Londres. El primer ministro británico, David Cameron, insistió ayer en una entrevista al diario The Sunday Telegraph en la "tolerancia cero" con la violencia en las calles y las bandas, la misma receta que promovió hace años Rudolph Giuliani en Nueva York cuando Bill Bratton llevaba el mando policial. Precisamente la contratación del superpolicía estadounidense ha hecho crecer el ya existente malestar entre la Policía inglesa y el premier con un duro cruce de declaraciones. En la entrevista, Cameron volvió a insinuar la lentitud de las fuerzas de seguridad en cambiar de táctica cuando las protestas pasaron a ser saqueos y actos violentos.

Su ministra de Interior, Theresa May, alimentó además la polémica al subrayar que lo que se esperaba de la Policía ante los disturbios era mano dura, y que fue cuando los agentes cambiaron su estrategia y pasaron a la ofensiva cuando su labor obtuvo resultados. Cansados de tanta crítica, los jefes policiales pasaron a la ofensiva. Las fuerzas de seguridad subrayaron ayer sus logros, se defendieron de las insinuaciones y siguieron con las detenciones, que ya se acercan a 2.000, una cifra que podría elevarse a 3.000, según los mandos policiales. Junto a los datos, las declaraciones: el máximo responsable de Scotland Yard, Tim Bodwin, volvió un día más a defender la actuación de sus agentes y a mostrar su enfado por las afirmaciones que sugieren que se actuó tímidamente ante los disturbios.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Jefes de Policía y aspirante a dirigir Scotland Yard, Hugh Orde, señaló que Gran Bretaña no necesita lecciones de un mando policial estadounidense, en referencia a Bratton. Asimismo, en la región de West Midlands -centro del país-, el jefe de la Policía, Chris Sims, aseguró que no adoptará "servilmente" eslóganes "vacíos" como el de la "tolerancia cero". Y mientras continuaba este rifirrafe, los juzgados siguieron tomando declaración a los detenidos, entre ellos a los dos jóvenes, de 26 y 17 años, acusados ya formalmente de triple homicidio por la muerte de tres musulmanes en la ciudad de Birmingham la madrugada del miércoles.

reflexión social En la entrevista a The Sunday Telegraph, Cameron también reconoció que en el país hay unas 100.000 familias con problemas que necesitan ayuda del Gobierno y, por ello, prometió medidas al respecto, al tiempo que aseguró que no le preocupa que haya quien vea en esta política a un "Estado niñera". Tras los disturbios y saqueos que sacudieron varias ciudades inglesas entre el sábado y el miércoles han sido varias las voces que han pedido que se haga un análisis más profundo y social de la violencia, y que no se trate como un fenómeno puramente criminal.

Lo cierto es que todavía existen muchas dudas sobre este estallido y los expertos ven en él varios fenómenos que se han unido: por un lado, ira e indignación por la situación de marginalidad en la que viven muchas familias en algunos barrios de Londres y otras ciudades inglesas, así como la falta de integración o aceptación de algunas minorías étnicas y el abuso policial.

Pero también hablan de una excesiva dependencia a las ayudas sociales de muchas familias -y, como consecuencia, los recortes recientemente aplicados por el Gobierno-; un fallo en el sistema educativo, ya que muchos jóvenes están desmotivados; las consencuencias de la falta de una figura paterna, debido a que, en muchos casos, los jóvenes de estos barrios crecen sin padre; así como el consumismo y el oportunismo, lo que podría explicar que jóvenes de familias acomodadas hayan sido también arrestados por el saqueo en tiendas.

Cameron sigue hablando de bandas criminales, aunque en su Gobierno ya empiezan a escucharse voces que piden un análisis social del tema. Es el caso del ministro de Financias, George Osborne, que el sábado reconoció que hay muchas familias que viven en la marginalidad y la exclusión social. También el nuevo asesor de Cameron, el superpolicía Bill Bratton, conocido por su "tolerancia cero" frente a la delincuencia en Nueva York y Los Ángeles, pide una reflexión al respecto.