BURGOS - La mecánica, la chapa o la tapicería de un taller del automóvil van en este caso más allá de lo que estamos acostumbrados habitualmente cuando dejamos nuestro automóvil a reparar. En el taller de José Vicente Díez se dan cita muchas historias y muchas emociones, son vehículos con historias que contar y que son objeto de deseo por parte de muchos amantes de los clásicos del motor, pero, sobre todo, de aquellos que recuerdan modelos similares en sus épocas infantiles, adolescentes y juveniles. Desde mañana Discovery Max abrirá las puertas de este taller a los espectadores para mostrar auténticas joyas vintage sobre ruedas, a partir de las 22.30 horas.
¿Qué diferencias va a haber con la primera temporada?
-Cuando hicimos la primera entrega dimos a conocer lo que hacíamos, porque nunca se había hecho un programa de estas características. En esta segunda temporada hablamos más de mecánica y sacamos coches que han sido referencia de nuestra infancia y adolescencia.
¿Saldrá su equipo de trabajo?
-Sí. Saldrá Modesto, que es mi tapicero de toda la vida, y vamos a ver un auténtico artesano de los de siempre. Además, se incorpora otro artesano, en este caso de la madera y la chapa. Sí establecemos diferencias con la temporada anterior, tengo que decir que son unos capítulos mucho más dinámicos, más rápidos y más alegres. Pasamos a un segundo plano cosas que en la primera temporada fueron muy protagonistas.
¿Por ejemplo?
-El pueblo, la localización de nuestro taller, porque ya se entiende lo que somos y lo que hacemos.
Dicen que la burgalesa Quintanar de la Sierra se ha llenado de visitantes después de la emisión ‘House of cars’.
-Es lo que más hemos notado, de hecho hemos tenido que contratar nuevo personal para enseñar nuestro taller. Esto en los tiempos que corren es bueno; si algo ha hecho la tele es que hemos generado trabajo.
Vive en un pueblo pequeño, con pocos habitantes, pero antes de iniciar esta aventura era un hombre muy urbanita.
-Estaba en el sector químico, en una multinacional con un puesto de responsabilidad. Decidí dedicarme solo a los coches en el año 2000, aunque anteriormente compaginaba mi trabajo con los automóviles. Lo hablé con mi mujer, me apoyó y fue cuando me dediqué en exclusiva a los coches clásicos.
¿Ha encontrado la tranquilidad?
-Durante un tiempo sí, pero al cabo de unos años se ha presentado aquí la televisión y se nos ha venido abajo lo de vivir tranquilos, pero estoy muy contento. Esto es como todo, temporal.
¿De dónde le viene esa pasión por los coches que le hace dejar el mundo urbano e instalarse en un pueblo de apenas 2.000 habitantes?
-A todos los chicos cuando somos pequeños, ahora también a las chicas, nos gustan los coches. A lo largo de la vida vas tomando decisiones que te llevan por un camino. Yo lo tuve claro desde el principio, si no era en una primera etapa, en una segunda, me dedicaría a algo relacionado con los coches clásicos. A mí me viene desde pequeño, es algo muy pasional dedicarte a algo como esto, porque si no tienes pasión no lo puedes hacer.
¿Se gana dinero?
-Si lo que quieres es eso, ganar dinero, mejor te olvidas; invierte en bolsa o en cualquier otra cosa. Esto es totalmente pasional, es una forma de vida, es alejarte y dejar otras cosas por el camino.
¿Cuántos coches clásicos tiene en su colección privada?
-No te puedo decir, tampoco los cuento y no me gusta decirlo. La gente viene a vernos y ve lo que tenemos, y cada vez viene más gente por el pueblo.
¿Se ha convertido en un personaje?
-No. En eso quiero insistir mucho, no somos personajes de la tele, lo de la tele pasará, se irá y nosotros seguiremos nuestro trabajo. Lo hacemos con humildad y mucha dedicación. Yo voy a pasar el resto de mi vida restaurando coches, lo de la televisión es una anécdota.
¿Qué modelos de coches le llevan para restaurar?
-Cualquier tipo de vehículo, pero los que salen en televisión son tal vez los más espectaculares, los que gustan más a un público generalista. Nosotros nos encargamos de todo lo que nos traigan: hemos reparado desde un triciclo de reparto hasta Rolls.
¿Es cara la restauración de clásicos del automóvil?
-Sí. Depende del nivel de restauración, del coche y del estado en el que se encuentre. Si lo que queremos es poner en funcionamiento un coche de los años 80, se puede hacer con poquito dinero y seguro que va a dar muchas satisfacciones.
Supongo que hay clásicos que le harán vibrar más que otros a la hora de restaurarlos.
-Yo disfruto con cualquier coche. Cuando restauramos un Renault 4 latas o un Citroën Dos Caballos, son restauraciones económicas, nos los pasamos fenomenal, igual o mejor que con otros considerados de más nivel. Son coches superdivertidos.
¿Son coches que han pasado de generación en generación o son coches que se adquieren como antigüedad?
-Hay quien quiere recuperar el coche del abuelo o del padre, algunos lo conservan, otros no. Hay quien recuerda que el coche de su infancia o adolescencia fue vendido, y años más tarde quiere tener algo similar al coche de su familia.
Un trabajo con mucha carga emocional, ¿no?
-Sí, aquí somos muy devotos del coche que hubo en casa cuando éramos niños. Si tu padre tenía un Renault 8, un Seat 850 o cualquier otro, seguro que te gustaría tener un modelo similar. Hay modelos que tienen para todos nosotros una carga emocional y de recuerdos muy grande. Son parte de nuestras vidas.
¿Cuál es el coche de su familia que le ha quedado grabado en la mente?
-Conservo el coche con el aprendí a conducir, era el coche de mi madre, lo conservábamos en la familia y lo pude restaurar hace unos años. Es un Seat 850 del año 70, es el año en que yo nací, y, además, coincide que salió de fábrica el mismo día en el que yo nací, el 21 de junio.