DESDE su Palacio de la Provincia, el nuevo príncipe foral abre las puertas a una legislatura que estará marcada por la austeridad. Son malos tiempos para el reino y a Javier de Andrés le toca ejercer de adusto soberano para gestionar las arcas. De momento, ya ha recortado el número de consejeros de su corte y se ha comprometido a no dejar a su pueblo indefenso ante las consecuencias de la economía de guerra primando el gasto social y el empleo. Ahora queda por ver si la realidad le permite mantener su palabra.
- Multimedia
- Servicios
- Participación