¿Es posible estar en la parte final de un conciertazo de Melvins y, de repente, escuchar a gritos ¡go!? Sí. En un sábado que arrancó con una tormenta que se llevó por delante dos actuaciones –de aquella manera, pero se consiguió salvar la cita con Nat Simons & Cherie Currie aunque justo coincidiendo con Iggy Pop–, la madrugada en Mendizabala consiguió que el personal se olvidase del mal arranque climatológico, a lo que incluso se unió lo deportivo. De hecho, se vieron durante todo el día unas cuantas camisetas del Alavés por el recinto. No siempre se va de negro.

Tras el paso de Lucinda Williams, con la oscuridad de la noche ya dominando todo, llegó uno de los momentos más difíciles de esta edición del Azkena Rock Festival, decidir entre ver a Lucero y Melvins. Antes de nada, en el primer caso, hay que subrayar el excelente trabajo que el personal técnico del escenario Love, el más perjudicado por la tormenta, hizo para poder recuperar estas tablas y, aunque fuera con luz de obra (por así decirlo), sacar los conciertos adelante. Chapó.

A partir de ahí, Lucero demostraron que cuando se ponen, llegan a cotas más que interesantes. Con todo, fue Melvins el grupo que terminó llevándose el mayor número de miradas. Normal. Buzz Osborne y un imparable Steven Shane McDonald en estado de gracia, el trío se merendó en poco más de una hora el segundo escenario, demostrando que pasarán los años pero no la intensidad y la calidad. Hubo tiempo hasta para The Beatles dentro del ARF en el que, casi con total seguridad, más versiones de otras bandas se han tocado. 

Así que con la moral bien alta, el numeroso público presente se fue a ver a Iggy Pop en su tercera visita a Mendizabala. Y como siempre, una apisonadora. Es verdad que hay entre el público del rock quien odia los metales como si no hubiera un mañana, pero lo cierto es que La Iguana se presentó con una banda muy potente y sólida, también sustentada en ellos. 

A partir de ahí, un repertorio bien construido, también con clásicos básicos para que el personal pudiera cantar y bailar en condiciones, se puso al servicio de un artista que asombra cada vez que está ante el público. No hay que olvidar una cosa, en abril cumplió 76 años. Y seguro que acabó el concierto reventado, pero mientras estuvo en escena, fue todo un derroche de voz y movimiento. Por supuesto, el personal se volcó y se lo pasó en grande, como no podía ser de otra manera cuando se está ante una leyenda que lo borda.

A partir de ahí, tocó cerrar el ARF de 2023 con los dos últimos conciertos. Jim Jones estuvo en el escenario de la salida y consiguió que una parte importante de los que pensaban ya en la cama se quedase atrapado por un concierto en un formato algo distinto a lo que en él suele ser habitual. Con todo, acertó incluso a pesar de, como el resto de citas en estas tablas, no poder contar con la iluminación. Todo lo contrario que Alter Bridge, que desplegaron hasta el último foco posible para acompañar a un directo más que efectivo, sobre todo teniendo en cuenta que eran más de las dos de la madrugada. El que necesitaba un chute de energía, sin duda lo encontró aquí.