Gasteiz - Está feliz con los resultados que está obteniendo la serie Allí abajo y expectante con el nuevo espacio que tiene en ETB2. En él va a meterse a realizar empleos de temporada que pueden ir desde servir copas, cuidar animales o convertirse en barrendero.
Termina en Sevilla y se pone a trabajar en Euskadi, ¿no descansa nunca?
-Nuestra profesión es como el surf, vienen olas grandes y olas pequeñas, pero antes o después tienes que ser consciente de que hay que meter la tabla a la orilla. Pecamos mucho los actores de trabajar y trabajar cuando podemos, pero es que nunca sabemos qué va a haber después.
¿Sabe decir que no?
-Hay que intentarlo. Cierto que saber decir que no es una ventaja, pero, y si después de ese no, no llega nada... Yo intento aprovechar lo que viene y si no hay olas grandes, coger olas medianas y pequeñas.
No se queje que usted está cogiendo olas de buen tamaño, ¿no?
-Ja, ja, ja? Si surfeo bien en esta profesión. Estoy encantado, con el éxito que está teniendo la serie no puedo por menos que sentir que todo va muy bien, pero siempre es por el momento.
¿No le apetecían unas vacaciones?
-Los actores solemos tener demasiadas. Siempre que me llama ETB les hago un hueco porque me siguen llamando, que no es poco.
‘Como pez en el agua’, ¿se siente así en el programa de ETB?
-Más o menos. Voy compartir programa con Anjel Alkain y Maribel Salas y creo que nos vamos a reír y mucho.
¿Cómo va a ser exactamente?
-Curro de verano, y es verdad, nos van a poner a hacer distintas profesiones y veremos cómo las resolvemos. Nos puede tocar poner copas o hacer de barrendero, de bombero? A saber qué se les ocurre.
¿Qué sería lo peor para usted?
-Si me meten con animales, con bichos y esas cosas. Yo cuidador de zoo no quiero ser, a mí arrimarme a un león no me apetece nada. Los toros me dan respeto, eso que yo era de ir a las vaquillas, pero con la inconsciencia de la juventud.
Ni sokamuturras ni los encierros.
-Quita, quita? Ya soy aitatxu, no soy un jovenzuelo, y no pienso ponerme delante de un toro, eso que se lo pasen a Alkain o a Maribel Salas, ellos sí que pueden.
Volvamos a ‘Allí abajo’. ¿Ha evolucionado el personaje de Koldo?
-Creo que sí, tiene más peso, les debo caer bien a los guionistas y me meten más tramas. Lo bueno del doctor Intxaustegi es que tiene a su cuadrilla, algo que no es ficción, es realidad en Euskadi. Yo soy cirujano, en la serie que nadie se confunda, Peio es cuidador de peces y Antxon es chef de cocina, pero cuando nos juntamos en cuadrilla somos como un mismo ente, un mismo ser, un mismo cerebro.
Sintonía total, ¿eso solo pasa en las cuadrillas de chicos?
-Creo que sí. Las cuadrillas en Euskadi son en la realidad como la de Allí abajo. Nos convertimos un poco en anormales y tenemos la capacidad de integrarnos.
Koldo en la serie es un infiel.
-De eso podríamos discutir, tú dices que Koldo es un infiel, que cae en las garras?
O las otras dos están en sus garras.
-Quizá busque esa otra relación, Koldo no es de echar canas al aire, se enamoró y ahora...
Tiene el corazón ‘partío’, ¡qué cara!
-Está entre dos bandas, no tiene la malicia de buscar bragas fuera.
¿Dónde se graba mejor, en Euskadi o en Sevilla?
-En casa. Pero cuando grabamos en el sur es la mejor época. Hemos estado bañándonos en la piscina en el mes de noviembre. Aquí, en ese mes vas con el abrigo puesto. Allí se graba muy cómodo, estábamos en el centro, en familia, y es un lujo.
¿Hasta cuándo ‘Allí abajo’?
-Por mí que se alargue hasta el infinito. Si dependiera de mí firmaba por diez temporadas de lo a gusto que estoy. De momento, ya hemos firmado la cuarta.
Un trabajo totalmente diferente a lo que había hecho antes.
-Siempre me he movido en el mundo del humor, siempre he sido un cómico. No es muy diferente. Esta serie es para disfrutarla mucho. Creo que nos reímos tanto los actores cuando grabamos como los espectadores cuando la ven. Realmente, somos cuadrillas. Iker, Maribel , Santi y yo hemos trabajado mucho juntos y nos conocemos desde siempre, somos amigos en la vida real y nos lo pasamos bien. Es fundamental en la comedia pasarlo bien, si tú te lo pasas bien, los demás también.
Tiene que saber a gloria enterarse en abril que el trabajo está asegurado en septiembre.
-Tú dirás. Nosotros los actores nunca tenemos esa seguridad que tiene un trabajo normal y que cada mes tiene su nómina, esto va por rachas. La ventaja de saber que cuando acabe el verano vas a volver a tener asegurado el trabajo durante seis meses más es una maravillosa locura. Sabes que hay compañeros y compañeras con talento que están en paro, que no curran. Tener el año cubierto es una gozada, un privilegio con el que sueñas pocas veces en tu vida de actor.
¿Tiene algún proyecto más entre manos o no le da la vida?
-Sigo haciendo mis monólogos, sigo haciendo teatro; soy teatrero y eso me da vida; se puede compaginar con la tele en general y con esta serie en particular. Hay algo de cine pero hasta que no esté firmado no te voy a decir nada. Ya sabes que en esta profesión no hay que lanzar campanas al vuelo.
Es usted muy prudente.
-Es que lo de los proyectos de actor es algo que cambia mucho, hasta uno firmado se puede caer.
¿Ya ha cambiado el txakoli por el rebujito?
-Jamás. A mí dame el txakoli y el rebujito que se lo tomen ellos. Por Dios, cómo voy a hacer eso, un sacrilegio total.
¿Qué ha descubierto en Sevilla?
-Tenemos muchas cosas en común, les gusta mucho el cachondeo. Aún así, Andalucía es muy grande. Nosotros estamos en Sevilla, una ciudad super bonita, una maravilla, muy cómoda. Me hizo mucha gracia un gaditano que, hablando un día cenando en una de esas espectaculares terrazas que tiene esta ciudad, le dije: La verdad es que Sevilla tiene un color especial. Y el gaditano me dijo: La jaula preciosa, los pájaro pa’ti. Ja, ja, ja?
¿Está de acuerdo? Ya saben cómo son los vecinos territoriales.
-Bueno, los sevillanos son bastante falsetes. Son de: Hombre, compadre? Pero si te rompes una pierna no sé si vendrán. Ja, ja, ja? Es gente divertida y amable, pero?