PEKÍN. Los cinco acusados, incluido el cirujano, fueron acusados de daño intencional en la procuraduría de la ciudad de Chenzhou, en la provincia central de Hunan.

Según la fuente, el menor de 17 años de edad, de apellido Wang, oriundo de la ciudad de Anhui (este), fue contactado a través de internet por Yin Shen, encargado de buscar donantes, mientras que Tang Shimin se ocupó de rentar la habitación de un hospital local a Su Kaizong, tercer implicado en el crimen.

El cirujano, Song Zhongyu, condujo el trasplante de riñón a finales de abril del año pasado y recibió 198.000 yuanes (24.000 euros) por efectuar la operación, dinero que compartió con los otros tres implicados y con He Wei, cabeza del grupo, tras darle sólo 22.000 yuanes (2.250 euros) a Wang.

Ya en junio pasado los medios de comunicación chinos informaron sobre el caso de Wang cuando el menor le confesó a su madre que vendió uno de sus riñones porque tenía muchas ganas de comprarse un iPhone y un iPad2.

El estudiante contó además que se trasladó a la ciudad de Chenzhou en donde tres personas lo esperaban para trasladarlo a un hospital que, según verificaron los medios chinos entonces, carecía de los equipos necesarios para operar.

Wang dijo también que sus padres se enteraron de su "venta" por la herida que ésta le dejo en el cuerpo y por el iPad2 y el teléfono móvil, que él trajo consigo a casa.

Tras casi un año de haber vendido su riñón, el joven sufre de insuficiencia renal y su salud esta deteriorada.

Su caso sigue en investigación debido a que las autoridades chinas consideran que hay otros posibles sujetos implicados.

Estadísticas del Ministerio de Salud de China muestran que cerca de 1,5 millones de chinos necesitan un trasplante, pero que anualmente en el gigante asiático se practican sólo 10.000 trasplantes, razón por la cual el tráfico ilegal de órganos ha incrementado, de acuerdo a Xinhua.