Kiev. El magistrado que ve el juicio contra la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko por abuso de poder y malversación de fondos públicos ordenó ayer el arresto de la acusada por desacato, en una nueva vuelta de tuerca del sonado proceso. Tras el anuncio de la decisión se produjo un forcejeo entre partidarios de Timoshenko y efectivos de las fuerzas de seguridad que entraron en la sala del juzgado para llevarse a la princesa de la revolución naranja de 2004. El diputado Serguéi Vlásenko, compañero de partido de la líder opositora, trató de romper el cerco policial, pero fue maniatado por los agentes, que sacaron a Timoshenko de la sala y la trasladaron en un furgón policial a una prisión preventiva de la capital ucraniana.

Más de un centenar de agentes policiales formaron un corredor frente a la entrada al tribunal para evitar el avance de los numerosos activistas que se congregaron frente al edificio y bloquearon el tráfico en la calle principal de Kiev, Kreschátik. Los manifestantes, que coreaban gritos de "¡Vergüenza!", intentaron en vano romper el cordón policial, tras lo cual corrieron tras la camioneta que llevó a Timoshenko a penitenciaría. Uno de los movimientos que apoyan a la política declaró una "movilización popular", llamando a todos los partidarios de Timoshenko a que se reúnan el próximo lunes, fecha de la próxima vista, para exigir la destitución del presidente Víctor Yanukóvich.

La administración del presidente, a quien Yulia Timoshenko acusa de orquestar el proceso judicial en su contra con el objetivo de "represaliar a la oposición", no tardó en reaccionar sobre el arresto y negó que hubiera interferido en el proceso. "El presidente reiteró que su gabinete no tiene nada que ver y no puede interferir en las actividades judiciales, tal y como reza la Constitución", declaró Daria Chepak, portavoz del mandatario. El arresto se produjo después de que el primer ministro de Ucrania, Nikolái Azárov, compareciera como testigo en el juicio contra su predecesora e hiciera declaraciones en ruso, lo que indignó a la acusada, quien pidió un intérprete.

Azárov se personó en el tribunal para declarar contra Timoshenko, a la que el actual Gobierno acusa de excederse en sus funciones al suscribir en 2009 con Rusia un acuerdo de importación y tránsito de gas perjudicial para Ucrania. Nada más asumir el cargo, Azárov ordenó una auditoría de la gestión de Timoshenko, tras lo que la Fiscalía incoó dos procesos contra la ex primera ministra por abuso del cargo y desvío de fondos públicos. El juicio ha estado salpicado por numerosas protestas, agresiones de diputados a la Policía en la sala y manifestaciones de los partidarios de Timoshenko frente a la corte. La Fiscalía solicitó la detención preventiva de Timoshenko por entorpecer el proceso judicial.