LA campaña electoral vasca que ayer tocó a su fin ha supuesto un esfuerzo hercúleo para casi todas las formaciones políticas (menos Podemos, PP y Vox, que se han conformado con soltar cuescos y regüeldos) que, mucho me temo, no tendrá gran premio mañana.

Sirvan, por lo menos, estas líneas como reconocimiento a quienes, desde sus convicciones, siendo o no las mías, se han batido el cobre hasta desfondarse para tratar de convencer a la ciudadanía de que sus propuestas de futuro son las mejores. Con todo, como ya he escrito, mucho me temo que esa lucha titánica no va a cambiar casi nada a favor ni en contra de lo que ya estaba determinado cuando el lehendakari Iñigo Urkullu anunció la disolución del Parlamento Vasco y convocó los comicios.

Fiascos y lo contrario

Respetando cada visión, resumo someramente mi composición de lugar después de estas dos semanas de berrea del voto que hemos vivido al trantrán. Empiezo por el fiasco del candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, el que se quitó las gafas cuando Otegi empezó a sacarlo a pasear hace tres o cuatro años para que se foguease y el que volvió a ponérselas cuando el del Elgoibar lo señaló como delfín. 

Su indudable solvencia en los mítines y en los actos ante la parroquia propia no ha tenido correlato ni en las entrevistas ni en los debates. De pifia en pifia hasta la victoria final. Tal cual lo anoto, porque no sorprenderá que, como avanzan los heraldos, la coalición soberanista se alce con el triunfo en escaños y tal vez hasta en sufragios. Pero si hubieran puesto de candidato a un adoquín, el resultado no habría variado. Es lo que tiene surfear en la cresta de la ola del blanqueamiento y del olvido. “Organización armada”, hay que jo...

En cuanto al aspirante jeltzale, Imanol Pradales Gil -al esencialismo españolazo todavía le salen sarpullidos por los apellidos-, lo suyo ha sido un de cero a cien en cinco segundos. El presunto desconocido es ya muy conocido y, pese a dos o tres titubeos iniciales, ha mostrado que le da al otro sopas con honda y que tiene madera de líder.

Por decirlo todo y, no siendo fan, reconozco aquí y ahora el notable empaque que ha mostrado estos días el candidato del PSE, Eneko Andueza. Conste en acta. 

El veredicto, en todo caso, llegará mañana.