NUEVA YORK - Su mochila está cargada de muchas historias que miles y miles de espectadores han disfrutado en televisión. Le gusta el mundo de la escritura y también el interpretativo. Le gusta hacer reír y también crear un universo de emociones de todo tipo. Ha escrito para ETB-2 y también para Televisión Española, entre otras cadenas. Prueba de su oficio de guionista fue Mi querido Klikowsky y Águila Roja. A varios miles de kilómetros de Bilbao ha escrito una novela cuyo título arranca sonrisas y suscita curiosidad: Los muertos no comen yogures.

‘Los muertos no comen yogures’, ¡vaya título!

-Ja, ja, ja? El filtro para llegar hasta Los muertos no comen yogures fue muy arduo. El final de la novela y el título fueron realmente complicados. Me gustó éste, es para una novela policiaca pero no al uso.

Un título muy particular, una novela policiaca que no lo es?

-Es policiaca aunque no lo parezca y está hecha en clave comedia, tener este título puede llamar la atención y explica que no es seria.

Su mochila está llena de letras.

-Sí, pero no en forma de libro, este es el primero; mi bagaje está hecho a base de guiones de televisión, de TV movies, obras de teatro?

¿Por qué le da por escribir un libro?

-Llevas quince años trabajando en televisión, empiezas con toda la ilusión del mundo, sigues porque es un trabajo muy vocacional, te gusta mucho?

¿Dónde está el ‘pero’?

-Llega un momento en el que te cansas. Te cansa el que los productores te digan lo que hay que escribir y te estén corrigiendo siempre. Llegó ese momento en el que me apetecía escribir una historia mía.

¿Por qué una novela policiaca?

-Porque le podía aplicar mi oficio de guionista para crear una escaleta y que cada capítulo tuviera un avance o los puntos de giro. Está escrito como si fuera una película.

¿Es más fácil novelar o guionizar?

-No, no. Guiones puedes escribir uno cada tres semanas, la novela es más complicada. Siendo mi primera novela me enfrenté a muchas cosas que no sabía cómo abordarlas. En resumen, es un lenguaje totalmente distinto.

Si volvemos la vista atrás, nos topamos con que usted era el coordinador de guiones de ‘Mi querido Klikowsky’, una serie de ETB-2.

-Estuvimos mucho tiempo. En esa serie hice de todo, empecé de guionista, fui actor y terminé de coordinador de guión.

Vale para todo, un roto y un descosido.

-Ja, ja, ja? hay que hacer de todo. Esa serie nos funcionó muy bien. Tengo muy buenos recuerdos de Mi querido Klikowsky. ¡Qué tiempos aquellos!

Una de sus últimas series antes de irse a vivir a Estados Unidos fue ‘Águila Roja’.

-La última, última, fue BuenAgente para La Sexta, que no tuvo mucho éxito. Águila Roja fue más pelotazo, una serie que ha tenido mucho recorrido.

¿Puede testar desde Nueva York cómo está la ficción en este lado del Atlántico?

-Sí. Lo compruebo por los portales digitales que se dedican a la televisión y también por compañeros que siguen en el negocio de la ficción. Constato dos cosas, se está generando más trabajo.

¿Sigue los productos españoles?

-Sigo más la ficción americana, pero he visto fragmentos de series españolas que demuestran que está cambiando la factura de las ficciones, es mucho más profesional.

¿Por ejemplo?

-Vis a vis, El ministerio del Tiempo? Son series que se están haciendo más a la americana.

¿Todo lo americano es bueno?

-Hay de todo, pero siempre nos hemos fijado mucho en cómo trabajan los americanos. Cada vez se hacen más series en España con modelos internacionales.

¿Se puede vivir bien de hacer guiones?

-Sí. Hay mucha gente que vive de hacer guiones. Escribir es una profesión y no está nada mal.

¿Se cobra bien?

-Antes de la crisis los guiones se cobraban muy bien. Sobre todo, para hacer algo que te gusta tanto estaba muy bien pagado. Antes de la crisis éramos gente muy joven y te podías encontrar con sueldos de 3.000 o 4.000 euros que iban subiendo cada año. Había buenos salarios.

¿Ahora?

-Los sueldos con la crisis se desplomaron hasta un 60% en función de lo que se cobraba antes.

¿Se fue a Nueva York por la crisis del sector televisivo?

-No. A mi chica le ofrecían trabajo allí, teníamos otras opciones porque también tenía trabajo en Bruselas o en Lisboa. Decía Woody Allen que había que vivir en apartamentos diferentes, con mi pareja he vivido en países y en continentes diferentes durante muchos años.

¿Se lleva bien?

-Se puede llevar bien. Ella estuvo en Italia y yo seguía en Madrid, estuvo en Marruecos, y yo en Madrid. En esta ocasión, había opciones más cercanas, pero salió la de Nueva York y allí nos fuimos.

¿Por qué a Nueva York sí le acompaño?

-Es que es Nueva York, lo tenemos muy idealizado, eso es verdad. Pero como guionista, monologuista o actor, me apetecía vivir el mundo del show business y la experiencia americana.

¿Le ha sido fácil el cambio?

-No. El año pasado fue duro, este es el segundo y estoy encantado de la vida. Le he dicho a ella que no me quiero ir. Pero sus contratos son de cinco años en cada país, se supone que nos quedan tres más y estoy en un momento en el que no me quiero marchar, he encontrado un lugar que me apasiona.

¿Cómo son las serie americanas viéndolas desde dentro? ¿Son tan buenas o solo vemos lo excelente?

-Son las dos cosas que dices. Hay una producción enorme, igual que en el cine. Las que más triunfan son las que salen fuera de Estados Unidos. Hay producciones muy malas, muy buenas y muy normalitas. Pero hay que tener en cuenta los presupuestos, el capítulo 9 de Juego de Tronos tiene más presupuesto que cualquier película europea.

Una barbaridad, ¿no?

-Mira, en cuestión de ficción, el papel no lo soporta todo porque luego hay que producirlo. En una novela puedes escribir lo que te dé la gana: explosiones, dinosaurios, tiroteos? Aquí, en televisión no lo puedes hacer porque las explosiones, los dinosaurios y los tiroteos cuestan una pasta.

¿En Estados Unidos sí?

-Hay mucho dinero para producir, pero también lo generan. Ganan tanto que se pueden permitir hacer producciones como la de Juego de Tronos con unos presupuestos escalofriantes.

Actor, guionista y ahora novelista. ¿Qué es usted realmente?

-En España es más complicado, hay que elegir. Yo empecé como actor, derivé en cómico y de ahí pasé al guión. En Estados Unidos valoran muchísimo que sepas hacer de todo y que seas actor, cómico y guionista.