MADRID - Para la mafia albanesa, los errores no pueden ocurrir. Como saben los propios miembros de esta organización criminal, su sed de venganza es inagotable y sus tentáculos se expanden por todo el mundo. El director David Beriain se introduce en esta red de delincuentes en otra entrega de Clandestino, a las 22.30 horas en DMAX: Albania: mafia y venganza. Tráfico de armas, drogas y personas son algunas actividades ilícitas de la mafia albanesa, una organización muy hermética formada por clanes familiares regidos por un código ancestral de honor y venganza.
El capítulo arranca en la bota de Italia, frente a la costa albanesa, un enclave donde las cámaras del programa presencian la descarga de kilos de cocaína que llegan de Albania para pasar a manos de las mafias italianas. Tras el desembarco de la droga, David Beriain es escoltado por las mafias locales y las albanesas hasta una casa donde le explican cómo funciona el negocio. Intrigado por todo lo que le cuentan, se desplaza hasta el país balcánico para aprender más sobre la cultura y las tradiciones de una sociedad poco conocida en el exterior. Los espectadores serán testigos de cómo en Albania la venganza es algo obligatorio. El homicidio de un familiar implica la amenaza de muerte para todos los varones de la familia del asesino. Un código de venganza que se articula a través de unas leyes implacables conocidas como el Kanún. Beriain indagará en las raíces de esta sociedad para intentar entender cómo han llegado a convertirse en una multinacional del crimen. El periodista acompaña a los miembros de uno de los clanes para introducirse en sus negocios ilícitos, conocer a las personas que fabrican sus bombas e incluso obtener de forma clandestina una identidad albanesa.
Este episodio, el tercero de la nueva temporada, incluye una de las entrevistas más impactantes y difíciles de conseguir de la historia del programa. David Beriain se reunirá en las montañas con un sicario fugitivo, amenazado de muerte por las leyes del Kanún y obligado a ganarse la vida haciendo lo único que sabía: matar. En la entrevista muestra su incomodidad portando en todo momento una pistola y dos granadas. Solo accedió a participar porque el capo de la mafia con el que estaban grabando se lo pidió, lo que dejó claro al despedirse de Beriain: “Dale las gracias a quien te ha traído, porque si fuese por mí ahora mismo os mataría a todos”, sentencia al término de la conversación.