NISSAN da cuerda al reloj vital del proyecto Juke con una pertinente puesta al corriente que alcanza al continente y a los contenidos. El resultado aporta un poco más de calidad a la receta, que también gana calidad: taza y media del desenfadado crossover, que persevera en su viaje solitario. Acompaña su tenue renovación formal con algunas mejoras funcionales (gana capacidad de carga) y con una más que interesante mecánica 1.2 de gasolina (116 CV). El recién llegado a los concesionarios despega desde la cota de los 16.500 euros.

El Juke jamás ha provocado indiferencia. Su irrupción en el mercado en verano de 2010 cortó la respiración de alguno y puso de acuerdo a la crítica, unánimemente convencida de que los diseñadores se habían pasado de frenada. Pero nunca llegaron a dar ese pequeño paso que separa la audacia del abismo. Tras el estupor inicial, el público comenzó a reconocer y a reclamar las cualidades del inaudito coche, de inmediato entronizado como icono de una categoría emergente. Así, lo que arrancó pareciendo una excentricidad de las cabezas pensantes de Nissan, acabó promoviendo una nueva categoría de coches: los crossover de bolsillo.

La revisión de aquel temerario proyecto procura ahora un superior énfasis a esa estética alegre y algo pendenciera que hace al Juke inconfundible. La remesa actual modifica varias de sus facciones, lo que, lejos de alterar su aspecto, no hace sino acentuar el singular estilo conocido.

Esta renovación del modelo, considerado el pionero de los ‘geteí’ de campo o de los utilitarios con disfraz de SUV, respeta las proporciones originales. Comienza retocando el semblante, que adopta una parrilla similar a la del último Qashqai, así como grupos ópticos más grandes y eficientes (puede llevar LEDs diurnos y xenón). Prosigue con la renovación de los retrovisores, readaptados para albergar intermitentes de diodos y, si coche equipa sistema Vision 360º, también las cámaras laterales. Los paragolpes parecen ahora más prominentes. Entre los complementos incorporados al repertorio figura un gran techo panorámico. Además, Nissan oferta ahora a sus parroquianos la posibilidad de personalizar el vehículo recurriendo al amplio menú de accesorios del Design Studio.

La edición 2014 destaca, asimismo, por dos aportaciones: nuevos motores de gasolina y la apreciable ampliación del portaequipajes. Las versiones de dos ruedas motrices consiguen un 40% más de volumen, con lo que el modelo pasa a disfrutar de 354 litros útiles (lo bastante para llevar una maleta grande y otra de tipo cabina de avión).

La segunda de estas mejoras obedece a la entrada en catálogo de dos propuestas motrices de gasolina. La más innovadora es la del propulsor 1.2. Esta unidad de cuatro cilindros turboalimentada, compartida con el nuevo Qashqai, brilla más en un soporte apreciablemente más ligero como es el Juke. Sus 116 caballos que aporta lo lanzan hasta 100 km/h en 10,8 segundos y permiten que ruede a una punta de 178 km/h.

Manteniendo un ritmo de conducción sosegado es posible acercarse a los 5,6 litros a los cien de promedio que prometen sus credenciales oficiales; las emisiones, en tal caso, se reducen a 129 g/km. Esta versión del Juke lleva Start&Stop y caja manual de seis marchas. Reclama al menos 18.300 euros, precio que la convierte en una alternativa bien sensata al motor gasóleo equiparable.

Asimismo recibe mejoras el motor 1.6 DIG-T (190 CV), el único que puede combinarse con tracción 4x4 y que está disponible también con cambio automático variable. La gama motriz se completa con mecánicas a gasolina de 96 y 117 CV, así como con el contrastado y eficaz gasóleo 1.5 dCi de 110.

Nissan adorna el Juke con cuatro definiciones de producto, que comienzan con unas dotaciones correctas y van sumando paulatinamente elementos hasta su equiparación con las berlinas mejor pertrechadas. El pequeño crossover cubre una horquilla económica que va desde 16.500 a 28.500 euros.