El mundo de los fogones está de luto tras conocer la noticia del fallecimeinto de José Ramón Berriozabal esta noche a los 61 años, tras no superar una intervención por una afección cardíaca. Berriozabal deja un recuerdo imborrable entre sus allegados y una profesión a la que ha dedicado toda una vida, la mayoría de ella, al frente del restaurante Ikea de la capital alavesa. Tres décadas de trabajo que tuvieron su reconocimiento más mediático en 2010 cuando recibió una estrella Michelín, la segunda otrogada a un local gasteiztarra tras la del Zaldiaran. Berriozabal, nacido en Elorrio (Bizkaia), dejó hace más de un año su restaurante, que ahora regenta Iñaki Moya, tras deleitar a sus comensales desde los años 80 del pasado siglo, cuando abrió el primer Ikea en la calle Paraguay de Vitoria, que luego trasladó a la calle Castilla.

En 2010, con la concesión de la estrella de la prestigiosa guía culinaria francesa, Berriozabal recibía el fruto de un trabajo exigente, en ocasiones "infernal"; un éxito "inesperado" que el chef siempre hizo extensible a todo su equipo de trabajo. "Es un reconocimiento al restaurante, a todos los que formamos parte de él, ya que entre todos hemos sabido hacer buen uso del espíritu Ikea", reflexionaba en 2010 sobre su trayectoria, que Berriozabal trató de desarrollar siempre bajo tres premisas claras "la calidad, amabilidad y mucho cariño". Un cariño regalado y recibido, que ensancha la huella de su adiós entre todos los que coincidieron con él a lo largo de su vida.