelto liderar esa plancha electoral por Álava. La decisión tenía una doble intención: por un lado, intentar apuntalar las opciones electorales en el territorio en el que a priori el PSE confiaba en poder taponar la sangría electoral el 21-O y, por otro, evitar que la pugna entre sector oficial y crítico aflorara en plena precampaña. Sotto voce, la dirección oficial del PSE alavés manifestaba también sus quejas sobre el funcionamiento del grupo parlamentario y más concretamente culpaban a Rodríguez, su número dos, de lo que consideran un escaso papel de Prieto en la actividad del Legislativo.
El congreso de 2009
Un apoyo abrumador
Esa especie de laissez-faire al que parecía abonarse la dirección vasca respecto a lo que estaba sucediendo en Araba tenía su origen, o su jusfificación, en el 97% de los votos que respaldó la designación de Txarli Prieto como secretario general en el VI Congreso del PSE alavés en 2009. Un apoyo interno abrumador que reforzaba a Prieto frente a la dirección vasca aun cuando su discurso en Álava se convirtió en algunos momentos en incómodo para el entonces lehendakari, Patxi López. "Txarli Prieto es el mayor enemigo del cambio", llegó a decir el socio preferente de López, un PP que tentó en los primeros compases de la anterior legislatura la posibilidad de moverle la silla al entonces diputado general, el jeltzale Xabier Agirre.
Prieto mantuvo firme su postura frente al PP, pero también dejando entrever las discrepancias internas en su propio partido, hasta el punto de que en 2010 llegó a desactivar un principio de acuerdo entre los populares y el presidente de Caja Vital, Gregorio Rojo, para que los primeros retiraran la demanda contra el segundo por entender que su último mandato no se ajustaba a los estatutos. Prieto acabó pactando con el PNV la nueva dirección de Caja Vital y la designación del nuevo presidente fue otro momento en que afloraron esas corrientes internas.
La dirección del PSE asistió con preocupación a aquel conflicto que hacía tambalear su alianza con los populares. Sin embargo, mantuvo ese respaldo silente que ya había ensayado años atrás, en 2007, cuando Rodolfo Ares asistió al Pleno de investidura del diputado general convencido de que Prieto tenía atada su designación. Ese 97% de apoyo pesaba mucho, una práctica unanimidad que el secretario general del PSE alavés había logrado dos años después de ese fallido intento, incrementando el respaldo interno en cinco puntos respecto a su primera elección en 2005.
Las elecciones de 2011
Las posiciones se aclaran
Las tensiones internas afloraron definitivamente tras las elecciones municipales y forales de 2011: Patxi Lazcoz perdió la Alcaldía de Gasteiz y Prieto perdió en torno a un tercio de los votos que había logrado en 2007, cosechando una caída mayor que en el resto de territorios. Es en ese momento cuando empezó a configurarse ese grupo de renovadores que, al llegar las generales de noviembre de 2011, se sintió ninguneado y con motivo del Congreso Federal Extraordinario de Sevilla, en febrero del año pasado, decidió salir a la luz y logró enviar un delegado que, además, se desmarcó del bloque monolítico del PSE en favor de Alfredo Pérez Rubalcaba y respaldó a Carme Chacón.
El hecho de que la ponencia orgánica del Congreso de la semana pasada incluyera propuestas en torno a las primarias, o la puerta abierta que la dirección dejó en la presentación del documento incluso a un modelo de designación de candidatos al estilo francés, con elección directa y participación de simpatizantes, fue entendido por el sector renovador alavés como una asunción, más tímida, de parte de su discurso.
Aunque el primer asalto oficial en el PSE alavés se vivió hace un mes. Los críticos recortaron distancias en las asambleas de Gasteiz, donde ambos bloques prácticamente empataron en número de delegados, pero el aparato demostró su fuerza en las agrupaciones del territorio.
En ese momento, la dirección vasca intentó apurar las posibilidades de una tercera vía, fraguar algún acuerdo en el Congreso vasco que evitara la confrontación de dos listas en Araba. Fuentes del sector crítico confirman haber sido sondeados al respecto en una ocasión, una toma de contacto -aseguran- en la que no se les planteó nada concreto. Desde la dirección vasca daban por hecho que conseguirían desactivar la plancha de los críticos, dado el menor respaldo de delegados con el que cuentan a priori, quizá integrando a alguno de sus representantes en la Comisión Ejecutiva. En esa clave interpreta alguno de los renovadores la inclusión de Natalia Rojo en la nueva dirección. A esas alturas, explican desde este sector, la parlamentaria alavesa hacía tiempo que había roto cualquier relación con ellos.
De manera, que en la nueva Ejecutiva vasca no hay ni un solo nombre de los renovadores, una fotografía que -unida al devenir del debate político y orgánico del Congreso vasco- desde este bloque consideran la evidencia definitiva del posicionamiento del partido junto al sector oficial. A partir de ahí, este grupo va incluso más allá y señala que ese respaldo al liderazgo de Txarli Prieto quedó patente meses atrás, cuando fue elegido secretario general del grupo parlamentario, un puesto que tradicionalmente en el Grupo Socialista ocupa un aforado alavés. "Me comprometo a respetar al cien por cien los acuerdos y decisiones que tome ese congreso y espero que todo el mundo lo haga", dijo ayer Prieto en Radio Euskadi, aún sin formalizar su candidatura. El tira y afloja se resolverá hoy pasado el mediodía.