A Renault se le podrán discutir méritos, pero nunca el valor. La marca del rombo ha dejado suficientes testimonios de su valentía, a veces algo suicidas desde el punto de vista comercial, defendiendo sus ideas. Este año volverá a desconcertar al público con una tercera entrega del Twingo que pone del revés casi todos los preceptos del diseño contemporáneo. El utilitario modifica por completo el estilo conocido y cambia radicalmente la configuración, desplazando el motor a la zaga y recurriendo a tracción trasera.

La arriesgada apuesta persigue el objetivo de conquistar el mercado de los ciudadanos, segmento que este año aguarda una cosecha copiosa e interesante. Contribuyen a ella varios generalistas europeos. Volkswagen aporta la actualización de un Polo de dilatada trayectoria. También evoluciona el proyecto del 108, que Peugeot comparte con su firma hermana Citroën (C1) y con el socio ocasional Toyota (Aygo). El mercado de los pequeños, bien sean utilitarios modestos o modelos Premium comprimidos, también recibirá variantes de productos ya en activo: el deportivo S1 de Audi, la interpretación crossover Rocks del Opel Adam y la variante campera del Fiat Panda 4x4. Más adelante se desvelará la oferta Smart, que recupera propuestas de dos y de cuatro plazas

El Twingo es, con certeza, el más atrevido de todos. Protagoniza una drástica transformación que, de no mediar decoración y emblemas, dificultaría identificarlo como miembro de la familia Renault. La marca francesa da un golpe de timón y altera por segunda vez el rumbo de este proyecto emprendido veinte años atrás. En esta oportunidad no se trata de un simple cambio estético, sino que afecta a la integridad del coche.

El nuevo producto se ha diseñado partiendo de una hoja en blanco y haciendo gala de un talante contestatario. Ese planteamiento tiene su origen en la asociación con Daimler, con cuyo Smart mantendrá un parecido razonable.

Puestos a innovar, los encargados del proyecto han decidido darle la vuelta como a un calcetín. Para empezar, el discurso estético se pasa al enemigo e imita líneas que evocan una estampa retro bastante reconocible. En Renault dicen que el nuevo Twingo rememora los rasgos de la primera generación y también los del entrañable R5. Es una opinión.

No obstante hay quien sostiene otra distinta y considera que la estampa del próximo candidato muestra respeto por el viejo seiscientos. Alimentan esa impresión las formas redondeadas que perfilan su envoltorio de cinco puertas; las traseras camuflan los tiradores en los marcos de las ventanillas para simular el porte de un coupé. Por si fuera poco, al construc- tor francés se le ha ocurrido adoptar una configuración hasta ahora considerada anacrónica para un coche tan escueto: motor y tracción posteriores. Renault dice que así se libera más espacio a bordo, aunque no facilita de momento mediciones que lo corroboren. Tampoco menciona nada sobre la gama motriz al servicio del compacto.