vitoria. En la CBS estadounidense hay un espacio mítico con este título que nació el mismo año que usted, en 1968. ¿Estaba predestinado?
(se ríe) ¡Qué casualidad! Ese espacio es todo un referente en el periodismo y siempre ha tenido un perfil de informativo serio. Yo creo que el planteamiento del 60 minutos de ETB es diferente. Tenemos que combinar dos cosas: estar pegados a la actualidad y no ser demasiado serios.
El programa de EEUU es uno de los pilares del prestigio y la economía de esa cadena. ¿Usted empieza con objetivos más modestos?
Muchísimo más. Si conseguimos hacer un programa informativo en prime time que interese a la gente me doy por satisfecho, siempre con el objetivo de mantener el rigor y la claridad.
¿Es algo muy diferente a su trayectoria hasta ahora?
Para mí es un cambio de registro porque prácticamente todo lo que he hecho en ETB son informativos diarios en diferentes formatos, a veces locales, otras el Teleberri, en algunas ocasiones como presentador y otras como redactor, pero siempre pegado al día a día. Yo siempre he dicho que el minuto y medio que tenía para tratar un tema se me quedaba corto, así que este programa es un caramelo.
¿El programa continuará igual?
Yo me incorporo a un equipo que ya existe y la fórmula ha funcionado, así que no tiene por qué cambiar. El principal recurso son las entrevistas y después intentar aportar datos que las completan y contextualizan. Un programa de estas características tiene mucho trabajo de producción detrás y una de las claves está en seleccionar bien las voces que pueden ayudar a entender el tema que se aborda.
¿Es difícil seleccionar los temas?
Sí, sí. Ahora mismo para un programa de nuestras características el problema es decidir por dónde tiramos: corrupción, paro, reforma educativa, doping en el deporte...
¿Existe el riesgo de que la política fagocite este espacio, como pasa con muchos otros?
Hay que abrir el abanico, pero los temas políticos tienen mucha importancia. Por ejemplo, ¿un 60 minutos sobre la Sanidad es política? Pues seguro que va a haber opiniones políticas porque ahora mismo hay un debate político sobre el modelo sanitario, pero al mismo tiempo también es un debate social. Se mezclan mucho las cosas.
¿Es cierto que el director de informativos, Mikel Urretabizkaia, le hizo ponerse gafas para presentar su primer 'Teleberri'?
En julio de 1996 yo era relativamente joven para presentar un informativo y tenía cara de niño bueno. El jefe dijo que debía parecer más serio y mayor y me pusieron gafas sin graduación, como las de las azafatas del Un, dos, tres.
¿Se gustó en el espejo?
Cuando tienes 28 años y te proponen presentar un Teleberri con la única condición de que te pongas unas gafas, pues te las pones. Ahora me veo y me da la risa.
Tres años después, los informativos de ETB han recuperado el liderazgo. ¿Lo ha pasado mal este tiempo?
Cualquier periodista que vea que sus informativos son líderes y dejan de serlo no se puede sentir bien. Perder el liderazgo de audiencia, y por tanto la confianza de los espectadores, me entristeció.
¿Qué le parece que algunos responsables de televisiones aboguen por programaciones más 'light' para no agobiar al ciudadano?
Mi opinión personal es que a veces hay miedo de abordar determinados asuntos porque se piensa que van a aburrir a la audiencia. Yo creo que el problema no está en el tema, sino en si somos capaces de explicarlo y hacerlo atractivo.
Se consolidan espacios como 'Salvados'. ¿Están cambiando los gustos de la audiencia?
Precisamente Jordi Évole ha demostrado que se pueden hacer temas de gran calado para un público muy amplio. Pero hay que acertar con el tono y elegir bien los invitados.
¿Un país poco o mal informado es más fácil de manipular?
Sin ninguna duda.
Pues se cierran docenas de medios y miles de periodistas van al paro...
Tenemos algo de responsabilidad compartida. Hemos sido partícipes de un proceso de banalización al que no nos hemos opuesto, pero cada medio tiene su estilo y no me gustaría meter a todos en el mismo saco. Los periodistas también tenemos que hacer autocrítica. Si los ciudadanos sienten una cierta desafección por nosotros, hasta cierto punto nos la hemos ganado a pulso.
No será los profesionales, sino los empresarios de la comunicación...
Sí, las empresas. En 2012 se duplicó el paro entre los periodistas de Navarra y la CAV. ¡A ver quién es el valiente que encima se pone a plantarles cara a determinados planteamientos empresariales!
¿Cuál es su diagnóstico?
La profesión está muy mal por sus condiciones laborales y tampoco sé si nos estamos enterando del cambio de modelo que suponen los nuevos medios, la forma en que la gente accede a la información. Ahora mismo, más que información lo que le pido a un periodista es criterio e independencia. Si le damos eso a la gente, sí creo que tenemos futuro.