Bilbao - Euskal Telebista afronta la nueva temporada, que comenzará en otoño, con nuevos programas que, según su director, incrementarán las audiencias. Es un hombre realista, sabe lo que se ve en ETB cuando se mira desde fuera y también desde dentro. Es partidario de un análisis interno, de darle una vuelta porque todo tiene sus ciclos. La entrevista está muy marcada por la muerte de Pello Sarasola, su antecesor en el cargo. De él recuerda su entusiasmo, su pasión, su forma de ver la vida y vivir el minuto a minuto.

Hace un año que es director. ¿Ha sido más difícil de lo que parecía?

-No. Ahora tengo un conocimiento cercano de lo que es la televisión y estoy más ilusionado que al principio. Después de verla por dentro, conocer el equipo de trabajo y ver las dificultades que tienes, me hace más ilusión que nunca dirigir la televisión de mi país; me lleva a comprometerme más, a ver la trascendencia de lo que hago y lo que digo.

¿Una experiencia fuerte?

-Apasionante e intensa, como me recordaba en más de una ocasión Pello Sarasola, el anterior director, que de esto sí que sabía, cuando me decía: “Edu, aunque tú estés de fin de semana, no te olvides que el sábado y el domingo computan igual que el resto de los días para la media de audiencia”. Ése era Pello Sarasola, y quiero hacerle un homenaje, que sepa que seguiremos sus indicaciones al detalle y seguiremos el minuto a minuto.

A pesar de estar Pello ya fuera de la televisión, siguió muy de cerca EITB los últimos meses...

-Su último mensaje lo recibí el martes pasado felicitándome por los datos de Kantugiro: “Zorionak, datu Kantugiro atzokoa”. Pello ha sido mucho Pello, lo sigue siendo, es uno de los referentes, habrá dos en este país como él en lo que es televisión y conocimiento del medio.

Si lo sé no vengo. ¿Lo ha pensado alguna vez?

-No, en ningún momento. Desde fuera tienes otra percepción, como que la gente está aquí muy tranquila e instalada en una dinámica. En la dirección de EITB hay gente que diariamente hace doscientos kilómetros para venir a trabajar a Bilbao cuando su plaza está a cinco minutos de su casa; cuando sales de EITB ves que a las ocho y las nueve de la noche hay luces encendidas. Los trabajadores de esta casa se creen esta televisión que hacemos, el equipo directivo se la cree. Ahora, es cierto, esta casa necesita un análisis interno y darle una vuelta porque todo el mundo cumple sus ciclos.

Este año está siendo duro en críticas por parte de los partidos en la oposición.

-Creo que no hay un sentimiento sincero en los partidos políticos y en la sociedad respecto a EITB. Mientras EITB siga saliendo en los medios de comunicación en las páginas de política, mientras los partidos la utilicen como un elemento más del rifirrafe político, no se va a hacer un análisis sincero sobre el papel que tiene que desempeñar esta televisión en el momento político y social que vive Euskadi en la actualidad.

¿Se resiente la televisión de estar en el ojo del huracán?

-Sí. Los que estamos aquí dentro, trabajadores y equipo directivo, somos profesionales que queremos hacer bien el trabajo y que esta televisión sea la más vista en este país. Eso se contradice con la política de la calle.

¿Por qué?

-Si todos creyéramos que esta tele es nuestra, de todos, el objetivo sería ponerla en positivo, defenderla, apoyarla y pelear para que sea la más vista. Si por el contrario estamos poniendo siempre en primer lugar las cosas que no están bien, que las hay (pero hay otras que si lo están); si lo hacemos de continuo, se crea una sensación de que esta casa está en cuestionamiento constante, y eso no favorece ni a los que trabajamos aquí, ni a la imagen de la cadena y tampoco a la sociedad.

¿Le dan muchos disgustos las audiencias?

-Todos los días te llevas algún disgusto y alguna alegría. Este año hay bastantes disgustos, pero también alegrías. Estamos en un momento en el que tenemos que sentar las bases del nuevo grupo EITB para el futuro.

¿Cómo se va a hacer?

-Hay formatos que llevan una serie de temporadas en antena y que por la lógica televisiva comienzan a dar síntomas de agotamiento; no es tarea fácil tratar de sustituirlos cuando han tenido mucho éxito: Goenkale termina este año y El Conquistador del Fin del Mundo no ha tenido los resultados que ha dado otras temporadas.

¿Qué van a hacer?

-No es fácil buscar alternativas con menos recursos, ése es nuestro reto. La televisión está difícil, hace dos años nadie hubiera dicho que el 35% de la cuota de pantalla se la llevarían las temáticas, estos canales eran casi residuales. A día de hoy, estamos un punto por debajo respecto al año pasado, pero con la parrilla que tenemos diseñada para este otoño estoy convencido de que vamos a paliar esa diferencia.

A su llegada a la dirección general de EITB, Maite Iturbe apostó sin condiciones por ETB-1. ¿Sigue en pie esa apuesta?

-Sí, era una apuesta que ya estaba en marcha cuando llegué y nuestra intención es mantener doce horas de producción inédita en la cadena.

¿Esa apuesta no limita las posibilidades de ETB-2 en tiempos de bajos presupuestos?

-Claro. Ahora mismo no está en cuestión el modelo de televisión: una ETB-1 generalista y una ETB-2 que cohesione, que nos informe, nos entretenga, pero en clave de país. Otra cosa es el modelo empresarial o la estructura de empresa, es sobre lo que creo que hay que reflexionar y hay que analizar.

Va a haber una comisión que estudie el modelo de EITB.

-Es un claro ejemplo de no querer afrontar el problema en su dimensión. El PSE sigue utilizando EITB como una herramienta para hacer oposición al Gobierno actual y Bildu también. Se han puesto de acuerdo en algo en lo que de salida cada uno iba con diferentes planteamientos. Al final se acuerda que es la universidad la que dirija la metodología. Pienso que la universidad para esto no sirve. Es un ente, con todos mis respetos, que está fuera del mercado.

¿Cómo hay que hacer el análisis de EITB?

-En clave de mercado, de cadena de televisión y de productos televisivos. La universidad es muy buena en otras cosas, pero en este caso está fuera de nuestra realidad. Pienso que tenía que ser al revés, que nosotros tendríamos que ir a la universidad a decirles qué tipo de profesionales necesitamos.

¿Qué presupuesto tiene usted para llenar las parrillas de dos cadenas?

-Ronda los treinta y dos millones de euros. Recientemente, el director de TVE decía que con 968 millones cuesta ser competitivo. ¡Qué vamos a decir nosotros! Pero ése es también nuestro mérito, nosotros hacemos con treinta lo que otros hacen con trescientos.

Se echan en falta en ETB-2 algunos formatos, una ficción propia, por poner un ejemplo.

-Eso es imposible, para 2015 tenemos ficción en euskera, Aitaren Etxea, y tenemos otra serie para 2016, Eskabetxerak, es la historia de unas rederas en un puerto vasco, también para ETB-1. Con los recursos que hay no podemos afrontar una serie en castellano y es algo que reivindicamos cuando pedimos más recursos al Gobierno. No olvidemos que hacer ficción es potenciar el sector audiovisual, es dar trabajo a actores.

¿Cómo está el sector audiovisual vasco?

-ETB estaba diseñada para tener alrededor un tejido industrial audiovisual que generara contenidos que ayudaran a esta cadena a ser competitiva. Hoy en día es preocupante la situación de este sector. En la medida que esté en mis manos, voy a tratar de ayudar a crear grupos de empresas potentes.

¿Faltan empresas potentes?

-Pienso que es mejor seis grupos de empresas -el número es aleatorio- con músculo financiero y creativo, que no tener difuminado el sector en empresas de dos o tres personas que se vinculan a un programa. Ésta es una reivindicación que hay que transmitir al Gobierno; no sé por qué este sector no es considerado de la misma forma que el del automóvil o el de los electrodomésticos.

¿Se ha renovado este sector?

-Ahora mismo pienso que el sector audiovisual que tenemos es un tanto viejo, tenemos que abrir puertas a los jóvenes que están en la calle con una creatividad desbordante y no tienen canales para poder participar en la producción y venta de formatos. Creo que se ha cumplido un ciclo a nivel de empresas y nosotros en la casa exactamente igual.