Vitoria. Florentino Fernández no daba a basto con el número de peticiones de entrevistas que tenía que atender. Haciendo equilibrios en el alambre, atendió a todos los solicitantes. "Todo por Tu cara me suena, que empieza mañana y que es un gran programa en el que todos hemos trabajado mucho. Hay que entretener a los espectadores", señalaba contento el presentador y ahora concursante del show musical que conduce Manel Fuentes.
¿Saturado de entrevistas? No para usted.
Esto es como cuando te vas al hospital y te dicen: tienes que hacer un análisis de orina, ahora de heces, ahora respiración...
Uy, en qué consideración nos tiene.
Ja, ja, ja... No es por vosotros, que los que me conocéis ya sabéis que yo encantado de hablar sobre lo que estoy haciendo. Pero el catering está de puta madre y yo aún no he probado bocado... No puede ser.
De acuerdo con lo que dice, pero hablemos de televisión. ¿Cómo la ve? ¿Cómo cree que está?
Está como siempre, pero nos hacen pensar que está igual de mal que lo demás, que también está en crisis; así que no pasa nada, vamos a creérnoslo.
¿Está también Flo en crisis?
Sufro la misma crisis que sufre todo el mundo, pero procuro estar ocupado. La mejor forma de afrontar todo lo que está pasando es estando, no hay que ser ni el primero ni el último, lo que hay que hacer es estar, no quedarse fuera.
¿Cree que su cara suena?
Ja, ja, ja... A mí sí que me suena. Ahora, tiene que sonar a los espectadores y les tiene que gustar lo que hago. Mi presencia aquí es todo un reto para mí, así que espero que funcione.
Me sorprende que usted haya aceptado concursar en 'Tu cara me suena'. No le pega nada.
Eso pensaba yo. Mira, no te voy a engañar. Cuando me lo ofrecieron inicialmente no me veía. Les dije que lo agradecía mucho, pero que yo esto que se hace en el programa ya lo había hecho; me he disfrazado de 50.000 personajes y cantado.
¿Y cómo le convencieron?
Muy inteligentemente Tino Rovira me contestó: Esto no es parodiar, esto es imitar. Entonces me di cuenta que tenía razón y pensé: Pues es todo un reto, lo cojo.
Vaya, es usted un hombre fácil.
En casi todo, Ja, ja, ja... Pero lo paso fatal, cada vez que salgo a cantar lo paso mal. En mi vida he sentido tanto pánico.
Pero está acostumbrado a las cámaras, a los platós.
Es cierto, pero en lo que estoy haciendo no tengo recursos para salir airoso si me equivoco, no sé cantar. Me gusta la música, tengo sentido del ritmo, pero no sé imitar, sé parodiar. Cantar imitando es muy jodido, estoy como en un máster en el que me motiva saber que tengo que hacer muchos procesos.
¿Qué tipo de procesos?
Saberme muy bien la canción, ver cómo la canta el que yo imito, que tono de voz tiene, cosas técnicas que desconocía hasta el momento...
¿A quién va a imitar?
Llevamos tres programas grabados. La primera vez imité a Mario Vaquerizo, me dijeron que no era muy difícil, pero yo me puse muy nervioso. La segunda fue Andrea Boccelli, era más difícil pero lo pasé muy bien. Y el tercer programa que grabamos hoy -por ayer- imito a Robert Palmer, que me mola mucho. Simply Irresistible es una canción que me gusta mucho. Además, yo nunca había cantado en inglés.
Le veo encantado.
Ya, pero el reto es muy jodido y yo no creía que me iba a poner tan nervioso.
Si este programa lo ha hecho hasta Santiago Segura.
Sí, pero el no tiene talento, así que la diferencia es abismal. Ja, ja, ja... Es broma.
¿Qué resulta más difícil, imitar o parodiar?
Creo que es más complicado imitar, te puedes equivocar. Al parodiar puedes aumentar la realidad.
¿No se equivoca al parodiar?
Sí, cuando hago una parodia y me equivoco, tiro de esa equivocación para hacer más comedia. Si te equivocas cuando estás imitando, la has cagao y el resultado no sale bien. Después de las galas ya grabadas analizaba por qué me pongo tan nervioso cuando salgo al escenario... Yo salgo y no me pasa nada. El problema es lo que te decía antes: si me equivoco, no tengo recursos para aprovecharlo a mi favor. Así que el reto se me multiplica.
¿Es perfeccionista?
Me gusta tenerlo todo controlado y saber el por qué de las cosas. Y doy mucha guerra. Quiero saber cuál es mi tono y no me quedo contento con lo que me dice: Tu tono va de esta escala a esta otra. Pregunto cómo canto y me dicen que depende de la canción. Esto es como en la cocina: estás haciendo un sofrito y como se te queme el ajo se acabó.