Vitoria. Las relaciones entre el Gobierno Vasco y las diputaciones se enmarcan históricamente en el ámbito de la economía, y en ese terreno el PSE, desde Ajuria Enea, y Bildu, recién llegado a la Diputación guipuzcoana, parecen haber empezado con buen pie. Ayer el lehendakari, Patxi López, se reunió con los tres nuevos representantes forales y les entregó un documento de 21 páginas en el que propone medidas concretas para luchar contra el paro y el fraude fiscal, para racionalizar la Administración y para garantizar la sostenibilidad de los servicios sociales mediante una reforma del sistema impositivo vasco. Y ahí es donde la sintonía entre el PSE y la coalición ha surgido, como ya se barruntaba a tenor de las declaraciones previas de unos y otros, frente a las reservas de PNV y PP.

El jeltzale José Luis Bilbao, diputado general vizcaíno, avanzó su "decepción" tras el encuentro, a falta de ofrecer más explicaciones hoy, y el popular Javier de Andrés advirtió, pese al tono cordial del encuentro, de que toda reforma fiscal en Álava debe evitar la fuga de capitales y de las grandes fortunas.

Mal casan esos límites que fija el PP con las medidas contra la ingeniería fiscal, con la restitución del Impuesto del Patrimonio, o con el incremento del IRPF hasta el 47% para quienes tengan una renta superior a los 120.000 euros. O con la penalización fiscal de las bonificaciones a los altos ejecutivos.

Ésas son las ideas que el lehendakari pone sobre la mesa, y a Martin Garitano le suenan, a priori, bastante bien. El diputado general de Gipuzkoa, cuando aún se desconocía la propuesta concreta de López a los representantes forales, recordó que Bildu defendió en la campaña electoral una política fiscal de parecido signo al que ahora le proponen en Lehendakaritza. Con estos mimbres, y si no entran otras variables en juego -Garitano negó que hablara de ETA en la reunión, López dijo haberle instado a pedir la desaparición de la organización-, en las reuniones técnicas que se celebrarán a partir de septiembre el acuerdo entre Bildu y PSE será relativamente sencillo allá donde se encuentra el meollo del movimiento del lehendakari, en materia impositiva.

Como el mismo López dijo, en relación al fraude fiscal, la lucha contra el paro, el freno al derroche institucional y el mantenimiento de los servicios sociales, todos comparten el diagnóstico y puede que incluso las recetas. El lehendakari plantea interconectar las bases de datos de todas las administraciones para perseguir el fraude, identificar las duplicidades e ineficiencias en las administraciones vascas o desarrollar la Ley de Servicios Sociales de acuerdo con diputaciones y ayuntamientos.

En lo que toca a los impuestos, y aunque López pretende marcar perfil izquierdista, tampoco quiere empezar la legislatura foral peleado con dos de los tres diputados o asustando al empresariado y a los vascos que viven más holgadamente. "Es una propuesta abierta al debate", afirmó el lehendakari, quien sostuvo que "desde la discrepancia estamos todos dispuestos a estudiar las propuestas y sus efectos".

Con Garitano más o menos en su terreno -el diputado general guipuzcoano, pese a su actitud posibilista, se cuidó muy mucho de avalaren expresamente la propuesta de López-, el lehendakari trató de mitigar el recelo que parecen tener hacia sus propuestas en Álava y Bizkaia. "No se trata de una subida de impuestos, sino de tener una fiscalidad más equitativa y más justa", matizó. López quiere aprobar las primeras medidas antes de que empiece el próximo ejercicio fiscal.