Gaza/Tel aviv. La violencia en Oriente Medio sigue escalando, mientras los mediadores internacionales intentan evitar una ofensiva terrestre en una carrera contra el tiempo. Gente desesperada en medio de montañas de escombros, imágenes espantosas de niños muertos; la operación militar israelí en Gaza se transforma cada día más en un baño de sangre. Desde el miércoles, las víctimas mortales por la ofensiva Pilar Defensivo son ya 104, mientras que los heridos suman 900. Y ahora, Israel se encuentra en la encrucijada de decidir si apuesta por un alto el fuego con Hamás o inicia una ofensiva terrestre en el territorio palestino.

Sus tropas, bien equipadas, ya están preparadas al margen de la angosta franja de costa y el Ejército ha alistado a unos 40.000 reservistas. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, volvió a comunicar ayer vía Twitter que Israel está "dispuesto a ampliar su intervención" y convertirlo en una ofensiva terrestre. "Seguiremos haciendo todo lo necesario para proteger a nuestros ciudadanos". Ahora, todos se preguntan si esas palabras son solo amenazas para hacer entrar en razón o algo más.

El mensaje parece que ha llegado y los esfuerzos de mediación marchan a toda velocidad: el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se encuentra en la región, y tiene previsto reunirse tanto con Netanyahu como con el presidente palestino, Mahmud Abbas. Israel ha accedido a dar una oportunidad a los esfuerzos de mediación. "Por distintos motivos, no queremos una ofensiva terrestre, entre otras cosas por las posibles pérdidas en ambos lados", dijo un portavoz del Ministerio de Exteriores israelí.

Planes En este sentido, el ministro de Diplomacia israelí, Yuli Edelstein, dejó claro que Tel Aviv no quiere una tregua de una semana, sino dejar de recibir ataques de los grupos armados palestinos durante años. "Si Hamás no está dispuesto a frenar el disparo de cohetes contra Israel por un largo periodo, nosotros sí lo estamos a ampliar la operación y convertirla en una ofensiva terrestre".

Israel tiene un objetivo claro: poner fin al continuo disparo de cohetes desde la Franja de Gaza. Y si se consigue mediante un acuerdo de alto el fuego con Hamás negociado en El Cairo, mejor. "Hay esfuerzos, no por nuestra parte, sino por la de Egipto y Estados Unidos, para llegar a una salida negociada. No estamos en contra de eso siempre que lleve al cumplimiento de los objetivos de la operación", manifestó Edelstein. Además, si los líderes de Gaza realizan reivindicaciones en las negociaciones que Israel considera demasiado grandes, esto podría llevar a que se iniciase una nueva guerra.

Cese de los bombardeos Sobre una posible tregua, el líder de Hamás, Jaled Meshal, señaló en una rueda de prensa en El Cairo que primero tienen cesar los bombardeos. "El que empezó la guerra es el que debe frenarla", manifestó. Según Meshal, Israel ha solicitado a Estados Unidos, a los países europeos y a algunos estados árabes una tregua, pero que, para darse, Israel tiene que parar los bombardeos.

Una guerra también alberga grandes riesgos para Israel. De registrarse pérdidas importantes del lado israelí, podría romperse la ola de apoyo al Ejecutivo de Netanyahu -una encuesta del diario Haaretz revelaba ayer que el 85% de los israelíes apoya la ofensiva-, y eso es algo que el jefe de gobierno no puede permitirse justo antes de las elecciones de enero. Y al precio político se unen inmensos costes financieros para un país que enfrenta protestas sociales.