Madrid - Wyoming alterna música y televisión. Es capaz de disfrutar de todo lo que hace y eso es lo que piensa demostrar en Mendizabala el tercer sábado de junio. Pero además tiene mucho que contar. Por ejemplo, su paso por los juzgados esta semana para responder a una demanda por hablar Dani Mateo sobre el Valle de los Caídos.

No deja la música ni a tiros.

-Ja, ja, ja... A tiros no dejo nada, aquí estamos tocando todo el rato. Llevo ya 40 años con la música y me da vida.

¿No es cansado de lunes a jueves programa diario de ‘El intermedio’ y los fines de semana, música?

-Lo hacemos de forma cómoda, es un fin de semana sí y otro descanso. Como no tengo programa los viernes, tocamos tranquilamente los sábados.

¿Qué significan los conciertos en una vida como la suya que parece más televisiva?

-Es una mezcla de gira musical, gastronómica y etílica, que está muy bien.

-Puro vicio y placer. Con esto y lo del Valle de los Caídos se va usted a condenar.

-Ja, ja, ja... Vicio sí porque no se trata de llegar, montar, tocar y correr. Nada de eso, llegamos la víspera, nos corremos una juerga y al día siguiente lo damos todo y nos volvemos tranquilos con la satisfacción del deber cumplido. Lo del Valle de los Caídos es otra historia.

¿La música le sirve de relax frente a la televisión?

-Pues sí, y menos mal. Llevamos más de 1.700 programas de El intermedio y todos están llenos de fechorías, es algo increíble. Piensas: “Se ha acabado, no da más de sí esta máquina”. Pues no, al día siguiente hay novedades, a mí estas cosas me afectan y estos fines de semana musicales me dejan como nuevo.

Vamos, que los conciertos son como su spa particular.

-Exacto, me dan aire para seguir contando fechorías de esta gente.

¿Daría el mismo juego y las mismas audiencias su programa sin fechorías o corrupciones?

-No lo sé, me gustaría que fuese así, habría que inventar otras cosas. El éxito que tiene el relato de las fechorías es que prácticamente estamos solos. En prime time nunca se habla de estas cosas. El resto lleva gente para que haga el pino y nosotros dedicamos quince minutos a explicar qué hace el Tribunal de Cuentas.

Me da la sensación de que muchos amigos no ha hecho usted.

-Ja, ja, ja... ¿Amigos? Al final no te queda ninguno, eso si alguna vez los he tenido entre los que salen en El intermedio. Este un programa satírico por el que todo el mundo acaba pasando...

¿Todo el mundo hace fechorías?

-De los que estamos hablando sin nombrar sí, porque todo el mundo la caga una vez o doscientas. Nosotros no tenemos sentido del humor y en el momento que sacas a alguien de forma peyorativa, te borra de su lista de amistades.

Al final también se ha dado una vuelta usted por el juzgado en compañía de Dani Mateo.

-Eso es algo que les gusta a los demandantes, a los señores que nos han demandado. Hemos ido por imperativo legal.

¿Cómo se ha sentido por los pasillos de un juzgado?

-No es una situación bonita. Yo iba tranquilo por una cuestión que en el fondo es bastante absurda. Que se hable de un monumento dedicado a la dictadura y a más gloria de un dictador y que te pongan una querella por ofensa a un sentimiento religioso... Cuando uno entra en la sala hay un momento de desconcierto y de tensión.

No me diga que tenía miedo.

-Te das cuenta de que te estás jugando el tipo de verdad o veinte años de cárcel; coño, te acojona.

Supongo que se archivará.

-Eso supongo yo también, no tiene sentido. Es una interpretación bastante escorada y absurda. Por esa regla de tres, todo el mundo tendría que estar procesado. Cuando uno piensa en el Valle de los Caídos nunca piensa en Dios, piensa en la Guerra Civil y en que allí están enterrados Franco y José Antonio.

Además, lo que se dijo sobre esa cruz estaba guionizado.

-Exacto, pero los demandantes nos querían a nosotros. Yo estoy citado como director del programa...

¿Le han nombrado por fin director de ‘El intermedio’?

-Pues claro que no, ¡qué voy a ser yo director! Me citan como responsables de lo que dice Dani Mateo.

Piense que le puede servir de guión de una película de humor.

-Humor negro, tiene más gracia de lo que parece porque está más cerca del surrealismo que de la realidad. El surrealismo no encaja con la legislación.

¿Da más audiencia al programa que se hayan querellado contra Dani y contra usted?

-No lo sé, pero la gente se dará cuenta de que a cualquiera le pueden meter mano y por cualquier cosa.

El programa más antiguo de La Sexta se ha convertido en un funcionario televisivo.

-Llevo casi treinta años en la tele, así que sí, funcionario. Ja, ja, ja... Ya me gustaría.

No le pegaría nada, pero hay que reconocer que La Sexta le está aguantando bastante.

-No me han quitado el programa, en otras cadenas lo han hecho de forma abrupta y con programas que iban bien, Caiga quien caiga... Pero es que llegó Aznar y quitó todo lo que no le gustaba, así es él.