Para que un ordenador funcione correctamente hay que hacerle un mantenimiento mínimo. Y la limpieza profunda y regular de la CPU y los distintos componentes periféricos del equipo es parte de ese mínimo. Se trata de eliminar el polvo y la suciedad que con el tiempo se van acumulando en su interior. Cuanta más pelusilla de polvo se acumule en la rejilla de ventilación, más urgente es llevarla a cabo.
Los ventiladores que continuamente refrescan los componentes electrónicos tienden a acumular mucha suciedad. A la larga puede ser un problema grave ya que acaban fallando. Si mete mucho ruido, cuidado. Puede que sea necesario limpiar. Lo mismo puede suceder con el teclado y el ratón. En estos casos también puede que les haya caído algún liquido o que migas dificulten su funcionamiento. Anímate a retirar las carcasas para pasar al menos un espray de aire comprimido. También puedes recurrir a un servicio profesional si no te ves capaz.
Qué necesitas
No hay que olvidar que vamos a hurgar en el interior de un aparato electrónico y que cuenta con una toma de alimentación eléctrica. Así que antes de hacer nada, apagar y desenchufar. La seguridad propia y del aparato es lo primero.
Para ponernos manos a la obra hará falta un juego de destornilladores para abrir y retirar, con mucho cuidado para no perder los tornillos, las carcasas y las cubiertas. También se necesita un espray de aire comprimido, un pequeño aspirador, un trapo atrapapolvo y otro de microfibras, hisopos, alguna brocha suave y alcohol isopropílico del 90% (el más adecuado para emplear en componentes electrónicos.
Conviene trabajar sobre una superficie amplia y despejada para poder mantener un orden claro y no amontonar los componentes que de vayan demontando.
Dos observaciones: La primera, si los destornilladores tienen la punta imantada, mejor. Los tornillos pueden ser muy pequeños y difíciles de sujetar con los dedos. Así se evita que se caigan y se pierdan. Y segunda, retirar los tornillos de forma ordenada y controlando de forma clara dónde va cada uno. Si además los agrupas e identificas, para nota. De este manera resulta más fácil volver a ponerlos en su lugar.
La CPU del ordenador de mesa o el portátil
Antes de abrirlo, pasar un paño atrapapolvo por todo el exterior para ir quitando lo más gordo y evitar que caiga suciedad dentro cuando lo abras. También se puede aprovechar que se han soltado todos los cables para, con el hisopo o con unos bastoncillos de los oídos levemente humedecidos con isopropílico ir frotando las conexiones y eliminar la suciedad que haya adherida.
Una vez abierta la torre, soplar con el espray de aire comprimido los ventiladores y la fuente de alimentación. Ten cuidado y no hagas de muy cerca, el aire sale con mucha potencia y hay partes delicadas que pueden deformarse. Como alternativa puede usar también una perilla de aire, se tarda más pero es más delicada. Completa la labor pasando las brochas suaves por la placa base. Diferentes calibres para diferentes zonas e intersticios. Los bastoncilos también son útiles ahora.
En el caso de un portátil, el sistema es el mismo, pero antes de abrirlo puedes limpiar también la pantalla. Basta un paño de microfibra humedecido con líquido especial para pantallas y frotar con movimientos circulares. Huir de limpiacristales y del alcohol, pueden dañar las protecciones antirreflejos. Esto también es aplicable a la pantalla del ordenador de mesa.
Una vez asegurado que todo está limpio, volver a montar todo.
Los periféricos: el ratón y el teclado
Tanto el ratón como el teclado son nuestra conexión directa con el ordenador. Nuestras manos no dejan de toquitearlos y les pasamos nuestra propia suciedad, la grasilla de las manos, pelos o piel. Además comemos y bebemos junto a ellos y son es raro que les entren migas o les caiga bebida. A eso hay que añadir el polvo ambiental que de natural se posa en todo.
Donde el ratón acumula más suciedad es en su base. Al arrastrarse por la mesa o por la alfonbrilla y con el peso de la mano encima, no solo acumula toda la suciedad que pila, si no que además la comprime. Con un espray o con una perilla vamos recorriendo toda la superficie. Podemos ayudarnos de un hisopo con isopropol y de una brocha o cepillo suave.
En este punto cabe distinguir entre los ratones ópticos y los mecánicos. En los primeros hay que centrarse en el emisor de luz y limpiarlo bien. La suciedad que se acumule puede dificultar su buen funcionamiento. En el caso de los mecánicos habría que extraer la bola interior retirando la sujección exterior y frotarla con un paños humedecido en líquido limpiador. Con un hisopo se le da un repaso al interior.
Para limpiar la parte superior de los ratones, el mismo paño de microfibra humedecido basta. Las juntas se pueden repasar con un hisopo.
El teclado es algo más complicado y lleva algo más de tiempo al contar con más partes móviles, las teclas. En un primer acercamiento, se puede poner bocabajo y sacudirlo para que caiga lo que tenga en su interior. En un segundo paso, con el espray podemos soplar para empujar todo lo que quede. Si no basta, es el momento de acudir al aspirador, pero ojo con la potencia y lo flojas que estén la teclas.
Para una limpieza más profunda, se puede desmontar la carcasa y repetir la operación. Si se trata de uno mecánico, las teclas podrán extraerse y limpiarse de una en una. Apunta la posición de cada una para ponerlas de nuevo en su sitio. Puedes frotar cada pieza y la carcasa con un paño humedecido.
Si le ha caído un refresco o un café conviene ser rápido en la limpieza y dedicar tiempo al hisopo con alcohol isopropílico para conseguir eliminar todo el pringue.
En el caso de que las teclas no sean extraíbles, existe un gel, una especie de plastilina limpiadora conocida como slime que se pega sobre el teclado, aplastándolo sobre él y que atrapa toda la suciedad. Se quita fácil y arrastra prácticamente todo y no deja residuos.
A medida que aumente su confianza a la hora de realizar esta labor, cada vez será más eficaz la limpieza. Y de esta manera mejorará el funcionamiento del ordenador y aumentará su vida de servicio.