EL péndulo de Newton es un dispositivo en el que se alinean horizontalmente un conjunto de péndulos idénticos, y justamente en contacto con sus adyacentes en reposo, suspendidos por medio de dos hilos de igual longitud de tal manera que el movimiento de las bolas se restringe en un mismo plano vertical. El aparatito sirve básicamente, además de para decorar muchos despachos, para ejemplificar la conservación de la energía y de la cantidad de movimiento. Bien podría también ser la metáfora de una relación entre socialistas vascos y jeltzales que, a todas luces, conserva energía y movimiento ad eternum, en periódica oscilación que en la actualidad parece querer concluir el vaivén de Lizarra y poner fin a un ciclo de doce años.

Ésa es al menos la impresión que tiene el presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV, Iñigo Urkullu, quien una semana antes de su esperada y controvertida reunión con el lehendakari, Patxi López, sostenía en su blog que "hay una decisión de los socialistas vascos de cortar todos los lazos de unión con el Partido Nacionalista Vasco". Y Urkullu basaba su aseveración en tres reuniones mantenidas con dirigentes del PSE-EE en Sabin Etxea, entre ellos el propio lehendakari en dos ocasiones y Jesús Eguiguren, en 2005, 2008 y 2009.

Empezando por el final, el último de estos encuentros fue el celebrado en marzo del año pasado, tras las últimas elecciones autonómicas, en el que el PNV planteó al PSE un acuerdo institucional que fue rechazado por los socialistas. El anterior encuentro, en febrero de 2008 poco después de la llegada de Urkullu a la presidencia del Euzkadi Buru Batzar, concluyó, según informaciones periodísticas, con la advertencia de la delegación socialista -encabezada por López y Eguiguren- de que "no hay nada que dialogar con el PNV mientras no esté Batasuna" al tanteo sobre posibilidades de avances en el ámbito de la normalización política, rechazando la hipótesis de retomar lo hablado en Loiola "aunque Batasuna se rebele ante ETA". La primera reunión referida por Urkullu data de 2005, de la época de Anoeta con Josu Jon Imaz en la presidencia del EBB y él mismo en la portavocía. Según explicó el actual líder del PNV en La memoria de Euskadi, en aquel encuentro también con López y Eguiguren, éste sostuvo que es más fácil entenderse con Batasuna que con el PNV.

Con estos precedentes, lo cierto es que el resultado del último encuentro público entre López y Urkullu el viernes pasado es una continuación lógica, aunque revela también el interés de ambos por mantener alguna pasarela de entendimiento, un esfuerzo por normalizar el desencuentro que se había salido de tono en las últimas semanas, aunque los puentes más sólidos parecen aún lejanos.

acuerdo presupuestario

Distintas rentabilidades

Los movimientos pendulares son una metáfora clásica en la política vasca, tradicionalmente atribuidos al devenir estratégico interno del PNV, pero perfectamente encajables en las relaciones de los principales actores de Euskadi.

La hipótesis de análisis más extendida es que el escenario configurado después de la declaración de Anoeta y que derivó en el proceso de Loiola había, entre otras cosas, cerrado el ciclo de abierta hostilidad entre PSE-EE y PNV abierto en Lizarra. No obstante, alejado un poco más el foco, la cuestión puede ser si ese ciclo no ha sido más largo, si ese movimiento pendular impulsado en 1998 no habrá tenido un retorno más largo que esté alcanzando ahora su punto álgido.

En este sentido, el 1 de marzo de 2009 habría supuesto el punto de inflexión definitivo, modificando radicalmente el papel de unos y otros. Curiosamente, el PSE-EE logra los resultados que logra con un mensaje de transversalidad política que luego se diluye en un acuerdo de bases con el PP. Ya en Ajuria Enea, los socialistas vascos han intentando retomar la bandera de la transversalidad. El objetivo se les puso en bandeja durante la compleja negociación presupuestaria a tres bandas -Congreso, Parlamento Vasco, Juntas Generales- que atravesó Euskadi en el último trimestre de 2009.

El Gabinete López llegaba con la tranquilidad de saber que sus Cuentas tenían garantizada la aprobación merced al acuerdo con los populares, un escenario en el que el gran rédito político para los socialistas debía ser precisamente capitalizar su capacidad negociadora y su fruto: los Presupuestos menos contestados de la última década, como el portavoz socialista destacó en el Pleno en el que las Cuentas fueron aprobadas. Más aún cuando en el Grupo Socialista se destaca la dificultad de cerrar acuerdos en el Parlamento Vasco con el PNV, no tanto por problemas de fondo, sino por la propia organización interna del grupo jeltzale.

Detalles al margen y volviendo a la negociación presupuestaria, fue el PNV el que más provecho público sacó de ese acuerdo de estabilidad institucional que, además de garantizarle la aprobación de las Cuentas en los tres territorios, le permitió aparecer ante la opinión pública como el partido que llevó la iniciativa, apuntalando su vocación institucional. De algún modo, los jeltzales comenzaban a darle la vuelta al calcetín del escenario negociador de la anterior legislatura, en la que el PSE-EE ejerció un papel de oposición responsable y comprometida institucionalmente que le fue premiado en sucesivas citas electorales.

tensión

Cada uno en su sitio

Así que ese mensaje de transversalidad previo al 1 de marzo de 2009 ha quedado adaptado a las nuevas circunstancias. El lehendakari lo dejaba el viernes meridianamente claro: el PNV "es necesario para hacer país, como todos los demás", el socio preferente del Ejecutivo vasco es el PP, con el que tiene "mayoría más que suficiente" para gobernar por lo que el PNV no es "el salvavidas de un Gobierno que no lo necesita".

Ese discurso de López, duro discurso del lehendakari que suena casi a poner en el sitio a la oposición, tiene también un trasfondo: la idea continuamente defendida por los jeltzales de que el lehendakari se mueve "en el marco de una campaña de comunicación e imagen" y el profundo malestar que la visceral reacción del PNV al perder Ajuria Enea creó en las filas socialistas, al verse cuestionada la legitimidad de su Gobierno y al hacer pesar sobre él la amenaza de una especie de gobierno en la sombra desde las diputaciones.

Una tirantez a la que han contribuido también con fuerza el retraso de la transferencia de las políticas activas de empleo -tras una muy buena jugada del PNV y un gol por toda la escuadra del PSOE a sus compañeros vascos en el marco de la negociación del Presupuesto General del Estado de 2010- y la entrada fulgurante de un escenario de pugna preelectoral centralizado fundamentalmente en Bizkaia.

López y Urkullu salieron cada uno por su lado el viernes tras hora y media de reunión; el primero a una visita programada a la fábrica de Alfa en Eibar, el segundo, a Sabin Etxea. Un detalle anecdótico pero quizá revelador de hacia dónde oscila el péndulo en este momento.