Ciudad del Vaticano. El Papa Benedicto XVI habló ayer por primera vez públicamente del escándalo del robo y filtración de documentos reservados del Vaticano y expresó su total confianza en sus colaboradores -su mano derecha, Tarcisio Bertone, es señalado por los denunciantes como el jefe de los conspiradores-, a la vez que lamentó que algunos medios den una imagen de la Santa Sede que no se corresponde con la realidad.
Una semana después de que fuera detenido su mayordomo, Paolo Gabriele, acusado de haber robado y filtrado documentos reservados del pontífice, Benedicto XVI dijo ante unas 30.000 personas reunidas en la explanada del Vaticano que el caso le ha afligido. "Lo sucedido ha entristecido mi corazón, pero jamás he tenido duda de que, a pesar de las debilidades del hombre, las dificultades y las pruebas, la Iglesia está guiada por el Espíritu Santo, y el Señor jamás le hará faltar su ayuda y la apoyará en su camino", manifestó. El Papa Ratzinger lamentó que en estos últimos días se hayan "multiplicado deducciones, amplificadas por algunos medios de comunicación, del todo gratuitas y que han ido más allá de los hechos, ofreciendo una imagen de la Santa Sede que no se corresponde con la realidad". "Deseo, por ello, renovar mi confianza y mi aliento a mis más estrechos colaboradores y a todos aquellos que diariamente con fidelidad, espíritu de sacrificio y en silencio me ayudan en mi ministerio", añadió.
Por este escándalo -bautizado ya como Vatileaks, que ha puesto en la picota a la Curia Romana y ha desvelado con la publicación de más de un centenar de documentos tramas e intrigas en el Vaticano- sólo ha sido detenido hasta el momento el mayordomo. La prensa italiana aseguraba en su edición de ayer que una veintena de personas, entre ellas cardenales, están en el punto de mira de la magistratura vaticana, lo que fue desmentido por el portavoz, Federico Lombardi.
Interrogar a un cardenal Lombardi aseguró que duda mucho de que un cardenal sea interrogado por la Gendarmería vaticana. "Los cardenales responden directamente ante el Papa. Si hubiera algún problema sobre un purpurado, tendría que decidir el pontífice. No puede depender del jefe de la Gendarmería o del magistrado si se interroga o no a un purpurado", precisó. Respecto a la situación en que se encuentra el mayordomo Gabriele, de 46 años, Lombardi señaló que sigue detenido en una sala de alta seguridad del Vaticano y que todavía no ha sido interrogado por el juez instructor Piero Bonet, lo que ocurrirá a finales de esta semana o principios de la siguiente. Ayer algunos medios italianos pedían la renuncia de Benedicto XVI por considerar que es incapaz de atajar la situación creada en el Vaticano.
El escándalo de las filtraciones de documentos reservados se desató a principios de año, cuando una televisión italiana sacó a la luz unas cartas enviadas a Benedicto XVI por el nuncio en EEUU y ex secretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano (Gobierno que gestiona este Estado), arzobispo Carlo María Viganó. En ellas denunciaba la "corrupción".